Poemas de Edmond Rostand 

Le linon 

Ce léger linon
Qui vous emmitoufle,
Mais à la façon
D’un souffle ;

Ce linon léger
Dont la candeur frêle
A le voltiger
D’une aile ;

Ce léger linon,
Assez diaphane
Pour qu’un seul rayon
Le fane ;

Ce linon, léger
Comme un fil de berge
Que fait voyager
La Vierge ;

Ce léger linon,
C’est votre pensée
Que les choses n’ont
Froissée !

Ce linon léger,
C’est, neigeuse flamme
Qu’un rien fait bouger,
Votre âme !

Ce léger linon,
Ce linon que j’aime,
Ce n’est rien sinon
Vous-même !

De: Les Romanesques, 1894

Cyrano de Bergerac

(fragmento)

¡Callaos! Tengo una idea.
Desde aquí desafío a toda la platea.
Acércate tú, valiente. Uno a uno,
quiero veros frente a frente.
¿Quién será el primero en la lista…? ¿Vos, señor?
No. Al primer duelista lo despacharé con honor,
con coraje y sin miedo.
Los que quieran morir que levanten el dedo.
El pudor os prohíbe ver desnudo mi acero.
¿Ni un hombre? ¿Ni un dedo?
Muy bien; seré sincero.
Borraré de la escena a este absurdo jabalí
utilizando con urgencia mi bisturí.

¿Qué pasa? ¿No os gusta mi nariz?
¿Os parece un poco grande?

Eso es muy corto, joven; yo os abono
que podríais variar bastante el tono.
Por ejemplo, agresivo: ?Si en mi cara
tuviese tal nariz, me la amputara?.

Amistoso: ?¿Al beber, se baña en vuestro vaso
o un embudo usáis al caso?

Descriptivo: ?¿Es un cabo? ¿Una escollera?
Mas, ¿qué digo? ¡Si es cordillera!?

Curioso: ?¿De qué os sirve ese accesorio?
¿De alacena, de caja, o de escritorio??

Burlón: ?¿Tanto a los pájaros amáis,
que en vuestro rostro una rama gorda les dejáis??

Brutal: ¿Podéis fumar sin que el vecino
grite ?¡Fuego en la chimenea!?

Fino: ?Para capas y sombreros
esa percha muy útil ha de seros?.

Solícito: ?Compradle una sombrilla,
el sol ardiente su color mancilla?.

Previsor: ?Tu nariz es un exceso;
buscad a la cabeza contrapeso?.

Dramático: ?Evitad riñas y enojos:
si os llegara a sangrar os daría un Mar Rojo?.

Enfático: ?¡Oh, nariz!… ¡Qué vendaval
te podría resfriar? Sólo el mistral?.

Respetuoso: ?Señor, bésoos la mano:
digna es vuestra nariz de un soberano?.

Ingenuo: ?¿De qué hazaña o qué portento
en memoria de qué se alzó este monumento?

Lisonjero: ?Nariz como la vuestra
es para un perfumista linda muestra?.

Lírico: ?¿Es una concha? ¿Sois tritón??
Rústico: ?¿Eso es una nariz o es un melón??

Militar: ?Si a un castillo se acomete,
aprontad la nariz, ¡terrible ariete!?.

Y finalmente práctico: ?¡ponedla en lotería;
el premio gordo esa nariz daría!?.

¡Osáis mirar mi nariz
esta vil desgariñada!…
¿Qué decís?… ¿Que la victoria
quien la ansía no la alcanza?…
¡Si no hay de triunfo esperanza
habrá esperanza de gloria!…

¿Qué queréis que haga?
¿Que deje de lado lo que amo y me desespere
por alcanzar la gloria, la fama y la fortuna?
¿Qué debo hacer?
¿Buscarme un protector, un amo tal vez,
y como hiedra oscura que sube la pared
medrando sibilina y con adulación,
cambiar de camisa según la ocasión?,
no gracias;

¿Dedicar este espectáculo a los banqueros?
¿O convertirme en bufón con la esperanza vil
de ver nacer una sonrisa en los labios de un ministro,
o besar los pies de un obispo
para obtener así su recomendación?
No, gracias.

Desayunar cada día un sapo,
tener el vientre panzón y un papo
que me llegue a las rodillas,
de tanto hacer reverencias pestilentes.
No, gracias.

Adular el talento de los camelos,
vivir aterrorizado por infames viveros
y repetir sin tregua: ?¡Señores, soy un loro,
quiero ver mi nombre escrito en letras de oro!?
No, gracias.

Sentir terror a los anatemas.
Preferir las calumnias a los poemas.
Traicionar medallas, urdir falacias.
No, gracias. No, gracias.
No, gracias.

