15 Poemas de Wislawa Szymborska

Anuncios por palabras

CUALQUIERA que conozca el paradero
de la compasión (fantasía del alma),
—¡que avise! , ¡que avise!
Que lo cante a voz en grito
y baile como si perdiera la razón
jubiloso bajo el frágil sauce
eternamente a punto de romper en llanto. 

ENSEÑO a callar
en todos los idiomas
con un método de contemplar
del cielo estrellado,
las mandíbulas del sinantropus,
el plancton,
el copo de nieve.

DEVUELVO el amor.
¡Atención! ¡Ganga!
En la hierba de antaño,
cuando, bañados de sol hasta el cuello,
yacéis mientras baila el viento
(maestro del baile de vuestros cabellos).
Ofertas a “Sueño”.

SE BUSCA persona
para llorar
a los ancianos que en los asilos
mueren. Sírvanse
presentarse sin referencias
ni solicitudes por escrito.
Los papeles serán destruidos
sin acuse de recibo.

POR LAS PROMESAS de mi esposo
—que os engañaba con los colores
del populoso mundo, con su jaleo,
con una copla desde la ventana, con un perro
detrás de la pared—
de que nunca estaríais solos
en penumbra, en silencio y sin aliento.
—responder no puedo.
La Noche, viuda del Día. 


Trad. Elzbieta Bortkiewicz

Bajo una pequeña estrella

Que me disculpe la coincidencia por llamarla necesidad.
Que me disculpe la necesidad, si a pesar de ello me equivoco.
Que no se enoje la felicidad por considerarla mía.
Que me olviden los muertos que apenas si brillan en la memoria.
Que me disculpe el tiempo por el mucho mundo pasado
      por alto a cada segundo.
Que me disculpe mi viejo amor por considerar al nuevo
      el primero.
Perdonadme, guerras lejanas, por traer flores a casa.
Perdonadme, heridas abiertas, por pincharme en el dedo.
Que me disculpen los que claman desde el abismo el disco
      de un minué.
Que me disculpe la gente en las estaciones por el sueño
      a las cinco de la mañana.
Perdóname, esperanza acosada, por reírme a veces.
Perdonadme, desiertos, por no correr con una cuchara de agua.
Y tú, gavilán, hace años el mismo, en esta misma jaula,
inmóvil mirando fijamente el mismo punto siempre,
absuélveme, aunque fueras un ave disecada.
Que me disculpe el árbol talado por las cuatro patas de la mesa.
Que me disculpen las grandes preguntas por las pequeñas
      respuestas.
Verdad, no me prestes demasiada atención.
Solemnidad, sé magnánima conmigo.
Soporta, misterio de la existencia, que arranque hilos de tu cola.
No me acuses, alma, de poseerte pocas veces.
Que me perdone todo por no poder estar en todas partes.
Que me perdonen todos por no saber ser cada uno de ellos,
      cada una de ellas.
Sé que mientras viva nada me justifica
porque yo misma me lo impido.
Habla, no me tomes a mal que tome prestadas palabras patéticas
y que me esfuerce después para que parezcan ligeras.

Trad. Abel A. Murcia

Amor Feliz

El amor feliz. ¿Es normal,
es serio, es positivo?
¿De qué le sirven al mundo dos seres que no ven el mundo?

Enaltecidos mutuamente sin merecerlo,
dos cualesquiera entre un millón, mas convencidos
de que les sucedería. ¿En recompensa de que? De nada. La luz cae de ninguna parte.
¿Por qué da en ellos y no en otros?
¿Ofende a la justicia? Sí.
¿Infringe las normas establecidas con esmero,
despeña la moraleja desde l.i cumbre? Infringe y despena.

Mirad a los felices:
¡Si al menos se escondieran un poco,
si fingieran agobio para reconfortar a los amigos Escuchad cómo ríen: es una afrenta
En qué lengua hablan, .al parecer comprensible. Y esos ceremoniales, esos miramientos,
esas primorosas y mutuas atenciones,
¡diríase un complot a espaldas de la humanidad!

