4 Poemas y 9 Microrrelatos de Ana María Shua

Odio viajar en auto

Viajar en auto es bobo,
no es nada divertido,
y de tan aburrido
es casi parecido
a no poder dormir:
¡yo quiero haber llegado
pero no quiero ir!
No quiero contar autos
como ovejitas blancas
que saltan una cerca,
que pasan, que pasamos
que van para otro lado,
no quiero ver las torres
de la electricidad
volando tan veloces
que no alcanzo a contar.
Y mi hermanito llora,
papá siempre se enoja,
mamá nos grita basta,
y siento olor a nafta
y quiero irme a mi casa.

Si miro a la distancia
parece que la ruta
está toda mojada.
Mamá dice «Qué lindo,
eso es un espejismo».
A mí me da lo mismo:
ni me parece lindo
ni me parece bello
para ver espejismos
en vez de andar en auto
prefiero ir en camello.

Compra esta lámpara: puedo realizar todos los deseos de mi amo, dice secretamente el genio al asombrado cliente del negocio de antigüedades, que se apresura a obedecerlo sin saber que el genio ya tiene amo (el dueño del negocio) y un deseo que cumplir (incrementar la venta de lámparas).

Pero los payasos, ¡no!

Me gusta mirar las nubes
y tratar de ver qué son,
Me gusta el mar y la arena
y jugar al dominó.
Me gustan mucho los circos
¡Pero los payasos, no!
Quiero a todos mis amigos
Por mis padres siento amor,

hasta quiero a mi maestra
y a veces al director.
Quiero ir a los cumpleaños
(pero con payasos, no).
Me encanta cuando hacen postres
La crema del batidor.
Me encanta la luna llena
con su cara de doctor.
Me encanta que me disfracen
(pero de payaso, no).
Tengo miedo cuando cruzo
por las barreras del tren.
Les tengo miedo a las cosas
que existen y no se ven,
a las arañas, los bichos,
(y a los payasos, también)

Quiero dormir. Ante los Dioses del Sueño, postrada, imploro. Este es tu sueño me responden furiosos. Entonces, quiero despertar. Caminarás, me ordenan, por un largo pasillo. Hallarás dos puertas. Una de ellas guarda tu despertar. La otra, la más monótona de las pesadillas, que es la muerte. Debes abrir una: el azar o tu ingenio pueden favorecerte. Camino por un largo pasillo hasta alejarme de los Dioses del Sueño. Veo dos puertas. Junto a ellas, inmóvil, espero. Creado por Dioses tan poderosos como los del sueño, tarde o temprano sonará el despertador.

De :Cazadores de letras (Minificciones reuidas)

Mi papá no está contento conmigo. Me mira más triste que enojado

porque sabe que le oculto un secreto. Estás muerto, quisiera decirle.

Pero tengo miedo de que no venga más.


Microrrelato número 25; de La sueñera

Máquina del tiempo

A través de este instrumento rudimentario, descubierto casi por azar, es posible entrever ciertas escenas del futuro, como quien espía por una cerradura. La simplicidad del equipo y ciertos indicios históricos nos permiten suponer que no hemos sido los primeros en hacer este hallazgo. Así podría haber conocido Cervantes, antes de componer su Quijote, la obra completa de nuestro contemporáneo Pierre Menard.


De: Casa de Geishas

La Que No Está

Ninguna tiene tanto éxito como La Que No Está. Aunque todavía es

joven, muchos años de práctica consciente la han perfeccionado en el

sutilísimo arte de la ausencia. Los que preguntan por ella terminan por

conformarse con otra cualquiera, a la que toman distraídos, tratando de

imaginar que tienen entre sus brazos a la mejor, a la única, a La Que No Está.


De: Casa de Geishas

La niña olvidadiza

Romina Brodo
perdía todo.
Yendo a la playa
perdió la malla.
Yendo a la escuela
perdió una muela.
Una mañana
perdió a su hermana,
perdió el cuaderno
y una banana.