Pero cantar, soñar, reír, ¡vivir!
estar solo, ser libre, tener el ojo avizor,
la voz que vibre. Ponerme por sombrero el universo.
Por un sí o por un no batirme o hacer un verso;
despreciar con valor la gloria y la fortuna,
viajar con la imaginación hacia la Luna,
sólo al que vale reconocer los méritos.
No pagar jamás favores pretéritos,
renunciar para siempre a cadenas y protocolos…
Posiblemente no volar muy alto, pero solo, ¡solo!

¿Cuántos sois? ¿Sois más de mil?
¡Os conozco! ¡Sois la Ira!
¡El Prejuicio! ¡La mentira!
¡La envidia cobarde y vil!…
¿Que yo pacte? ¿Pactar yo?
¡Te conozco, Estupidez!
¡No cabe en mi tal doblez!
¡Morir, sí! ¡Venderme, no!

Conmigo vais a acabar.
¡No importa! ¡La muerte espero
y en tanto que llega, quiero
luchar… y siempre luchar!
¡Todo me lo quitaréis!
¡Todo! ¡El laurel y la rosa!
¡Pero quédame una cosa
que arrancarme no podréis!
El fango del deshonor
jamás llegó a salpicarla;
y hoy, en el cielo, al dejarla
a las plantas del Señor,
he de mostrar sin empacho
que, ajena a toda vileza,
fue dechado de pureza
siempre; y es… mi penacho.

(EL IMPORTUNO va retrocediendo a medida que CYRANO avanza contra él)

CYRANO ¿Por qué la miráis pues? (Refiriéndose a su enorme nariz)

EL IMPORTUNO

No….

CYRANO

¿Os desagrada?
¿Cómo una trompa es blanda, o encorvada cual pico del cóndor?

EL IMPORTUNO

Yo….

CYRANO

¿Pasea una mosca por ella?

EL IMPORTUNO

Señor…

CYRANO

¿Fea os parece? ¿En su punta habéis notado tal vez un lobadillo?

EL IMPORTUNO

Buen cuidado tuve de no mirarla, caballero.

CYRANO

¿Y por qué no mirarla? ¡Majadero!

EL IMPORTUNO

Señor…, yo no creía…, francamente.

CYRANO

¿No es sano su color? ¿Es indecente su forma?

EL IMPORTUNO

No pensé…

CYRANO

Pues ¿cómo, ¡necio!, tratáis a mi nariz con tal desprecio si en ella nada halláis de extraordinario? ¿Es demasiado grande?

EL IMPORTUNO (Balbuciendo)

No…, al contrario… pequeña…, pequeñita…, diminuta…

CYRANO

¡Insensato! ¡Quien tacha tal me imputa…

EL IMPORTUNO

¡Santo Dios!

CYRANO

…mi clemencia no demande!
¿Pequeña mi nariz? ¡Bellaco! ¡Grande, enorme es mi nariz! Chato ridículo, 
¿No sabéis que es mi orgullo este adminículo?
¿Qué es una gran nariz, romo insolente?

Condición de hombre honrado, fiel, valiente, liberal, ingenioso y bien nacido, tal como soy y vos nunca habéis sido; puesto que anduvo por demás avara con vos naturaleza en esa cara que sobre vuestros hombros va mi mano a encontrar, tan desnuda, ruin villano, de majestad, nobleza, donosura, ingenio, distinción, gracia, finura, y de nariz, en fin….

(Le da un bofetón)

EL IMPORTUNO

¡Ay!

CYRANO

….como aquella…

(Le vuelve de espaldas y une la acción a la palabra)

Que al fin de vuestra espalda mi pie sella.

EL IMPORTUNO

¡Socorro! (Huyendo).

CYRANO

Y este ejemplo nunca deben olvidar los burlones que se atreven a hacer de mi nariz chacota y chanza; sin dejarlos huir, según mi usanza, le doy, cuando es el chusco caballero, en vez de suela, y por delante, acero.

Edmond Rostand y Rosemonde Gérard, cuando tenían 23 y 20 años respectivamente

Beso

… qué es, señora, un beso?

ROXANA

¿Sois vos?

CYRANO:

Yo soy.

ROXANA:

Y habláis de… de un…

CYRANO:

Beso.
Dulce fuera el vocablo en vuestra boca,
mas no lo pronunciáis. Si os quema el labio,
¿qué no haría la acción? Sed generosa,
venced vuestro temor… sin daros cuenta.
Ha poco os deslizasteis sin zozobra
de la risa al suspiro y del suspiro
al llanto… Deslizaos más ahora
y llegaréis al beso sin notarlo,
pues la distancia entre ambos es tan poca
que un solo escalofrío los separa.

ROXANA:

¡Callad!

