La gente suele ver
desde sus pequeñas torres
como descienden astros emplumados sobre las cabezas
gira en su normalidad gira hasta reventarse en sus propias leyendas
el sol
los soles figurados
y una tarde
puedes ver
cielos de telas hechas de cielo de nubes pintadas
pájaros portadores de noticias alegres
no olvides a los trenes
ellos llevaron las cartas de antiguos señores
y hablaron con los árboles y con el musgo de los puentes
De Espacios en disolución (1976)
Atracción de lo vasto
Ese canto resonante
de Cuerpo
esa expectoración primera
inicialmente contenida
bufido o eructo desarticulado
Ese pujar vocal
Estertor físico del soy que se busca
Y esa primera abolición del ser en la palabra inicial
Ah voz en ahogo
violencia y voluptuosidad cercada
Ah tránsito de ser a mí
Ah gorgojeo
rasgadura de garganta
ruido
pobladura de lo vasto
Eco
Inserción de lo inmenso en lo breve
Imagen
Consecución
Y esto: lo que puedo decir desde mí mismo
hoy
ahora que he aprendido a articular mi discurso
Esto, para decir:
Oh escena terrible para espectáculo
Oh espantosa contemplación de lo solo
No calma desde esta calma
No suficiente sin sentido desde esta ausencia
Desierto y ruina
–y decirlo se torna ridículo–
Ah, mira la contorsión del cuerpo, la siempre en oposición
Pero me contorsiono
y profiero
sólo yo puedo hacerlo
desde lo que me cerca y me abre
Ah canto siempre devuelto
Siempre no nacido todavía o a destiempo
Tajada, sí…
Y muero por lo vasto que cercena
como los dioses mueren por la nada y se levantan
contra ese soy que en extensión cubre
¿Lo signo, lo fijo, lo canto?
lo dilatado ineludible?
Lo canto, lo signo
porque también habita en mí el deseo de su posibilidad
en franca oposición a lo permanente
en rechazo al borde demasiado preciso
y a la costumbre de esta piel
en distancia de mi propio cuerpo
hacia la instauración de lo breve
por atracción a la ausencia
erguido el canto en regreso al soy
De Espacios de ausencia y de luz (1982)
Frontera
Viene del cuerpo
se derrama
se expande desde el interior hacia fuera
como mares agitación pulsa
Viene del cuerpo y es fiebre y ardor
Incendia invade colma
quiebra barcos raja puentes instaura escombros
Imperceptible
brote inaugural
lento
asciende, crece, se riega .el fondo abismal
la casa de la Bestia
el cuerpo del alma haciendo cuerpo.
Viene del cuerpo
cópula de mis volcanes y mi lava con la Tierra
boda violenta
beso de mi fuego al fuego del mundo
derrame de Naturaleza
inundación
ruptura de la cárcel
Y la Bestia crece en habla extraña
en violencia de dique y cerco
honda, ardiente
como nacimiento y muerte
¿Qué habita allí?
¿Qué lo movido?
Dotaré de un nombre a esas remociones
diré de su habla en delirio
construiré un dique de palabras vigorosas
palabras playa y costa y puerto
aplacaré a la bestia a fuerza de umbrales sensitivos
acariciaré al monstruo
lo llamaré toro, acaso tempestad…
rueda y ruedo
extremo de la fiesta
jolgorio de los efluvios del ser
ardor muertes
torrente renovación
En el mar del Sur de mi cuerpo el centro
los muros que contienen la otra memoria
la reserva de lo innumerable
la riqueza plutónica
Viene del cuerpo
como espectáculo desarticulado irrumpe
Quiebra los órdenes de mi escena la sangra
escancia mis vinos .las reservas desangra
Quiere allí
Quiere ganar espacio y señorío
Quiere y es anhelo
Desde la revuelta de mis mares furiosos
agolpado
he escuchado el lamento hecho voracidad
Carnal
vibrante
lanza la conexión entre el corazón de mares y lagos exteriores
y lo que está más acá de mis muros
Y así vincula .enlaza
coloca en los bordes
tensa el arco de los limites
Ah pantanos, ah aguas estancadas
ah ardor de mar que las inunda y las limpia
tiñendo de rojos
abrasando cuenco y cántaro
ah yunta del animal en prisión
ay mis aguas y mi sangre
trazando el dibujo abierto
la inmensa red .desigual
— Cómo temo.
