10 Poemas de Liliana Bodoc

«A veces, los cuentos son retumbos y destellos de hechos ciertos. Contamos lo que ocurrió. Otras veces, los cuentos son pedazos de sueños. Contamos para que ocurra

                                                                                                                       Liliana Bodoc

Las cuatro maravillas del mundo

Aire que silba
        Fuego que fuega
        Agua que corre
        Tierra que espera

        Agua más Tierra, arcilla
        Agua más Aire, espuma
        Fuego más Agua, agua calentita

        Aire con aire, flauta
        Tierra con tierra, huerto
        Fuego con fuego, amor
        Agua con aguacero

        Apenas cuatro esencias,
        cuatro dulces puñados
        en el caldero,
        ¡y ya olía a magnolias
        el Universo!

Poesía

Le llamo poesía, le llamamos
 
a la aplomada hilera de ladrillos
 
a la sopa fragante
 
al cuaderno de puntas etropeadas
 
le llamo, le llamamos poesía
 
a la espalda doblada de los viejos
 
transformados en signos de pregunta
 
no importa si nos sobra endecasílabo
 
o si nos falta rima
 
le llamamos estrofa a todo lo que canta
 
le llamamos metáfora al sudor,
 
a la nuca dolida, al día que demora
 
a los huesos de Carlos Fuentealba
 
nosotros, que tendemos las palabras al sol
 
como la ropa blanca
 
llamamos poesía al día que nos toca
 
nos hacemos poetas
 
entre ayer y mañana.
 

Noche de diablos

En la noche más noche
        se encienden las antiguas
        hogueras de los diablos.
        Deambula el hechicero
        sobre el caparazón de una tortuga.
        Un antifaz mastica
        la carne de una fruta misteriosa.

        Cara sobre otra cara,
        las máscaras invitan
        a ser lo que no somos,
        lo que jamás seremos:
        cometas emplumados,
        brujos con cinco sombras,
        marionetas de fuego.

        En la noche más noche
        las máscaras batallan
        y bailan por sus vidas.
        Desenvainan espadas,
        escupen luz de pólvora y veneno.
        Un antifaz ovilla
        el largo cuerpo azul de una serpiente.

        En la noche más pozo de tan negra
        las máscaras invaden las ciudades,
        se suben a los techos
        y desde alli convocan a la fiesta.
        Que salgan los huraños,
        que ría el que no ríe.
        Que convide el avaro,
        que mientan los honestos,
        que brinquen los ancianos…

        Máscara sobre cara,
        en la noche más noche,
        somos otros.

        Cuando amanezca
        las máscaras caerán detrás de los bostezos
        a dormir por lo que dure el frío.
        Acabado el festejo,
        para dicha y desdicha,
        volveremos a ser nosotros mismos.

Los auténticos reyes de la historia

Me voy de carnaval

A murguear, a construir la fiesta.

¿Va a venir a escucharme? Yo soy de los que cantan.

«Vamos rojo al ritmo de la murga»

Me contaron que esto de la murga es viejo como usted.

¡No se me enoje!

Eso me hace feliz porque me da un pasado.

No un día sino muchos

Un pasado, ¿me entiende?

Un barrio como un mundo.

«Todos los domingos siempre voy a estar

Recordando siempre al que ya no está»

Me voy de carnaval, de redoblantes.

Burla para el infierno.

Me voy de mascarada a celebrar que somos los que fuimos.

Después pase un ratito y me saluda.

«Vamos rojo al ritmo de la murga»

Y de repente se rompió la risa.

Se deshizo la gracia.

¿Qué pasa?

¿Por qué duelen los cantos?

¿Quién golpea? ¿Quién corre?

Mi máscara chorrea por la frente.

¿Por qué, si estoy bailando?

Mañana, cuando ya no tenga miedo

Voy a pensar despacio.

Mañana voy a entenderlo todo

Y que ¡Oh, dale oh!

No hay paliza más grande que una fiesta del pueblo.

¡Dale, oh! ¡Dale, oh!

Ellos van a pasar

Y la murga

Va a seguir calle arriba

Dale oh, dale oh                        

Hasta la vida.
booodocc

Primera persona

Yo, primera persona del singular.

Yo tengo

Pero Yo no soy Tengo
porque
si un huracán se lleva todo
y me deja tan solo con lo puesto.
Yo seguiría siendo.

Yo estoy.

Pero, atención,
porque aunque cambie de lugar,
aunque cambie de barrio y de ciudad
yo sigo siendo.

Por las noches yo duermo
pero no soy Dormir
porque cuando despierto
sigo siendo

Yo canto.
¿Y si no canto?
Yo juego.
¿Y si no juego?

Yo estoy aquí y allá
yo tengo, yo no tengo
yo canto y desencanto
yo esta tarde no juego
pero yo sigo siendo.

Yo soy yo cuando Soy.

No soy Tener.
No soy Estar.
Yo soy
Ser
en primera persona del singular.

Yo en el laberinto

Como la vida, el laberinto

se envuelve sobre un eje misterioso.

Termina donde dobla.

Se quiebra, zigzaguea,

desanda en espiral y avanza en círculo.

Gira sin avisar que la línea se enrieda

en un nudo ovillado que no empieza.

Continúa y se junta en el centro de un lazo que intersecta un camino bifurcado.

Se mete en la madeja de curvas paralelas cortadas por un eje

de trayectoria recta.

Propone cinco ángulos

en diagonal trazados

para encontrar el centro

del paralelogramo.

Parecido a la vida, el laberinto

no está señalizado.

Por eso es conveniente recordar

que no siempre el atajo es el atajo.