CYRANO:

Al fin y al cabo, ¿qué es, señora,
un beso? Un juramento hecho de cerca;
un subrayado de color rosa
que al verbo amar añaden; un secreto
que confunde el oído con la boca;
una declaración que se confirma;
una oferta que el labio corrobora;
un instante que tiene algo de eterno
y pasa como abeja rumorosa;
una comunión sellada encima
del cáliz de una flor; sublime forma
de saborear el alma a flor de labio
y aspirar del amor todo el aroma.

Edmond Eugène Alexis Rostand (Marsella, Francia, 1 de abril de 1868-París, 2 de diciembre de 1918). Poeta y dramaturgo neorromántico francés. Es famoso por su obra sobre la figura de Cyrano de Bergerac, estrenada en París en 1897 en el Théâtre de la Porte Saint-Martin. 

Edmond Rostand nació en el seno de una familia acomodada en Marsella. Su padre Eugène Rostand fue economista, miembro de la Académie des Ciencies Politiques et Morales de Marsella y en su tiempo libre: poeta y traductor de Cátulo; su abuelo Alexis-Joseph Rostand (1769-1854) fue alcalde de Marsella; su tía Victorine Rostand fue poeta; y su tío Alexis Rostand fue compositor y crítico musical.

Entre 1878 y 1884 Edmond cursó estudios en el Marseilles Lycé. A continuación inició estudios de literatura, historia y filosofía en el Collège Stanislas de París y cursó la carrera de derecho en la Universidad de París, tal y como deseaba su padre. Allí se estableció posteriormente sin ejercer su profesión.

Edmond Rostand participó en 1887 en el concurso organizado por su padre, en la Académie des Arts et des Lettres de Marseille, consiguiendo el primer premio. También en 1887 escribió los ensayos en prosa “Deux romanciers de Provence: Honoré d’Urfé et Émile Zola” y “Le costume du petit Jacques“. En esta época publicó poemas y ensayos en la revista literaria “Mireille“.

En 1888 escribió su primera obra de teatro: Le gant rouge seguido de un volumen de poesía en 1890 Les musardises. Ese mismo año contrajo matrimonio con la poeta  Rosemonde Gérard. Tuvieron dos hijos Maurice y Jean. En 1891 escribió Les Deux Pierrots .

 Rosemonde fue la primera lectora de su marido, volvió a copiar sus escritos a mano y poco legibles, repitió borradores abandonados y le dio confianza en los largos momentos de duda y en las épocas más importantes, ya que Rostand desde el principio de su carrera fue presa de una duda enfermiza que jamás le dejó.

En 1894 presentó una comedia teatral exitosa: Les romanesques. La obra permitió a Edmond Rostand conocer a dos personas determinantes en su éxito futuro: el actor Coquelin que años más tarde protagonizaría el primer Cyrano de Bergerac y la actriz Sarah Bernhardt. “Les romanesques” fue posteriormente adaptada para realizar el musical estadounidense titulado “The fantasticks“, dirigida por primera vez en 1900 por George Fleming y que se representaría en Broadway y en todos los Estados Unidos de manera continuada a través de los tiempos, ostentándo el récord de permanencia en escena, de toda la historia teatral.

A continuación escribió dos piezas para Sarah Bernhardt: “La princesse lointaine”(La princesa lejana), representada en 1895, y “La samaritaine”(La Samaritana), representada en 1897. El 9 de octubre de 1909 Margarita Xirgu junto con Enric Borràs, estrenó en el Teatre Principal de Barcelona “La princesse lointaine” (La princesa llunyana), traducida por Lluís Via i Boada.

Pero fue su obra Cyrano de Bergerac estrenada el 27 de diciembre de 1897 la que le aportó una inmensa gloria. Este drama en verso está basado en un personaje histórico. Fue un poeta, dramaturgo y pensador que nació en París el 6 de marzo de 1619 y se llamaba Hercule Savinien de Cyrano (en 1638 agregó a su nombre el de la tierra de su familia en Bergerac). El texto de Rostand presenta al poeta y espadachín que da título a la obra, secretamente enamorado de su bella prima Roxana. Cyrano no se atreve a declararle su amor a causa de su fealdad y por temor a ser rechazado. Pero ayudará a un joven cadete, Christian de Neuvillette, a conquistar a Roxana dictándole cartas y frases que al menos le sirven para expresar esa pasión.

Su temor al fracaso con esta obra fue tal que llegó a reunir a sus actores unos minutos antes de la primera representación para pedirles perdón por haberles involucrado en una obra tan arriesgada. A partir del entreacto la sala aplaudía de pie y Rostand fue felicitado por un ministro del gobierno tras su finalización entregándole su propia medalla de la Legión de honor para felicitarle añadiendo que tan solo se está adelantando ligeramente en el tiempo con esta condecoración. La obra finalizó con veinte minutos de aplauso ininterrumpido por parte del público.

La obra retomaba el orgullo francés a través de un carismático héroe tras la pérdida militar de Alsacia-Lorena en 1870. Cyrano terminó consagrándose en la literatura francesa no solo por sus hazañas, sino por sus poemas y, sobre todo, por su nariz prominente. 

