10 Poemas de Álvaro Cunqueiro

O vagabundo

Metín tódolos meus días nun fardelo mendado
e boteime a andar.
Eu mesmo faguía os camiños que me levaban
lonxe, mais aló dos bosques,
pola beira do mar, polo mar mesmo.
E no fardelo, a carón dos días meus,
—infancia, mocidade, madureza, vellice—
iba metendo o pan das esmolas.
Algunha vez o pan aínda estaba quente i ó tocalo
resucitaba un día de meu no que, mociño,
ollei unha dona fermosa que collía frores no xardín.
No sur, agasallábanme con vasos de viño.
Pro, xa é tempo de volver. Canso, e xa non sei soñar.
Coma un trobo rachado por un raio,
ya non enxamian as abellas no verán
drento de min. Soños non hai nin inquedanzas.
Na vella casa farei lume, e contareille ás chamas
como é que morre un vagabundo.

El vagabundo

Metí todos mis días en un hatillo remendado
y me eché a andar.
Yo mismo hacía los caminos que me llevaban
lejos, mas allá de los bosques,
por la orilla del mar, por el mar mismo.
Y en el hatillo, al lado de los días míos,
—infancia, juventud, madurez, vejez—
iba metiendo el pan de las limosnas.
Alguna vez el pan estaba aún caliente y al tocarlo
resucitaba un día mío en el que, muy joven,
vi a una mujer hermosa que cogía flores en el jardín.
En el sur me agasajaban con vasos de vino.
Pero ya es tiempo de volver. Me canso, y ya no sé soñar.
Como una colmena hendida por un rayo
ya no enjambran las abejas en verano
dentro de mí. Sueños no hay, ni inquietudes.
En la vieja casa haré lumbre y le contaré a las llamas
de qué modo muere un vagabundo.

Puerto

Sol:
         Cinco ventanas colgadas
         de la misma alba rosa:
         vivas,
                     intactas,
                                       desnudas,
         con anhelos de manos,
         como espejos de mástiles.

Sombra:
          Cinco ventanas colgadas
          de la misma alba turbia:
          calladas,
                             llanas,
                                          duras,
           sin afanes de presencia,
           sin afanes de huida.

Siempre:
           Cinco ventanas: sólo.

De “Mar ao norde” 1932
Traducción de Vicente Araguas

Le dije a la Tórtola

Le dije a la tórtola: ¡Pase mi señora!
Y se fue por el medio y medio del otoño
por entre los abedules, sobre el río.
Mi ángel de la guardia, con las alas bajo el brazo derecho,
en la mano izquierda la calabaza de agua,
mirando a la tórtola irse, comentó:
-Cualquier día sin darte cuenta de lo que haces
dices: ¡Pase mi señora!
y es a tu alma a quien despides como un ave
en una mañana de primavera
o en un atardecer de otoño.

Parque

Siegas llamadas por tributo: rosas
Flor trigal espacio travesía.
Como nudos cortados: Ala infancias.
De claro nombre en risas reflejadas
nueva estampas pastoral en llanto de niño
igual vidrio agobiado en la luz fundida.
Pastora:
sí pastora: íntima rueda
que corazón de calle –¡ay! en cursiva–
distancias al volver río en espejos
¡cada mano cada sol cada tristeza!
nocturno amante en rocas sin alambres:
doble parque vacío doble parque
igual vidrio agobiado en luz fundida.

De Poemas do si e non (1933)

En medio de su pecho los veleros…

En medio de su pecho los veleros habían armado una red tímida
que tenía una voz llena de lámparas y eclipses
y un párpado tejido por los vientos.

Ella seguía siendo universal y nítida.

Una garganta llena de distancias
era la flauta que encantaba los ecos olvidados en el fondo de las
corrientes marinas,
penetradas de cauces desde las islas negras de sus ojos.

Ella estaba lejos de todo. Todo estaba al lado suyo.