De vuelta en casa
mamá furiosa
le dijo: “Nena,
pero qué cosa,
segunda muela,
quinta banana,
¡y cuarta hermana
que vas perdiendo
esta semana!»

Pero Romina
no contestaba
porque no oía
que la retaban.
Estaba sorda
y no por vieja:
perdió en la calle
las dos orejas.

La ciudad soñada

Usted llega, por fin, a la ciudad soñada, pero la ciudad ya no está allí. En su lugar se eleva una cadena montañosa de indudables atractivos turísticos. Pero usted no trajo su equipo de andinista, no tiene grampas, ni cables, ni vituallas, usted trajo una guía de restaurantes y un buen traje, y entradas para el teatro. La ciudad, por el momento, está del otro lado, y el guía le ofrece atravesar la cordillera a lomo de mula. Y mientras avanza lentamente sintiendo que su columna vertebral, que sus riñones ya no están para esos trotes, usted percibe en la reverberación del aire que la ciudad está volviendo a formarse a sus espaldas, temblorosos y transparentes todavía los rascacielos, como medusas del aire.


(De Temporada de Fantasmas)

Sádicos

Para aquellos que se complacen en el sufrimiento o en la

humillación del prójimo, se propone una combinación de

estímulos placenteros de los que no se excluyen ciertos

programas de televisión.

De : Cazadores de letras (Minificciones reuidas)

Dudosa Prueba

Si un hombre desciende en sueño al infierno y se le entrega

como prueba un diabólico tridente y al despertar el tridente

no está allí, ¿es esa suficiente prueba de que ha logrado salir

del infierno?

De :Cazadores de letras (Minificciones reuidas)

Me encantan los dentistas

Yo tengo una amiga con más dientes
de los que usa la mayoría de la gente.

Tenemos muchas cosas en común:
nos gusta la ensalada con atún,
los domingos canjeamos revistas,
y a las dos nos encantan los dentistas.

Mi amiga es tan prolija y obediente
que jamás se comería un caramelo
por cuidar de sus muelas y sus dientes.
En su vida probó una golosina
porque sabe que el azúcar es dañina.
Y siempre se limpia con hilo dental
para que nada le vaya a hacer mal.

Pero a veces su mamá la reta un poco:
«Diana Laura, perdoname que insista:
aunque luego te cepilles bien a fondo,
no está bien que te comas al dentista.
¿Por qué no te portás como tu amiga,
que es ejemplo de buena educación?
Aunque vea un odontólogo sabroso
se conforma con darle un mordiscón»

Los auxilios de la medicina

Mi señora siempre tan terca, doctor. Pero a usted lo respeta. Convénzala, por favor, de que se quede quieta, de que no se levante descalza en mitad de la noche, de que no revolee los ojos delante de las visitas, convénzala usted, que tiene influencia sobre ella, de que los muertos verdaderos no se mueven ni se quejan, o bien no están muertos del todo, pero por favor, que se decida de una vez, doctor.

De :Cazadores de letras (Minificciones reuidas)

Ana María Schoua, Ana María Shua (Buenos Aires, Argentina, 22 de abril de 1951). Poeta, escritora y profesora.

Comenzó a escribir poesía a los ocho años.

Ana María Shua comenzó a publicar a los 16 años, con su libro de poemas El sol y yo, por el que recibió un pequeño premio del Fondo Nacional de las Artes y la Faja de Honor de la SADE. Al año siguiente terminó la educación secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires e ingresó en la Universidad de Buenos Aires, donde en 1973 obtuvo el título de Profesora en Letras.

En 1975 se casó con el arquitecto y fotógrafo Silvio Fabrykant y al año siguiente, el matrimonio partió a Francia. En París trabajó para la revista española Almanaque de la editorial Cambio 16. La pareja regresó a Argentina en 1977.

En 1980 ganó el premio de la editorial Losada con su primera novela Soy paciente.

Al año siguiente apareció su primer libro de cuentos Los días de pesca. En 1984 tuvo su primer éxito de ventas con Los amores de Laurita, y en ese mismo año pudo publicar La sueñera(microrrelatos), que había empezado a escribir diez años antes.