Llega del cuerpo y es lo sin rostro
no la sombra
no un padre
apenas la coja bestia cansada
Es sangre multiforme
sangre aventurada
surtidor en cuyo origen hierve el agobio
Y pasa y se instala
en los Reinos
en los espacios donde rige mando y autoridad
porque comanda bajos fondos
despropósitos marginalidades
zonas rojas
equívocos
Ah corazón de la tierra en llamas
Ah .centro .del .cuerpo .hálito .respiro .de .la .bestia combustión alma
Ah boda del fuego del alma y el fuego de la tierra
—Cómo reverencio
En las casas de los que saben, encendida está la tea
la llama sagrada .el tributo
en esas casas sabias,
el secreto altar
no devoto
no irreflexivo
atento a los desbordes
Sobrepasa el mar, invade el viento, excede la furia de la Bestia
ataca
sin invitación
lleva hambre de cuerpo y es Erinia.
Instauradora de la otra justicia
desquiebra y construye
acomoda
ajusta
Octubre, 1981
De Hasta que llegue el día y huyan las sombras (1983)
Rezo
Tengo miedo
Desconozco
No sé moverme
El río me habla de lo raro
de lo inmenso
Rezo
no sé de la montaña
sólo que es grande, magnífica
no debo decir de lágrimas en su pena
Rezo, está el mar
y el golpe apresurado de ola a ola
Y hay cosas que olvido
las más pequeñas
corpúsculos de luz
lamentos
Mi llanto no tiene fin
y debo consagrarme
atenta
De Plegarias y penumbras (1986)
El Horno
El horno es un estuche, un vientre secreto
una madre mecánica que manejo con mis fuegos y mi apetencia
Lo obligo a encender sus paredes
lo gradúo
Le digo: abrasa a tu presa
quema su superficie
ablanda su centro
Le digo: trescientos grados… y su pasión obedece
Amante sólo amante suda fuegos y se deja
invadir por el aroma se deja
regar por los desbordes de aquello que quema.
No es un ángulo
ni se abisma en su centro como una esfera
Es sólo caja de calor
alma no circular cuyos ritmos determino.
El horno es una hechura
un preludio
una red, una trampa
el centro de la casa y de la farsa
Por él la saciedad, el olvido, el sueño, la embriaguez
Ronca el horno y no lo sabe
apaga vigilias y luces
quema la presa aniquila al comensal
Se fuga el animal, se hunde un diálogo en la noche
se entibian las razones
el horno se enfría
quedan manchas, huellas de la cena
Los hombres recogen sus abrigos y un cuaderno ahí, una cosa…
Cae
melancólico el sopor.
Es el trabajo del horno impuesto a la fiesta
el rigor del horno
exacto regular
implacable adormidera
mecánica calidez
vientre de la casa
secreto de abuela de hierro y de rejillas.
La reja es otra cosa
y otra el dibujo de la reja
otra y más honda, secreta, es mi división
Y ese invitado, ¡fuera!
si no fuese por mis rejas,
la casa
el otro horno que aquí quema!
De Plegarias y penumbras (1986)
Ser
Estoy en una playa sin fin
mi alma se despliega
inconsulta
hacia una rara nada
No sé de mi nombre
de mi cuerpo
absuelta de todo ser
de toda obligación
me entrego
a solas
al ardor
me adormezco
Infinita, soy esta arena
lo que me borra
lo que quiero ser
1983
De El reino donde la noche se abre (1987)
La casa, ese depósito de ángeles
Treinta años para una casa y la ruina sobreviene.
Demasiadas historias se instalan
entre límite y borde
mujeres muertas hombres abandonados
locura, tedios
ebriedades impregnan las paredes
y ellas se escarapelan
pierden piel y salud
porque lo sienten de nosotros
Las casas, las feroces casas erigidas siempre en contra de algo
siempre a pesar
no resisten.