De: Poemas do si non (1933)
Traducción de Vicente Araguas y Cesar A. Molina

Soledades de mi blanca señora

¿Me escuchas así, mi señora amada, 
cuando de mi pecho la trova arde,
o detrás de ti la sombra de mi sueño
locamente la tuya apresa y besa?

¡Oh dulce el peso de tu cuerpo en mi mente echado!
En este río de mi vagar sin fin,
¿qué incendiado navío no navegas en la noche?

-¿Por qué este corazón tanta flor marchita,
por qué no es mortal de tanto fuego la ceniza,
por qué aún soy yo de tanta palabra la boca?

Mi blanca señora, cuerpo delgado:
este bosque es del tiempo de la más reciente luna,
y ese  malvís que tanto aire enflauta
cada día que amanece renace y silba.
Amante, en mi vaso todavía canta la sed.

¡Esa luna nevada, amor, que de tu cuerpo
crece con la noche sobre las cumbres de mis ojos!

Deja que florezca, al abrigo de los cerezos
en las islas de tus ojos el alba rumorosa.
Adormece a mi lado, mientras se quiebra el día
bajo un techo de alabanzas, tímidas cantadoras.

-¡Ese sueño que por dentro se desliza
y poco a poco se asoma a mi rostro!
¿Hace falta, quizás, un caballo rojo
o un ala mortal y fría para saltar afuera de esta lengua de fuego?



De “Dona do corpo delgado” 1950
Traducción de Vicente Araguas

Al otro lado

Al otro lado me dijeron
los viejos se van convirtiendo en árboles
viejos también sin hojas en el lado del sol
aguardando sin saber qué, mudos.

Pero súbitamente un árbol cualquiera
siente subir dentro de él la savia de un sueño
al borde de la muerte ya, pero todavía
tibio como la leche de la madre.

El sueño va subiendo por las venas del árbol
una vida entera que pasa
hasta hacerse pájaro en una rama
un pájaro que recuerda, canta y se marcha
poco antes de que todos los árboles mueran.

Si yo me hago árbol viejo al otro lado del río
y me toca ser el árbol que recuerda y sueña
puedes estar bien segura que soñaré contigo

con tus ojos grises como el alba
y con tu sonrisa
con la cual se vistieron los labios de los rosales
en los días mas felices.

Retorno de Ulises

Pendiente y pensativa Penélope
pierdo ovillo nueve nuevamente canto.

Ese rostro que a las aguas envidiando
cómo sonríe tejiendo cuando el viento:
a las aguas cómo sonríe envidia que tejiendo
ese rostro en que pende que amanezca.
Cuando el viento el ovillo ovilloviento lleva,
-los largos dedos que nacieron flautas
en la boca de Ulises, cuando estaba enamorado.
Digo que los largos dedos no resisten
el polvo del viento que en los olivares,
los largos dedos que sorprendidos dicen
ovillo viento, ovillo nueve pido,
mi corazón tejiendo mar y sueño
bajo ese puente de ríos ignorados.

¡Oh Venus! ¿Adónde va el hilo revoloteando
que mis blancas piernas amorosas,
adónde los molinos, donde el viento gira,
cauces por donde el viento pasa, pisa?
¡Te digo Venus por arbustos, vallados,
rocas, caminos, puentes, silbidos,
ese hilo es un rostro que sonríe tejido:
acordándome ahora estoy que en el ovillo
nueve los labios cuando se pliegan habla.
¡Solamente dicen cuándo llega la sed
por los celestes puentes de esas islas?

