No’on
No’omba ka’yon
ko pänkäban t’ok uch’uyu’
ak’ab.
T’an ko ch’uch’än pojpojne
tuba ixtz’unu’,
ik’ko xikmeza
yäxoma.
Ni awät
ko tz’onzen izapán.
Chawäk
ke jänäkna tan ji’tunjob.
No’omba yatz’on ko yubkan
tan ujänäkne balän,
k’in
ko chiktan chojilba.
Tz’äbä t’an tan utä’kiba
ni ch’ijkobi’ no’o.
Soy
Soy canto
que nace del silbido
de la noche.
La palabra que recoge
el aleteo del colibrí,
el viento que despeina
la montaña.
Soy el grito que despierta
el amanecer.
Relámpago que ruge
entre las piedras.
Soy el eco que se escucha
en el rugido del jaguar,
el sol que alumbra
el maizal.
La voz encendida en el umbral
del silencio soy.

Pitzil t’an
1
Ni ik’ba u p’ixtezan k’ajalin
u yäktan najá
ochik tan u jayäl pächile ak’ab
2
Ni ik’ba u ch’uch’än yopnichte’
Uyä’ben u wich’ka’mutob
k’a wilik u bonben upächí it’obní
3
Kä zek’e’ chiktonib
ni k’in u yäktan pazik u ch’ich’e ni yatz’
tuba u mukzen chäk ni kab
ko yoche tan u ch’ijkobi’ni chämo
4
Ni najaba
un mul ch’en
bajko pänkäban u jo’kiba chämo
Awät ch’ijkobi’
ko mukben u bo’oy t’ot’
tan u k’ajiti’yá noxib Xoch’
5
Mach uxon käktan kä k’äb u net’e’ kä luti’ buk
k’a mach ochik ni chämo tan kä pixan
u p’izan ni najá
kuxu tan najada
Poemas
1
El viento despierta la memoria
y deja que el sueño
penetre la piel delgada de la noche
2
El viento recoge pétalos de flores
Le pone alas como pájaros para volar
tatuando la piel de la oscuridad
3
Corto la luz
y el sol deja sangrar sus rayos
para bañar de rojo a la tierra
que penetra el silencio de la muerte
4
El sueño
es montón de bóvedas
donde nace la invocación de la muerte
Gritos de silencios
que sepultan sombras de caracolas
en la memoria del viejo Tecolote
5
No dejaré mis manos pulsar el botón de la camisa
para que la muerte no se introduzca en mi alma
y despierte al sueño
que habita dentro de este sueño

Päk’ t’an
Wida
chumú
tu ti’ iximkab
tu yaba u bo’oy Ixzoklomte’
kä pitän top’ík ni t’anjob
ke ni ik’
u yäktí yälik izapanto
t’ok u ju’ju’né Xoch’
k’a kä ch’ujnan
tan p’uj
tuba k’ajti’yá
Sembrando palabras
Aquí
sentado
a la orilla de un maizal
bajo el cobijo de una Ceiba
espero brotar las palabras
que el viento
deja caer
en la madrugada
con el ulular de los Tecolotes
para guardarlos
en el cántaro
de la memoria

Aquí estoy
Aquí estoy
observando mi silencio
esperando la oscuridad
para ir
a encontrar mi camino
donde murió mi juventud
Aquí estoy
contemplando la pared
Pintando la sombra
de un muerto
que lo llevan a enterrar
Mi alma está moribunda
y mis palabras escritas
en la piel de la memoria
Cuando yo muera
esconderé mi pensamiento
a los pies enormes de la Ceiba
para que la escuchen de noche
con el murmullo de los Tecolotes
Voy a cerrar los ojos
con el peso de este sueño
y dormir tranquilo
con la sombra
cubriendo mi rostro
antes de salir el sol

Caminemos juntos
Para Juana, mi esposa
Ven
Vamos a contemplar la noche
Acompáñame
a escuchar el murmullo de los grillos
Vamos a vernos
junto al espejo de la luna
Vamos a tendernos bajo la Ceiba
para contemplar el cielo
que se mira en el agua de los manantiales
Que el viento nocturno nos cobije
al caminar a orillas del río
Dejemos que el Tecolote
vigile nuestro sueño
Que las estrellas nos alumbren con su luz
y nos adornen con su manto de luceros
para convertirnos
en dos amantes extasiados por la oscuridad
Ven
acompáñame
Corramos juntos en busca de nuestro amor
que un día dejamos escondido
a orillas del mar con el canto de las olas
Ven
Vamos
Acompáñame
que el sol
no alumbre el sueño de mis ojos