Aviados estaríamos
si su ejemplo se imitara.
A qué recurrirían la religión y la poesía,
qué sería recordado y qué olvidado,
quién eligiría permanecer encerrado en el círculo.

El amor feliz. ¿Es necesario?
El tacto y el juicio obligan a silenciarlo
como si fuera un escándalo de las altas esferas de la Vida.

Criaturas magníficas nacen sin su ayuda. Nunca lograría poblar la tierra
ya que pocas veces sucede.

Que quienes desconocen el amor feliz
sostengan que no existe en ningún lugar del mundo.

Con esa fe les será más fácil vivir y morir.

wislawajoven

Primera fotografía de Hitler

¿Y QUIÉN ES ESTE NIÑO con su camisita?
Pero ¡si es Adolfito, el hijo de los Hitler!
¿Tal vez llegue a ser un doctor en leyes?
¿O quizá tenor en la ópera de Viena?
¿De quién es esta manita, de quién la orejita, el ojito, la naricita?
¿De quién la barriguita llena de leche? ¿No se sabe todavía?
¿De un impresor, de un médico, de un comerciante, de un cura?
¿A dónde irán estos graciosos piecitos, a dónde?
¿A la huerta, a la escuela, a la oficina, a la boda
tal vez con la hija del alcalde?

Cielito, angelito, corazoncito, amorcito,
cuando hace un año vino al mundo,
no faltaron señales en cielo y en la tierra:
un sol de primavera, geranios en las ventanas,
música de organillo en el patio,
u presagio favorable envuelto en un fino papel de color rosa.
Antes del parto, su madre tuvo un sueño profético:
ver una paloma en sueños, será una buena noticia;
capturarla, llegará un visitante largamente esperado.
Toc, toc, quién es, así late el corazón de Adolfito.

Chupete, pañal , babero, sonaja,
el niño, gracias a Dios, está sano, toquemos madera,
se parece a los padres, al gatito en el cesto,
a los niños de todos los demás álbumes de familia.
Ah, no nos pondremos a llorar ahora, ¿verdad?,
mira, mira, el pajarito, ahora mismo lo suelta el fotógrafo.

Atelier Klinger, Grabenstrasse, Braunen,
y Braunen no es una muy grande, pero es una digna ciudad,
sólidas empresas, amistosos vecinos,
olor a pastel de levadura y a jabón de lavar.

No se oye el aullido de los perros, ni los pasos del destino.
El maestro de la historia se afloja el cuello
y bosteza encima de los cuadernos.

Wis?awa Szymborska

La mujer de Lot

Dicen que miré hacia atrás por curiosidad.

Pero, además de la curiosidad, pude tener otros motivos.

Miré hacia atrás apenada por mi escudilla de plata.

Por descuido, al atarme una sandalia.

Para dejar de ver la nuca justiciera

de mi esposo, Lot.

Por la súbita convicción de que si caía muerta

él ni siquiera se detendría.

Por desobediencia propia de mansos.

Aguzando el oído a las señales de la persecución.

Intrigada por el silencio, con la esperanza de que Dios hubiera cambiado de idea.

Nuestras dos hijas desaparecía ya tras la colina.

Sentí en mí la vejez. Y la distancia.

La futilidad de una vida errante. La somnolencia.

Miré hacia atrás al dejar mi fardo en el suelo.

Miré hacia atrás por temor a dar un paso en falso.

En el sendero surgieron serpientes,

arañas, ratones de campo y crías de buitre.

No eran buenos ni malos, simplemente cuanto vivía

reptaba y saltaba presa del pánico gregario.

Miré hacia atrás por desamparo.

Por vergüenza de escabullirme a hurtadillas.

Por deseo de gritar, de volver.

O después de que se desencadenara el viento,

me alborotara el pelo y me levantara las faldas del vestido

Tuve la sensación de ser observada desde las murallas de Sodoma

y de ser blanco de burlas y de sonoras carcajadas.