Un reconocimiento parecido obtuvo su obra siguiente, “L’aiglon”(El Aguilucho), creada en marzo de 1900, que tiene como protagonista al hijo de Napoleón Bonaparte. Tras este doble éxito de público, a pesar de que la críticas no fueron favorables, en 1901, con tan solo 33 años, ingresó a la Academia Francesa.

 Con el éxito vino también la gloria y sus inconvenientes: Rostand se hizo famoso y una figura del “todo París” y era solicitado en todas partes.

  Rostand llevaba mal la fama y su salud se resentía, por lo que, enfermo de pulmonía , se retiró a la región de Cambo, en el País Vasco francés. Conoció el lugar en 1900 al cuidarse de una pleuresia e inmediatamente decidió instalarse en Cambo-les-Bains. En 1903 mandó edificar una suntuosa mansión, Villa Arnaga cuyas obras finalizaron en 1906. Con el apoyo de su esposa Rosemonde, Rostand se ocupó de la decoración, el ambiente y el alma del lugar. Un trozo del bien cuidado jardín que la rodea es una hermosa copia del Petit Trianon versallés. Actualmente es un museo, catalogado como “Monumento Histórico”, y anteriormente fué denominado “Jardín Destacado” y “Casas de los Ilustres“.

En 1908 publicó la pantomima en verso “Le bois sacré” y durante esta época colaboró en la revista literaria y musical dirigida por Théodore Botrel, “La Bonne Chanson, Revue du Foyer“.

Las relaciones con su mujer se degradaron, teniendo ambos amantes fuera del matrimonio, hasta que en 1913 se separaron definitivamente, quedándose cada uno con un hijo: Jean con Edmond y Maurice con Rosemonde. A partir de 1914 Rostand se implicó mucho dando soporte a los soldados franceses en la Primera Guerra Mundial. La guerra pareció devolverle un soplo de vida nuevo al poeta, desplazándose muchas veces al frente.

 La noche del 7 de enero de 1910, se estrenó su comedia “Chantecler” en el Théâtre de la Porte Saint-Martin de París y el importe de las localidades vendidas para las primeras representaciones de la obra, ascendió a la enorme suma de doscientos mil francos. “Chantecler” desconcertó al auditorio y a los críticos, por sus audacias formales. En su estreno el “todo París” silbó la representación y constituyó un sonoro fracaso, por lo cual Rostand regresó rápidamente a villa Arnaga, sin cesar en su producción literaria aunque nunca más estrenó otra obra teatral en vida. 

En 1915 y tras divorciarse de Rosemonde, Edmond se casó con la actriz  Mary Marquet.

Cuando en 1918 se anunció el final de la guerra, marchó a París para reponer las representaciones de “L’aiglon” en el festejo de la victoria y contrajo la gripe española, muriendo el 2 de diciembre de 1918 en París, a los 50 años de edad.

Edmond Rostand está enterrado en el el cementerio de Saint-Pierre de Marseille, su ciudad natal.

Póstumamente se publicaron La última noche de don Juan,( para muchos su mejor pieza), y El vuelo de la Marsellesa, (poemas inspirados en la Primera Guerra Mundial), ambos fueron publicados en 1921.

El nombre de Edmon Rostand ha perdurado en la memoria literaria como el creador de “Cyrano de Bergerac”, un personaje que superó la fama de su creador. El resto de su obra cayó en el olvido.

El cine se ocupó dos veces de Cyrano. La primera en 1950, en versión norteamericana dirigida por Michael Gordon (1909-1993) y protagonizada por José Ferrer (1909-1992), quien gano el Oscar por su interpretación , y la segunda en 1990, en versión francesa dirigida por Jean Paul Rappeneau (1932) y protagonizada por Gérard Depardieu (1947).

En el año 2009 una obra escrita por el autor de Cyrano de Bergerac fué descubierta en el Archivo Nacional francés más de un siglo después de que el propio escritor intentara destruir todas las copias.

«El guante rojo», un vodevil escrito una década antes de «Cyrano de Bergerac» y cuando Rostand tenía sólo 20 años, fue retirada después de 17 representaciones.

Después del éxito de Cyrano, Rostand se avergonzó tanto que pagó a un teatro para que no exhibiese la obra y e incluso intentó que el manuscrito despareciese.

Enlaces de interés :

http://margaritaxirgu.es/castellano/vivencia3/118rostc/118rostc.htm

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rostand_edmond.htm

El rostro y la elocuencia

http://eljineteinsomne2.blogspot.com/2008/10/hercule-savinien-y-edmond-rostand-la.html

https://algundiaenalgunaparte.com/2009/08/03/aparece-el-guante-rojo-de-edmond-rostand/

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