Inclemente el tiempo secreto de la vida las socava,
lentamente, lentamente
llega la tarea de invasión
ni rango ni altivez ni orgullo son perdonados.
Tampoco el amor.
El tiempo de la vida, imperceptible, corroe
ellas se pudren si nuestra atención no atiende
y aún en la atención
mugre, basura, desperdicios
todo un fragor de excrecencias
se eleva
para rendirnos.
En la pared, en un rincón, la fuente de descalabro
la antigua foto, el retrato
vida de una muerta que dicta la poda y la resurrección
al fondo enmarcado
lo que genera angustia, poesía
En ellas los amores se pasean intactos
fieles en la falta y en la ausencia.
Las casas expiden vahos, hálitos
expiraciones de nuestro ser
¡tanto trapo allí, tanta cortina gastada!
cada cosa una imagen ya deforme.
Pasiones, muertes y desangres
cada pérdida se inscribe como dibujo
en paredes y techos
y acumulamos pasado y nos contaminamos.
hasta la fiebre
y hay sin embargo un tiempo para expeler
nos despedimos del recuerdo
de las cosas rotas, queridas
del papel, de la foto
Nos mudamos.
mas no volvemos a llenar
reunimos vastas extensiones de recuerdo.
La pasión no acaba no se silencia
Cada muerto en cada casa es un habitante más.
Opina, decide, señala y rige.
Cada olvidado es una presencia.
Una casa de treinta años es una casa de trescientos años
el mismo bibelot
la misma polvera
un aguamanil, el primer anillo
Nadie ha desaparecido allí y todo está muriendo
sangrando, como una Dolorosa.
Entre la casa y la caja de la cómoda, una identidad
ambas albergan, cuidan residuos
restos imprescindibles
innumerables botoncitos
tarjetas de consuelo
¿y el collar? la herencia…
La casa,
ese depósito de ángeles
todos yertos, todos ya yermos
y sin embargo cantantes.
«Una luna muerta alza siempre la marea.
Un desamor reaviva la llama de otro».
Ella sabe todo de nosotros
lo que seremos, lo que fuimos.
Ángel guardián de sueños y fracasos
de gritos contenidos
Casa virgen, violenta
¿Quién dice adiós a su casa?
¿Quién se despide?
La red nos acecha Casa es enredo y queja
Clavada en el centro del corazón
nos sigue
somos su continuidad, sus rasgos, su carácter
su saber tácito.
Somos albergue, casos, alfombras
pertenencia de otros.
No hay renuncia posible
hay pena, sí
melancolía por lo no elegido
la fuerza de esta sangre que esculpe y da forma
el torrente que nos inscribe
el contra del deseo
la herencia.
«Ay esta pena de ser lo que somos
con una casa a cuestas
sabiendo de una sala, de un pasillo».
porque una vez allí el abrazo se detuvo
o la palabra fue impronunciada
y se mantuvo adentro, contenida, abortada.
y hay una ventana abierta
dispuesta a toda despedida
y hay un cielo abierto, una intemperie
pero rebuscamos en cajones
nos mantenemos en la madeja de su historia
encontramos siempre llaves, tejidos
lo que nos hila y ata
retardamos
aplazamos
Y la casa se repinta y se retoca como un alivio.
mayo 1984
De El reino donde la noche se abre (1987)
Disolución
Las sandalias
las zapatillas
para el baile
para el amor
para los besos
aquí
entre la gravedad
entre los llantos
entre todo lo que no se puede decir
Y la flor, la bella flor
los perfumes
la danza
los velos
y este intenso amor
para los vientos y el aire
para el desgranarse
De Cielo, tu arco grande (1989)
Si no viene
si no llega
déjalo estar
Ello está allí, siempre
como convocatoria
Si no viene
espera
La canción de la luna hace su tiempo.
Octubre, 1987
De Cielo, tu arco grande (1989)
El estanque
Mi infancia es hoy un gran estanque
donde me miro
en su fondo verde liquen
piedras alcanzadas por el musgo
peces de rara y brillante especie.