Miré hacia atrás por cólera.

Para regodearme en su destrucción.

Miré hacia atrás por la suma de motivos arriba mencionados.

Miré hacia atrás sin querer.

Un pedrusco se volvió gruñendo debajo de mi pie.

Un abismo me cortó de repente el camino.

Al borde del vacío, un hámster se levantaba sobre sus patas traseras.

Y fue entonces cuando ambos miramos hacia atrás.

No, no. Yo seguí corriendo,

me arrastré y emprendí el vuelo

hasta que del cielo cayeron las tinieblas,

la grava hirviente y los pájaros muertos.

Di vueltas y más vueltas sobre mí misma, sin aliento.

Hubiera pensado, quien verme hubiere podido, que bailaba.

No es imposible que tuviera los ojos abiertos.

Quiza cayera de cara a la ciudad.

 
 

wislawaa

Elogio de la mala conciencia de uno mismo

El ratonero no tiene nada que reprocharse.
Los escrúpulos le son ajenos a la pantera negra.
No dudan de loa  apropiado de sus actos las pirañas.
 EL crótalo se acepta sin complejos a sí mismo.

No existe un chacal autocrítico.
El tábano, la langosta, la tenia y el caimán
viven como viven y así están satisfechos.

De cien kilos es el corazón de la orca,
pero no le pesa.

Nada más animal
que una conciencia limpia
en el tercer planeta del Sol.

w.Szymborska

La Realidad

La realidad no se desvanece
como se desvanecen los sueños.
Ni ruidos ni timbres
la dispersan,
ni gritos ni estruendos
la interrumpen.

Las escenas en los sueños
son equívocas y ambiguas,
lo que se puede explicar
de muy distintas maneras.
Lo real representa lo real,
por eso es mayor su misterio.

Para los sueños hay llaves.
La realidad se abre sola
y no se deja cerrar.
Por el resquicio se asoman
certificados y estrellas,
se derraman mariposas
y almas de viejas planchas,
gorros sin sus cabezas
y los cráneos de las nubes.
De esto surge un acertijo
que no tiene solución.

Sin nosotros no habría sueños.
Aquel sin quien no habría realidad
no es conocido,
y el producto de su insomnio
se contagia a todo el que despierta.

No deliran los sueños,
delira la realidad
aunque sea por la insistencia
con que se aferra
al curso de los acontecimientos.

En los sueños aún vive
nuestro difunto reciente,
goza de buena salud,
se ve incluso más joven.
La realidad tiende ante nosotros
su cuerpo sin vida.
No retrocede ni un paso.

Los sueños son tan ligeros
que la memoria se los quita de encima fácilmente.
La realidad no tiene que temerle al olvido.
Es un hueso duro de roer.
Nos trae de cabeza,
nos pesa en el alma,
se nos enreda en los pies.

No hay escapatoria,
la realidad nos acompaña en cada huida.
Y no hay una estación
de nuestro itinerario
en la que no nos espere.

wislawaszy

Nada sucede dos veces

Nada sucede dos veces

ni va a suceder

por eso sin experiencia nacemos,

sin rutina moriremos .

En esta escuela del mundo

ni siendo malos alumnos

repetiremos un año,

un invierno, un verano.

No es el mismo ningún día 

no hay dos noches parecidas

igual mirada en los ojos

dos besos que se repitan.

Ayer, mientras que tu nombre

en voz alta pronunciaban

sentí como si una rosa

cayera  por la ventana.

Ahora que  estamos juntos,

vuelvo la cara hacia el muro.

¿Rosa? ¿Cómo es la rosa?

¿cómo una flor o una  piedra?

Dime por qué mala hora,

con miedo inútil te mezclas

Eres, y por eso pasas,

pasas, por eso eres bella.