De “Herba aquí ou acolá” 1980
Traducción de César Antonio Molina

Eu quixera ter as voces 

Eu quixera ter tódalas voces,  
as que sirven pra decir amor.  
A voz da nai que dende a fiestra  
adeus di ó fillo que vai pró mar.  
—I-a voz da nai, que dende a porta,  
¡benvido sexas! di ó fillo que ven do mar.  
E tamén ó home, ou ó amante.  
Pra decir amor ten que haber voces como de bosque  
ou de río en fervenza, e deloutras  
soaves coma unha pel soave.  
A voz de Francisco pra decir amor a toda cousa  
e voces de amor carnal, cáseque salaios.  
I-a final, cando tivera tódalas voces,  
—adeus, namorada miña, que vas a mondar  
arroz nas lagoas, adeus, dama de Duino  
que choras bágoas de ouro i-encaixe de Venecia!  
á final, digo, ser dono disa voz segreda  
que somentes un ouvido escoite,  
que ven coma ven a noite,  
sin saber de onde,  
vestíndose a sua chambra de estrelas. 

Yo quisiera tener las voces 

Yo quisiera tener todas las voces,  
las que sirven para decir amor.  
La voz de la madre que desde la ventana  
¡adiós! dice al hijo que se va al mar.  
—Y la voz de la madre, que desde la puerta,  
¡bienvenido seas! dice al hijo que viene del mar.—  
Y también al hombre, o al amante.  
Para decir amor tiene que haber voces como de bosque  
o de río en cascada, y aun otras  
suaves como una piel suave.  
La voz de Francisco para decir amor a toda cosa  
y voces de amor carnal, casi suspiros.  
Y al final, cuando tuviera todas las voces,  
—¡adiós, enamorada mía, que vas a mondar  
arroz a las lagunas; adiós, dama de Duino  
que lloras lágrimas de oro y encaje de Venecia!—  
al final, digo, ser dueño de esa voz secreta  
que solamente un oído escuche,  
que viene como viene la noche,  
sin saber de donde,  
poniéndose su blusa de estrellas.  

Poemas apócrifos  Poesía 1933-1981, editorial Galaxia (2011)

Aínda non sei para que…

Ten de haber por ahí xente  
á que lle sobre un pouco de tempo da súa vida,  
e podería darmo a min, que esgoto o meu  
deitado na miña sede, a carón da area quente  
e do esquelete do cervo que coidaba  
que ao norde había fontes de auga fresca.  
Os meus ollos xa non saben distinguir un arbre no outono  
dunha muller que se ergue do chan  
despoixas de ter parido un neno louro  
e o levanta sober da súa cabeza.  
Non diferencio as falas nin os ventos  
e teño xa esquencido o colo da miña nai  
e a Katty, á que biquei nunha orella e chorou.  
Morrendo, pido unha esmola de tempo  
aínda que non sei para que…  

Aún no sé para qué… 

 
Debe haber por ahí gente  
a la que le sobre un poco de tiempo de su vida,  
y podría dármelo a mí, que agoto el mío  
echado en mi asiento, al lado de la arena caliente  
y del esqueleto del ciervo que creía  
que al norte había fuentes de agua fresca.  
Mis ojos ya no saben distinguir un árbol en otoño  
de una mujer que se yergue del suelo  
después de haber parido un niño rubio  
y lo levanta sobre su cabeza.  
No diferencio las lenguas ni los vientos  
y he olvidado ya el regazo de mi madre  
y a Katty, a la que besé en una oreja y lloró.  
Muriendo, pido una limosna de tiempo  
aunque no sé para qué…  

 Poemas apócrifos  Poesía 1933-1981, editorial Galaxia( 2011)

Álvaro Cunqueiro Mora (Mondoñedo, España, 22 de diciembre de 1911-Vigo, España, 28 de febrero de 1981). Poeta, novelista, dramaturgo, periodista y gastrónomo.  Hijo de Pepita Mora Moirón y de Joaquín Cunqueiro Montenegro. Su padre, de familia noble, regenta la farmacia aneja a la catedral, y su madre es miembro de una distinguida familia de la comarca. El ambiente familiar es propicio para que Álvaro se interese desde pequeño por la cultura y las letras.

En 1921 es enviado a Lugo para cursar el bachiller, primero en el Colegio de los Hermanos Maristas y luego en el Instituto General y Técnico, donde lo termina.