Y caminarlo lento,

sin correr tras la prisa

porque al final de día, comprendemos:

fue mejor el andar que la salida.

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La poesía

Recuerdo muy bien aquel mundo de agua donde empezó mi vida. Lo recuerdo porque puedo imaginarlo, porque puedo conjeturarlo. Ese mundo de agua, redondo y sin fondo, donde adquirí mi forma fue la metáfora primera que conocí. Y el canal entre mi madre y yo, fue el primer verso.
Porque la poesía es una conjetura acerca de lo inefable. Un modo, quizás el único, de
acercarse a las quimeras.
Recuerdo también el día en que mi madre se quedó parada a mis espaldas, mientras yo subía las escaleras de la mano de una mujer vestida con guardapolvo blanco. La mujer me dijo que no llorara, que iba a enseñarme a dibujar la letra m. Entonces, llegó de nuevo la poesía. Y entendí que el lenguaje puede ser la extensión del regazo materno.
También recuerdo cuando ocurrió al revés, y fue mi propio vientre una metáfora de agua.
Puedo recordar cuando yo fui la madre detenida a espaldas de mi niña. Aquella vez, regresó la poesía a explicarme los sentidos del tiempo.
Hoy recuerdo mi muerte.
Puedo recordarla porque puedo imaginarla, puedo conjeturarla.
Si en ese trance consigo aceptar que es nuestro deber dejar sitio a los otros, entonces la muerte no será más que la mejor metáfora del amor.

Yo en el espejo

Le pregunté al espejo
si era yo ése que estaba.
Me preguntó el espejo
si era yo ése que estaba.

Con mi mano derecha
toqué su mano izquierda.

Me reí con su risa.
Me miró con mis ojos.

Quise entrar y no pude.

Pero cuando me fui
se quedó solo.

Ilustración Gonzalo Kenny para la Feria del Libro Mendoza 2018

Las cuatro maravillas del mundo

Aire que silba
Fuego que fuega
Agua que corre
Tierra que espera

Agua más Tierra, arcilla
Agua más Aire, espuma
Fuego más Agua, agua calentita

Aire con aire, flauta
Tierra con tierra, huerto
Fuego con fuego, amor
Agua con aguacero

Apenas cuatro esencias,
cuatro dulces puñados
en el caldero,
¡y ya olía a magnolias
el Universo!

Liliana Chiavetta, Liliana Bodoc (  Santa Fe, Argentina, 21 de julio de  1958- Mendoza, Argentina 6 de febrero de 2018) Desde los cinco años vivió en Mendoza, posteriormente en El Trapiche,cerca de la Ciudad de San Luis. Estudió Licenciatura en Letras en la Universidad de Cuyo y ejerció la docencia en colegios de la misma universidad. 

Publicó su primera novela, Los días del Venado en el año 2000,novela con la que abre una trilogía de épica fantástica y que  fué premiada por la feria del libro de Buenos Aires y obtuvo la mención especial de The White Ravens en el año 2002. En 2002 publicó la secuela de Los días del Venado con el título de Los días de la Sombra que también obtuvo buenas críticas .En 2004 publicó el tercer y último libro de lo que forma Saga de los Confines, con el título de Los días del Fuego,culminando así lo que podría ser considerada una trilogía épica-mágica, inspirada en las leyendas aborígenes de Latinoamérica. Una reelaboración de sagas al estilo de las de J. R. R. Tolkien, desde una mirada «latinoamericanista» en la que pequeños actos se entretejen con los épicos, y donde niños y mujeres tienen un rol protagónico y son capaces de torcer el rumbo de las cosas. La Saga de los Confines, trilogía inspirada en la América precolombina, es considerada uno de los textos más importantes entre las publicados en Argentina en la última década .

En sus propias palabras:
«El modelo tolkieniano es eurocéntrico, patriarcal, ario y eclesiástico. Esos lugares me alejaron y capitalicé también esa distancia para escribir una saga con otra visión del mundo. Para crear este universo leí durante meses libros sobre las culturas mapuche, azteca y maya”.

 En 2004  publicó el libro de cuentos infantiles Sucedió en colores y en 2007 el cuento La mejor luna En el 2008 publicó la novela El espejo africano,  en 2009 su obra Presagio de Carnaval  y El mapa imposible, publicado en 2011. En 2015, Bodoc presenta la serie Elementales, relatos ilustrados por Johanna Wilhem e inspirados por los cuatro elementos de la naturaleza: Silfos (aire), Ondinas (agua), Salamandras (fuego) yNomos (tierra). Ese mismo año publico Tiempo de dragones, la profecía imperfecta, literatura juvenil, con ilustraciones del artista Ciruelo Cabral.

Autora de más de treinta títulos dirigidos a un amplio rango de edades, Bodoc escribió  novelas , poesía y cuentos para niños . Igualmente escribió guiones de cine, teatro y una novela que se cruza con el cómic y la historieta,Sus libros han sido traducidos al alemán, francés, neerlandés, japonés, polaco, inglés e italiano y han vendido miles de ejemplares (más de 140 mil, a lo largo de 16 reediciones).

Ha obtenido numerosos premios y reconocimientos, entre ellos:

  • Premio Feria del libro de Buenos Aires, 2002
  • Mención Especial White Ravens, 2002 y 2013
  • Premio Calidoscopio de Venezuela, 2003
  • Premio Konex 2004: Literatura Juvenil
  • Premio Barco de Vapor, 2008
  • Premio Konex de Platino 2014: Juvenil

Enlaces de interés :

Liliana Bodoc Visual

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