Medio abrazados, sonrientes,

buscaremos la cordura,

aun siendo tan diferentes

como dos gotas de agua.

wislawa-szymborska-4

Minuto de silencio por LUDWIKA WAWRZYNSKA

Y tú a dónde,
ahí ya hay sólo fuego y humo.
—¡Hay cuatro niños ajenos,
voy por ellos!
¿Pero es acaso posible
de pronto desacostumbrarse
a sí mismo,
al orden del día y de la noche,
a la nieve del próximo año,
al rubor de las manzanas,
a las penas de amor,

del que nunca hay suficiente?
Sin despedirse, sin ser despedida
corre a salvar a los niños,
miren, los trae en los brazos,
se hunde en el fuego hasta las rodillas,
y tiene un cierto brillo en los alocados cabellos.

Y quería comprar un boleto,
irse unos días,
escribir una carta,
abrir la ventana después de la tormenta,

recorrer un sendero en el bosque,

no cansarse de admirar a las hormigas,

ver cómo el lago
se entorna por el viento.
Un minuto de silencio por los muertos

dura a veces hasta entrada la noche.

Soy un testigo ocular

del vuelo de las nubes y los pájaros,

oigo cómo crece la hierba
y sé darle nombre,
he leído millones

de signos impresos,
y con el telescopio he pasado
por excéntricas estrellas,
pero nadie hasta el momento
me ha llamado en su ayuda,
¿y si me pesa
la hoja, el vestido, el poema?…
Nos conocemos a nosotros mismos
en la medida en que nos ponen a prueba.

Se lo digo a ustedes
desde mi ignorado corazón.

nobelW

Campo de hambre cerca de Jaslo

Escríbelo, escribe con tinta normal.

en un papel normal: no les dieron de comer,

todos murieron de hambre. Todos. ¿Cuántos?

Es una pradera grande. ¿Cuánta hierba

le tocó a cada uno? Escribe: no sé.
La historia redondea los esqueletos por decenas.
Mil y uno siguen siendo mil.
Ese uno es como si no existiera:
feto imaginario, cuna vacía,
cartilla abierta para nadie,
aire que ríe, grita y crece,
escalera hacia el vacío que baja al jardín,
lugar de nadie en la fila.
Estamos en la pradera donde se hizo hombre.
Y ella calla como un testigo comprado.
Al sol. Verde. Allá, cerca de un bosque
para mascar la madera, para beber por debajo de la corteza:

ración del paisaje de una jornada,
hasta que uno pierda la vista. En la altura, un pájaro
que pasaba por la boca con una sombra
de sus alas nutritivas. Se abrían las mandíbulas,
golpeaba diente contra diente.

De noche, en el cielo, brillaba la hoz

y segaba para los panes soñados.
Llegaban volando las manos de ennegrecidos iconos,
con vacíos cálices en los dedos.
En las púas del alambre
se balanceaba el hombre.
Cantaban con tierra en la boca. Un bello canto
que habla de cómo la guerra llega directamente al corazón.

Escribe qué silencio hay aquí.
Sí.

wislawasz

Agradecimiento

Debo mucho
a quienes no amo.

El alivio con que acepto
que son más queridos por otro.

La alegría de no ser yo el lobo de sus ovejas.

Estoy en paz con ellos
y en libertad con ellos,
y eso el amor no puede darlo ni sabe tomarlo.

No los espero
en un ir y venir de la ventana a la puerta.

Paciente
casi como un reloj de sol
entiendo
lo que el amor no entiende;
perdono
lo que el amor jamás perdonaría.

Desde el encuentro hasta la carta
no pasa una eternidad,
sino simplemente unos días o semanas.

Los viajes con ellos siempre son un éxito,

los conciertos son escuchados,
las catedrales visitadas,
los paisajes nítidos.

Y cuando nos separan

lejanos países

son países

bien conocidos en los mapas.

Es gracias a ellos
que yo vivo en tres dimensiones,
en un espacio no-lírico y no-retórico,

con un horizonte real por lo móvil.

Ni siquiera imaginan
cuánto hay en sus manos vacías.