Estudia Filosofía y Letras en la Universidad de Santiago de Compostela entre 1927 y 1934( parece que no terminó la carrera). Siguió leyendo con enorme dedicación a sus poetas preferidos: Antonio Machado, Lorca, Alberti, y a los poetas franceses Pierre de Ronsard, conocido como el príncipe de los poetas, Paul Valéry, etc. y a los gallegos Rosalía de Castro y Ramón del Valle-Inclán.

En 1929 colabora en varias revistas, como Vallibria y Galiza. En 1931 muere su madre y Cunqueiro se afilia al partido Galeguista. Publica su primer libro de poemas, Mar ao Norde, en 1932, seguido por Poemas do sí e non en 1933. Compagina esta actividad con sus colaboraciones (poemas y artículos) en otras revistas y diarios como CéltigaDescobrimento, y El Compostelano.

Durante la Guerra Civil, y vinculado al nacionalismo conservador del Partido Galeguista, se refugia en Ortigueira, donde trabaja como profesor en el colegio Santa Marta y colabora asiduamente en el semanario de la institución. En 1938 se da de alta en el Registro General de Periodistas y comienza a ser conocido por su trabajo en castellano en las publicaciones Pueblo gallego de Vigo, La voz de España de San Sebastián, y el ABC de Madrid. El 18 de diciembre de 1940 contrae matrimonio con Elvira González-Seco Seoane en Mondoñedo.

En 1940 publica Elegías y canciones y también sus conocidas obras de teatro Rogelia en Finisterre (1941), El caballero, la muerte y el diablo y otras dos o tres historias (1945), La balada de las damas del tiempo pasado (1945), y San Gonzalo (1945). 

Desde Madrid colabora esporádicamente en revistas literarias como Finisterre Posío. En 1944 se le retira el carné de periodista debido a un incidente con el embajador francés, que le había encargado una serie de artículos, que cobró por adelantado y nunca llegó a escribir,lo que hizo que el director general de Prensa, Juan Aparicio, le retirase el carné.

En 1946 decide retornar a Galicia, donde continúa su labor intelectual y su colaboración con los principales periódicos gallegos.

 Continuan sus publicaciones como Merlín e Familia i outras historias(1955),  El caballero, la muerte y el Diablo y As crónicas do Sochantre(1956),  O incerto señor don Hamlet (1958). En 1960 gana el Premio Nacional de la Crítica por las Crónicas de Sochantre, traducción al castellano de As crónicas do Sochantre. Publica Las Mocedades de Ulises y Escola de Menciñeiros. Es nombrado Cronista Oficial de Mondoñedo.

En 1964 ingresa en la Real Academia Gallega con su discurso Tesouros novos e vellos, una pieza clásica de la literatura gallega contemporánea.

 Siguen publicaciones como Xente de Aquí e de acolá, y Vigo y su Ría (1971), Vida y fugas de Fanto Fantini(1972), Tertulia de boticas prodigiosas y escuela de curanderos,(1976), dedicada a su padre, y en 1980 se publican sus Obras Completas (primer tomo).

Como escritor gana numerosos premios, entre los que destacan el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Nadal, y como periodista, el afamado Premio Conde de Godó.  Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Santiago de Compostela(1980)

Cunqueiro falleció en Vigo, Pontevedra, el 28 de febrero de 1981.
Por expreso deseo suyo en su tumba figura el epitafio en gallego: «Eiqui xaz alguén, que coa súa obra, fixo que Galicia durase mil primaveras máis» (Aquí yace alguien, que, con su obra, hizo que Galicia durase mil primaveras más).

El día 17 de mayo de 1991 tiene lugar la celebración en su honor de las Letras Galegas. En la actualidad varios premios llevan su nombre, como el Premio Nacional de Periodismo Gastronómico y el Premio Álvaro Cunqueiro para Textos Teatrais.

Se puede visitar su casa-museo en Mondoñedo

Enlaces de interés :

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https://www.nodulo.org/ec/2012/n130p09.htm

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