Uk’in Ja’a
Akë bisi kë k’ëb ta’ pëchi,
akë saki mach tajda
abonolib,
ya’i akë pojli untom kab
bajka kë naja
asutwënijo’ onob ts’aji.
Ts’its’ita’ ts’its’ita’
atikuële tuba ixim
abixi ujup’e’uba tan kë chiji.
Utëli kë pixan
kë cha’tumala akëchila
sutwënik sink’ajalin
jini tsijk’in.
Upete unumiba k’in,
upete ujut k’ak’,
upete tikuële tëj kak’ola
ubut’esi jini ajliba
ke mach bay ajni tan kë k’ajalinla:
tuyaba unsom ixim.
Día de Lluvia
Dirigí mis manos sobre tu piel,
busque los recónditos sitios
de tu geografía,
y encontré una isla
donde mis sueños
se volvieron historias.
Poco a poco
tu calor de maíz
se metió en mis poros.
Tocó mi corazón
y juntos logramos
que el reloj
se volviera loco.
Cada instante,
cada ojo de fuego,
cada éxtasis
inundaron el rincón
que jamás habíamos imaginado:
bajo los surcos del maizal.

Ixjit’ pop
Chumu tupan ji’tun,
uchënen kache’da unume jab.
Xëmba t’ok xëmba up’isën unumiba k’in.
Ujit’e’ uk’ini,
ujit’e’ u-ono’ts’aji,
ujit’e’ ut’an,
t’ok ubo’inle uk’ëb,
t’ok k’uxtëkle tupat
ujit’e’ uhorëji tuba ukuxle.
Tejedora de petates
Sentada sobre una piedra,
observa pasar los años.
Paso a paso mide el tiempo.
Teje sus días,
teje su historia,
teje las palabras,
con sus manos cansadas,
con su espalda adolorida
teje las horas de su existencia.