“No les debo nada”, diría el amor
sobre este tema abierto.

wislawa2

El odio

Ved cuan activo está

y qué bien se conserva

el odio en nuestro siglo.

Con qué ligereza salva obstáculos,

y qué fácil le resulta saltar sobre su presa.

No es como los otros sentimientos.

Más viejo y, a la vez, más joven.

Por sí mismo genera la causa

de su despertar a la vida.

Duerme a veces, pero jamás con un sueño eterno.

Y el insomnio no le resta fuerzas, se las da.

Buenas son las religiones,

con tal de estar en la línea de salida.

Buenas son las patrias,

con tal de lanzarse a la carrera.

Al principio, incluso la justicia funciona.

Después correrá solo.

El odio. El odio.

La faz se le retuerce en una mueca

de amoroso éxtasis.

¡Qué anemia y apatía

la de los otros sentimientos!

¿Desde cuándo la fraternidad

arrastra multitudes?

¿Ha llegado alguna vez la compasión

primera a la meta?

¿A cuántos voluntarios seduce la duda?

El odio sí seduce, ¡y cómo!, es perro viejo.

Avispado, listo, trabajador.

¡Cuántos cantares ha compuesto!

¡Cuántas páginas de la historia ha numerado!

¡Cuántas alfombras humanas ha desplegado,

en cuántas plazas, en cuántos estadios!

No nos engañemos:

sabe crear belleza.

Espléndidos son sus incendios en la negra noche.

Soberbias las humaredas de sus explosiones al alba.

Imposible negar el patetismo de sus ruinas

ni el humor chabacano

de la única columna que queda en pie.

Es maestro del contraste

entre silencio y estruendo,

entre sangre roja y nieve blanca.

Y nunca jamás se cansa

del leitmotiv del verdugo pulcro

sobre la inmunda víctima.

Siempre dispuesto a nuevas tareas.

Si es necesario esperar, espera.

Dicen que es ciego. ¿Ciego?

Tiene los ojos de lince del francotirador

y mira el futuro con denuedo.

Él, sólo él.

Tad. María Miseska

wislaww

Fin y principio

Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.

Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.

Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.

Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.

Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas las cámaras se han ido ya
a otra guerra.

A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.

Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.

Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.

Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.

En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.

Traducción de Abel A. Murcia

Wis?awa-Szymborska1

La cruzada de los niños

En la más ardiente de nuestras ciudades,
hunden el rostro en sangre coagulada
cadáveres de niños.

Primera vez que juegan a la guerra:
ya sin bromas, la primera e intrépida refriega.
Alguien mostró cómo. Él probó. Es coser y cantar.
Disparar. Da en el blanco. Qué fácil disparar.
La primera aventura. Adulta, verdadera.
Agarra una botella de gasóleo —tenaz y concentrado—.
Ayer serían tres los tanques y hoy llegará el cuarto.
Se adelantan a la orden unas manos inquietas.

… A través de una ciudad que cae a pedazos,
pasto de unas llamas que ya nadie es capaz de dominar,
armada de unos puños contenidos, petrificada en un grito,
se abre paso bajo el denso y ardiente granizo de las balas,
la cruzada callejera de los niños.

Nuestros ojos con los últimos recuerdos ya cansados;
las manos, saben, creen, en cambio.
Manos con las que habremos de levantar el peso de esta tierra,
que saben que el mundo renacerá sin los fantasmas de la guerra,
que pagará, sin vueltas, por los años abatidos,
y creen en un nuevo orden y un nuevo ritmo.

… y quizá también por eso nos ahoga día y noche
ese tristísimo por qué, ese callado para qué
los cadáveres de los niños

wislaaaaaa

LAS TRES PALABRAS MÁS EXTRAÑAS

Cuando pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.

Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.

Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.

Wis?awa-Szymborska1

Epitafio

Aquí yace, como  la coma anticuada,
la autora de algunos versos. Descanso eterno
tuvo a bien darle la tierra, a pesar de que la muerta

con los grupos literarios no se hablaba.
Aunque tampoco en su tumba encontró nada
mejor que una lechuza, jacintos y este treno.