Yo hundo allí mis manos
y agito las aguas
para alcanzar una sombra
siempre evanescente.
El estanque me devuelve el cielo, las nubes
cielo y tierra en él se besan
confluyen.
Yo dibujo allí una imagen, la sueño
mas no la alcanzo.
de Casa de agua y de sombras (1992)
Él le puso nombres
soñó sus seres
inventó una casa, una genealogía
amó, dictó palabras
dibujó un jardín, soñó un río
devolvió para el amor un estanque
y todo se ha perdido
no existen sombras de su nombre
sólo trazos, dibujos incompletos
la frágil memoria
de quien lo sigue extenuado
Él es todos, cada uno, en ese sentir de muerte
La luz silenciosa en cada casa
.
Nosotros
.
La vaguedad que nos cierne.
.
Él no está allí, sino secretamente
al albergue del corazón
en un cuarto ya no propio
desalojado
Él no está allí pero agoniza en mí.
Hanni Ossott. Créditos: Lisbeth Salas.
Memoria
Es mejor
no tener ya más memoria
para el tiempo pasado
las casas, las filigranas, los helechos
el borde, un tejido…
Es mejor
no tener un rostro
para siempre
que atormente e instigue
Es mejor
no escuchar ya una voz
ni oler perfumes ni cuerpos
Mejor este no saber.
La enfermedad
Una habitación oscurecida
un padre casi de rodillas
una hermana guiando de la mano
sosteniendo, en silencio.
Extraños en torno
y mi madre,
yacente, frágil.
Vi sus pies
vi el movimiento suave de las sábanas
Vi el rostro volteándose
a desgana de mi
fatigado.
Ella ya no era mía, era de la enfermedad.
Yo ya no era de ella.
En torno, el raro y sagrado silencio, ahuecándose, en ese cuarto;
mi reverencia
mi contención
mi asombro
mi espera
mi pena
Grises líneas sobre su rostro
yo no tuve palabras
no tuve hálito
Pensé quizás que hablándole reviviría.
Y después la soledad se acreció
infinitamente
para entregar
nubes, pájaros, el infinito, estrellas.
Por ese tiempo se empieza a escuchar
desde lo solo.
Vi grietas en las paredes
árboles altísimos, extraviados.
Y busqué,
una cosa sólida
un acabamiento
una entereza
un perfil concluso.
Mi ansía carecía de límites
Mi mano dibujaba en el aire vacío una forma.
Anhelaba poseer.
¿Qué?…
Se buscaba en todas partes
en closets y baúles.
En un baúl hallé un sombrero
rosado, de ala, de plumas
bello, elegante.
Era su imagen.
Luz por él me vino.
Me vi en los espejos, bailé
bella por ella era
todos sus amores, todas sus pasiones
sus viajes, sus locuras
me había sido otorgadas…
y no era ella
era también otra
la que inventé para mí.
Un día abrí una vieja puerta
desde mi pequeñez la vi alta, sagrada, secreta
dentro todo estaba oscuro
un olor unánime, raro, cundía
olores acumulados.
Tuve miedo.
Vi los trajes
los bellos y los cotidianos.
El bello era negro, de gasas, de lentejuelas.
El cotidiano de desdibujada flor
gris y rosado.
Su pasión me llegaba.
Y yo no tenía respuestas.
Todo distante.
Lejano. Inalcanzable.
Ningún traje era ya de mí, sino del moho.
De Casa de agua y de sombras (1992)
El Circo Roto
A todos
«Toda la vida es un drama»
Rafael Cadenas (En una conversación.)
He muerto
he trascendido la muerte
he trascendido la vida
más allá de mí no queda nada
sólo rastrojos
penas.
La fiesta se ha apagado
las luces del teatro ya no existen
estoy en la nada
del Circo no queda sino un traje raído
cansado
descolorido.