Domingo Alejandro Luciano (Tapotzingo, Nacajuca, Tabasco,México, 4 de agosto de 1978). Poeta, docente. Hablante y traductor de la lengua yokot’an (chontal de Tabasco). Presidente de Escritores en Lenguas Originarias de Tabasco.Diplomado de Literatura en Lenguas Mexicanas por la SOGEM.
Sus abuelos eran campesinos que sólo hablaban yokot’an y cultivaban la cañita (Cyperus canus) una planta usada para la fabricación de artesanías. Su madre elaboraba petates y su padre era jornalero en el campo. Ninguno de ellos hablaba español por lo que sus hijos solo hablaban yokot’an.
Domingo Alejandro estudió la primaria, junto con su hermano Vicente, en Mazateupa, uno de los siete poblados más antiguos del corazón de la zona yokot’an, el municipio de Nacajuca. Mazateupa significa «templo del venado» en náhuatl y su nombre yokot’an es Chëkpach, «lugar del pital rojo». El Pueblo Yokot’an habita en los municipios de Macuspana, Centla, Centro, Jonuta y Nacajuca en territorios de las desembocaduras de los ríos Grijalva y Usumacinta.
En esa escuela nadie hablaba su lengua, el yokot’an, los alumnos y el maestro hablaban español, a pesar de que supuestamente se trataba de una primaria bilingüe en una zona indígena. Domingo fue aprendiendo paulatinamente y hasta el tercer año no pudo empezar a comunicarse en español. A los 10 años la familia se cambió a vivir a Tapotzingo, un pueblo vecino, de donde era originaria su madre. Durante los siguientes años Domingo intento alejarse de su lengua madre para sentir que «encajaba».
Posteriormente fué su interés por la literatura lo que le hizo reencontrarse con la lengua de sus ancestros. En una entrevista publicada en nubedemonte.com por Francisco Cubas el poeta nos dice:“Nos dejaron de tarea en la prepa escribir un poema o un cuento, y me puse a leer y a escribir y me gustó mucho. Cuando entregué la tarea me enteré de que iba a haber un taller literario en la biblioteca de Nacajuca (la capital del municipio, a unos minutos de Tapotzingo) y decidí llevar mis escritos, para que dieran una opinión. El coordinador del taller, el maestro Antonio Solís Calvillo, me preguntó que si yo hablaba chontal, y que sí había escritura en chontal, y yo le contesté que sí -Bueno, ¿y por qué no escribes en tu lengua?- me preguntó. Yo le contesté que no sabía si me iba a funcionar, y me dijo: -Escribe, escribe en tu lengua y vas a ver la diferencia, en la literatura indígena hay muchas metáforas que son propias de sus lenguas».
“Le hice caso y empecé a ver mi lengua con otros ojos. Por ejemplo, en español se dice ventana, pero en yokot’an decimos ujut otot, que literalmente quiere decir el ojo de la casa. Y en lugar de decir puerta nosotros decimos u ti’ otot, la boca de la casa. En la cosmovisión yokot’an la casa es un universo donde todos entran y tiene que ver con la vida, con la protección, nosotros entramos por la boca de la casa para protegernos, es toda una simbología propia de nuestra lengua, la casa se relaciona con el cuerpo humano. Otra metáfora muy bella es la forma de decir ramas, k’ëb te’, literalmente son los brazos del árbol».
«Así es como empecé a escribir mis textos, como se dice vulgarmente «a la pelavaca» (en la región significa hecho como Dios te dé a entender, la estudiosa Rosario Gutiérrez Eskildsen citaba este y otros ejemplos de palabras compuestas para evidenciar la influencia del yokot’an en el habla tabasqueña), yo no tuve maestros en lengua yokot’an que me explicaran la gramática o la ortografía, yo escribía como yo lo pronunciaba, y le pedía ayuda a mis abuelos y mis padres con las palabras que desconocía. Eso me hizo voltear la mirada y descubrir que estaba dejando atrás algo muy importante para mí, algo que formaba parte de mi infancia de mi familia, y ese algo era la lengua. La estaba dejando y estaba tomando otro camino que sólo me servía para ver el otro mundo que está del otro lado y no mi propio mundo».
«Eso me hizo voltear la mirada y descubrir que estaba dejando atrás algo muy importante para mí, algo que formaba parte de mi infancia de mi familia, y ese algo era la lengua. La estaba dejando y estaba tomando otro camino que sólo me servía para ver el otro mundo que está del otro lado y no mi propio mundo».
«Después mi abuelo me prestó unas cartillas que hicieron los del Instituto Lingüístico de Verano (Summer Institute of Linguistics, Inc, una institución cristiana estadounidense que promueve el estudio de las lenguas indígenas para acercarles la biblia), y con esa ortografía hice mis primeros textos».
“Posteriormente el maestro Solís Calvillo me invitó a un encuentro de escritores tabasqueños y recuerdo que me daba escalofríos presentarme en yokot’an a leer mis textos porque habían frente a mí escritores grandes, como Ramón Bolívar, Jorge Priego, Vicente Gómez Montero, Ciprián Cabrera, Luis Alonso Fernández, Norma Domínguez. Al final me felicitaron y eso fue para mí una confirmación de que mi camino era escribir, y hasta hoy, aquí sigo”.
Tras terminar su preparatoria Domingo realizo diversos trabajos, como vendedor, peón de albañil, y también ayudando en el campo y sembrando milpa. Estuvo un sexenio en Culturas Populares del entonces Instituto de Cultura de Tabasco, y fue docente en la Universidad Intercultural de Tabasco. Durante todos esos años tomó diferentes talleres, cursos y diplomados en lugares como la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM y la SOGEM.
En 2003, fue becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). Recibió el Premio Estatal de la Juventud Indígena de Tabasco y su obra fue incluida en la antología “México: diversas lenguas, una sola nación”, editada por la asociación de Escritores en Lenguas Indígenas (ELIAC), en la que participaron escritores que impulsaron la llamada “Literatura Indígena”
Ha trabajado como traductor y es intérprete certificado para asuntos de justicia por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas.
Secretario de Formación Profesional de ELIAC y docente de la Universidad Intercultural del Estado de Tabasco (UIET). Traductor en el Programa de Televisión Käkuxlela (Nuestra presencia), transmitida por la Televisión Tabasqueña (TVT).
En enero de 2024, Domingo Luciano fue nombrado director de la radiodifusora comunitaria “La Voz de los Chontales”, perteneciente a la red de radiodifusoras del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
Obra publicada:
Poesía: Ni najá t’ok chämo / El sueño y la muerte, Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, 2007. || U k’ajalín Xoch’, s. d. d.
Ensayo: No’on. Unicht’an tuba käjla/ El florecimiento de nuestras lenguas, s. d. d. || Análisis sobre la literatura de la lengua yokot’an del estado de Tabasco, INALI, s. a.
Ha participado en diferentes festivales, lecturas de poesía, encuentros y ciclos de lecturas, entre el que destaca La Primera Raíz, organizado por el INBA. Becario del FONCA 2003. Premio Estatal de la Juventud Indígena Tabasco. Su obra se retomó en México: diversas lenguas una sola nación. Otro de sus proyectos editoriales es el libro de cuentos para niños Kola tä tz’ají.
Enlaces de interés :
https://site.inali.gob.mx/publicaciones/sueno_y_muerte_esp.pdf
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=31672451009
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