Ha publicado los libros de microrrelatos Casa de GeishasBotánica del caosTemporada de fantasmasCazadores de letras (que reúne los otros cuatro), Fenómenos de circo y La guerra, ambos publicados simultáneamente en Madrid y en Buenos Aires.

En 1994 obtuvo la beca Guggenheim para escribir su novela El libro de los recuerdos, que trata acerca de una familia judía en la Argentina.

En sus comienzos trabajó como periodista, publicista y guionista de cine, adaptando algunas de sus novelas, como Los amores de Laurita, que fue llevada al cine en 1986 por Antonio Ottone y Soy paciente, un proyecto del director Rodolfo Corral que se filmó pero nunca llegó a estrenarse. Es coautora del guion de la película ¿Dónde estás amor de mi vida que no te puedo encontrar? (1992), de Juan José Jusid.

Su novela La muerte como efecto secundario (1997) integró la lista de las cien mejores novelas publicadas en lengua española en los últimos veinticinco años, definida en el Congreso de la Lengua Española en Cartagena en 2007.

También en el 2007 se publicó su novela El peso de la tentación, que trata acerca de un grupo de pacientes obesos internados en una suerte de extraña clínica de rehabilitación.

En 2009 se publicaron sus cuentos reunidos con el título de Que tengas una vida interesante.

Su libro Contra el tiempo es una selección de sus cuentos publicada en Madrid con prólogo y entrevista de Samanta Schweblin.

En 2016 apareció su última novela, Hija. Y un jurado de España, México y Argentina le otorgó el I Premio Iberoamericano Juan José Arreola de Minificción.

Ana María Shua escribe también literatura infantil, publicada en todo el ámbito de la lengua española. Por sus obras dedicadas a los niños ha recibido varios galardones internacionales.

Parte de su obra ha sido traducida a quince idiomas. Sus cuentos y microrrelatos figuran en antologías publicadas en todo el mundo.

En 2014 obtuvo los premios Esteban Echeverría a la trayectoria como narradora, el Konex de Platino y el Premio Nacional de Cuento y Relato. En 2015 recibió el Premio Trayectoria de la Asociación de Artistas Premiados. También recibió varios premios nacionales e internacionales por su producción infantil-juvenil, muy difundida en América Latina y España.

Según dice la propia autora :

 «A los seis años alguien me puso en las manos un libro con un caballo en la tapa. Esa misma noche yo fui ese caballo. Al día siguiente ninguna otra cosa me interesaba. Quería mi pienso, preferiblemente con avena y un establo con heno limpio y seco. Nunca antes había escuchado las palabras pienso, avena, heno, pero sabía que como caballo necesitaba entenderlas. Durante una semana pude haber sido Black Beauty pero fui Azabache, en una traducción inteligente y libre. Fui caballo de tiro y caballo de alquiler, recibí latigazos, estuve a punto de morir, fui rescatado… y llegué a la última página. Entonces, con terrible dolor, volví a mi cuerpo y levanté la cabeza: el resto del mundo todavía estaba allí. ‘Deja eso que te va a hacer mal’, decía mi madre. ‘No se lee en la mesa’, decía mi padre. Entonces descubrí que podía volver a empezar. Y otra vez fui Azabache y otra vez y otra vez. Después descubrí que podía ser un pirata y muchos, y la ciudad de Maracaibo y ser hombre, manatí, horror o piedra. Lo que acababa de empezar en mi vida no era un hábito: era una adicción, una pasión, una locura.»

 (“Confieso que he leído”, publicado en Benjamín —Boletín de ALIJA—, N° 21, diciembre de 1999)

Enlaces de interés :

http://literalmagazine.com/los-universos-de-ana-maria-shua/

http://www.imaginaria.com.ar/03/1/shua1.htm

https://es.wikipedia.org/wiki/Ana_Mar%C3%ADa_Shua

https://escueladeescritores.com/archivos/anamariashua.pdf

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