De El circo roto (1996)
Hanni Ossott (Caracas, Venezuela, 14 de febrero de 1946-Ibídem, 31 de diciembre de 2002). Poeta, profesora, traductora, ensayista y crítica de arte. Hanni Ossott es considerada una de las voces más importantes de la poesía venezolana.
Hija de Magdalena Lipfert de Ossott y Hans Ossott Machado , ambos de origen alemán. Su madre falleció cuando Hanni tenia tres años, hecho que su familia le oculto durante un tiempo, lo cual marco su vida y su creación poética posterior.
Desde muy pequeña tuvo afinidad por la música, el arte y la lectura. A los ocho años escribe su primer poema titulado «A la madre». En Caracas cursa estudios de primaria y secundaria en el Colegio Nuestra Señora de la Consolación.
A los 21 años ingresa en la Escuela de Letras, Facultad de Humanidades y Educación, de la Universidad Central de Venezuela licenciándose en 1975. Paralelamente a sus estudios universitarios frecuenta los grupos literarios que la vinculan con Luisa Palacios, Alejandro Otero [padre], Mercedes Pardo y Miguel Arroyo. Un año después se casa con Alejandro Otero (hijo).
Hanni Ossott comienza a impartir clases en 1978, ocupando la cátedra Necesidades expresivas en la Escuela de Letras. Estuvo dirigiendo cursos en la misma rama literaria: Poesía y poetas, Literatura y vida, Lo apolíneo y lo dionisíaco, Literatura alemana. Posteriormente fué Jefa del Departamento de Disciplinas Literarias de la Escuela de Letras
En 1979 viajó a Grecia a cursar estudios sobre Platón y Heráclito en la Universidad de Atenas. En esa época dominaba siete idiomas: italiano, francés, latín, inglés, alemán, español y griego. De igual forma, estudió ampliamente la obra de Friedrich Nietzsche.
Desilusionada por su experiencia académica en Atenas decidió irse a Londres a cursar estudios de filosofía, por consejo de su amigo el historiador Manuel Caballero, quien por entonces cursaba estudios de posgrado en Oxford. A los pocos meses se casaron. (para Hanni era su segundo matrimonio).
Ya en Venezuela, a partir de 1982, acude al consultorio del doctor José Luis Vethencourt, relación psicoanalítica que influirá en su obra poética.
Tradujo a poetas como Rainer Maria Rilke, D.H. Lawrence y Emily Dickinson, influencias decisivas en su propia obra. Ejerció como crítica de arte y publicó varios libros de ensayos sobre poesía.
Obra publicada :
Espacios para decir lo mismo (1974), Formas en el sueño figuran infinitos (1976), Espacios en disolución (1976), Memoria en ausencia de imagen/ Memoria del cuerpo (1979), Espacios de ausencia y de luz (1982), Hasta que llegue el día y huyan las sombras (1983), Plegarias y penumbras (1986), El reino donde la noche se abre (1987), Cielo, tu arco grande (1989), Casa de agua y de sombras (1992) y El circo roto (1993). En el año 2008, la editorial venezolana bid & co publicó sus Obras completas, donde también se incluyeron sus ensayos y traducciones.
Como ensayista publicó Imágenes, voces y visiones(1987) y tras su fallecimiento se editó Cómo leer la poesía (2005).
Recibió el Premio de la Bienal José Antonio Ramos Sucre (1972), el Premio Municipal de Literatura Mención Prosa, (1987) y el Premio CONAC de Poesía (1988).
Hanni Ossott, considerada por muchos como “la poeta suicida que no cometió suicidio” -aunque existen hipótesis que arrojan que se quitó la vida en el 2002, pero la versión oficial señala que murió de causas naturales-tras varios años de reclusión en una casa de reposo, falleció en la noche del 31 de diciembre de 2002 . Sus cenizas fueron esparcidas en los jardines de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV , su amada universidad, donde durante 20 años había ejercido la docencia.
Enlaces de interés:
http://www.carm.es/edu/pub/20_2016/1O_contenido.html
https://poesiavzla.files.wordpress.com/2018/08/hasta-que-llegue-el-dia-y-huyan-las-sombras-hanni-ossott.pdf
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