Transeúnte, quita a tu electrónico cerebro la cubierta

y piensa un poco en el destino de Wis?awa.

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 Maria Wis?awa Anna Szymborska (Prowent, actual Kórnik,Polonia, 2 de julio de 1923 – Cracovia, 1 de febrero de 2012)Poeta, traductora ,ensayista e ilustradora, premio Nobel de Literatura en 1966.

Inició los estudios Lengua y Literatura Polaca y Sociología, que no pudo concluir,  y en sus años universitarios comenzó a publicar poesía en periódicos y revistas; su primer poema publicado fue Busco la palabra, aparecido en el suplemento literario del diario Dziennik Polski en marzo de 1945.

Wis?awa Szymborska se casó con el poeta Adam W?odek en 1948. Su domicilio en  Cracovia se convirtió en un centro neurálgico para escritores de su tiempo. Entre ellos, destaca el  escritor Czeslaw Milosz quien también  obtuvo el premio Nobel de literatura en 1980.

La pareja se separó en 1954, aunque siguieron siendo amigos durante el resto de sus vidas. No tuvieron ningún hijo.

Szymborska se involucró sentimentalmente con el escritor Kornel Filipowicz quince años después. Nunca se casaron y siempre mantuvieron su independencia sin llegar a convivir.

En  1952 publicó su primer poemario Dlatego ?yjemy (Por eso vivimos).Su vida y su obra se vio marcada por  la ocupación nazi de Polonia y la Segunda Guerra Mundial ; sus primeros poemarios están impregnados de su ideología comunista de la cual se fué alejando por su progresivo desencanto del modelo soviètico y las políticas de Stalin.A lo largo de su carrera, publicó más de una veintena de poemarios, cuentos y reseñas de libros .

Algunas de sus obras publicadas:

  • Por eso vivimos (Dlatego ?yjemy, 1952)
  • Preguntas a mí misma (Pytania zadawane sobie, 1954)
  • Llamando al Yeti (Wo?anie do Yeti, 1957)
  • Sal (Sól, 1962)
  • Mil alegrías, un encanto (Sto pociech, 1967)
  • Si acaso (Wszelki wypadek, 1975)
  • Gente en el puente (Ludzie na mo?cie, 1986)
  • Fin y principio (Koniec i pocz?tek, 1993)
  • De la muerte sin exagerar (1996)
  • No sé qué gente (1997) Discurso ante la Academia Nobel.
  • Instante (2002).
  • Dos puntos (2004).
  • Aquí (Tutaj, 2009).
  • Hasta aquí (2014). Libro póstumo.

Algunos de sus reconocimientos y premios:

  • 1954, Premio Ciudad de Cracovia de Literatura de Polonia.
  • 1963, Premio del Ministerio de Cultura de Polonia.
  • 1991  Premio Goethe.(Alemán)
  • 1995  Premio Herder.(Austria)
  • 1995  Doctor Honorífico de la Universidad Adam Michiewicz,Pozna? ,Polonia.
  • 1996  Premio del PEN club de Polonia.
  • 1996  Premio Nobel de Literatura
  • 2011 Recibió uno de sus últimos premios, la Orden Orla Bialego (Orden del Águila Blanca), el honor más alto que se recibe en Polonia.

 

Enlaces de interés :

Irónicamente tierna, livianamente profunda: Maria Wis?awa Anna Szymborska

https://www.google.com/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=&ved=2ahUKEwin7vzzpNvzAhXyx4UKHYD_AxYQFnoECAUQAQ&url=https%3A%2F%2Fomegalfa.es%2Fdownloadfile.php%3Ffile%3Dlibros%2Fcuaderno-de-poesia-critica-n-075-wislawa-szymborska.pdf&usg=AOvVaw3So8EbC1QfiUORdLeFjOP0


  
  
  

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