Helene Von Druskowitz 

Esta página es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres, pioneras, pensadoras y/o escritoras es tan importante en la historia que creemos deben ser incluidas.

Este es el caso de la extraordinaria Helene Von Druskowitz ,la filósofa que plantó cara al mismísimo Nietzsche.

Una de nuestras Imprescindibles.

 Helena Maria Druschkovich, Helene Von Druskowitz (Viena, Austria, 2 de mayo de 1856, — Mauer-Öhling, Austria, 31 de mayo de 1918).Filósofa, escritora, profesora, critica musical y feminista. Se convirtió en la primera mujer austriaca y la segunda después de Stefania Wolicka en obtener un Doctorado en Filosofía. .Utilizó múltiples pseudónimos de autor, entre ellos Adalbert von Brunn y H. Sakrosant.

Pertenecia a una familia vienesa acomodada. Era la menor de tres hijos. Su padre falleció cuando ella tenía dos años de edad. Pero eso no le impidió recibir una buena educación. Desde niña mostró una gran capacidad intelectual, una inteligencia prodigiosa que volcó en un primer momento en la música y posteriormente en la filosofía. Cursó la carrera de piano en el conservatorio de Viena hasta el año 1873. En esa época, solo podían ir al instituto los varones. Ella recibió clases privadas y realizó en 1874 el examen de habilitación para el Pieristen Gymnasium de Viena. Ese mismo año se trasladó con su madre a Zurich (Suiza) en cuya univer- sidad se admitía mujeres desde 1867. En el período que va de 1874 a 1878 estudió filosofía, filología germánica, arqueología y filosofía oriental, además de diversos idiomas. 

Con 22 años obtuvo el título de doctora en Filosofía en la Universidad de Zúrich, con una disertación sobre el Don Juan de Byron y se publicó en 1879.

Trabajó como maestra de historia literaria en diferentes universidades (Viena, Zürich, Münich, Basilea). Comenzó una vida de viajes, conferencias y círculos literarios y filosóficos. Viajó al Norte de África, Francia, Italia y España antes de regresar a Viena. En 1881 conoció a Marie von Ebner-Eschenbach, quien la introdujo en su círculo literario. Se entusiasmó por la poesía inglesa del XIX. Consideró a Shelley el gran autor que unía lo antiguo y lo nuevo en su obra. Siguiendo la pista a Shelley leyó a Mary Wollstonecraft A Vindication of the Rights of Woman (1792). El ideal de la mujer emancipada se confrontaba con el principio del ideal femenino en Schiller. En el año 1884 entró en el círculo de Malwida Von Meysenbug, una gran figura y mentora para el grupo de jóvenes en plena ebullición intelectual, entre otros Rainer Maria RilkeLou Andreas Salomé Friedrich Nietzsche. Su relación con el filósofo ocupa un lugar destacado en su vida. El filósofo tenía muy buena opinión de ella, de la que llegó a decir que le parecía “una criatura de alma noble y recta”. Al principio, Nietzsche mantuvo con ella un contacto epistolar. El tema de la libertad de la voluntad les unió. Helene considera que en Nietzsche sobrevive algo del impulso rapsódico de los antiguos profetas. Sin embargo, el entusiasmo por Nietzsche dura poco. Helene se da cuenta de los riesgos que implica su enfoque filosófico, como si hubiera adivinado la manipulación que años más tarde haría su hermana con su obra, en manos de la ideología nacionalsocialista alemana. Con el tiempo, Helene critica la obra de Nietzsche, a la que definirá como “juego de paja”. Sus aires de profeta pasan de ser algo especial a parecer de repente “ridículos”.

Helene Druskowitz fue una de las afortunadas en recibir una copia del cuarto libro de Así habló Zaratustra. Cuando Helene criticó la obra, el filósofo cambió de opinión sobre ella por haber “ofendido a mi hijo Zaratustra con una presumida cháchara literaria”. En un primer momento cada uno creyó haber encontrado en el otro una afinidad que quizá hizo subir las expectativas intelectuales en vano: pronto Von Druskowitz vio un farsante allí donde antes había visto un profeta. En la obra de Helene vemos una anticipación a lo que está por venir, una especie de lucidez sangrante difícil de soportar, que derivó en locura. Ella captó en la aspiración “Darwiniana” de Nietzshe y su voluntad de poder, a la que denomina “el turbio rasgo fundamental del hombre” la reunión de lo peor del concepto masculino en la cultura, esa dominación que termina por destrozar cualquier atisbo de vulnerabilidad, inteligencia o belleza. Así, Helene dirá:

Druskowitz solo le asigna un valor literario, cuestionando sus verdaderos dotes como filósofo: 

Druskowitz es también la representante más importante del pesimismo filosófico moderno, mismo que había estado siempre expuesto por hombres, y fundado por aquel filósofo misógino —que a veces pareciera ser el otro polo del pesimismo feminista de Helene—, Arthur Schopenhauer.

En el pensamiento filosófico de Von Druzkowitz la especie humana no existe: hay hombres y mujeres y los primeros han dominado y corrompido a las segundas y son los responsables del espanto de un mundo hecho a imagen y semejanza del varón. Helene escribió :

Helene Von Druskowitz se declaraba “orgullosamente anormal”. Su deseo de diferenciarse del grupo la condujo a repetir con gusto la frase “quiero vivir mis talentos”. Esta frase podría relacionarse con la de Lou Andreas-Salomé sobre la vida como una obra de arte. La historia de estas mujeres, con una extraordinaria vitalidad y deseo de vivir, es un ejemplo de la filosofía en femenino: una forma de agujerear el discurso filosófico sistemático para introducir en él la apertura de la palabra y de la pregunta por su propia consistencia. Helene también decía: “Sólo el talento puede demostrarse a sí mismo”. Es interesante resaltar la coincidencia intelectual y personal de ambas en lo referente a su relación con Nietzshe. ( ver la carta que el filosofo le envía a Lou Andreas-Salome después de ser rechazado por ella para casarse: carta )

Su inclinación sentimental y sexual hacia las mujeres hizo de ella una figura molesta, casi defenestrada por los círculos intelectuales y sociales de su época. Helene se atreve a alzar la voz , una voz reivindicativa, contra el predominio masculino en aquella sociedad de finales del XIX y principios del XX, que considera injustificado y grotesco, y asegura que no solo hay que acabar con él, sino con todo signo de preeminencia masculina en todos los terrenos de la vida. 

Von Druskowitz era una mujer ” incómoda” bebía, fumaba, mantenía relaciones con mujeres y se declaraba «anormal» con orgullo. Era una feminista militante. Escribió en las revistas feministas de la época, entre ellas La sagrada lucha y Llamada a las armas.

En 1887 comenzó a vivir en Dresde con la cantante Teresa Malten (nombre artístico de Therese Müller), una estrella lírica de la Ópera de Dresden, y una figura preeminente como intérprete de las heroínas del compositor romántico Richard Wagner.

Entre 1886 y 1888 pierde a sus dos hermanos y a su madre. Posteriormente, comenzó a beber en exceso e incluso tuvo problemas con las drogas, lo que propició la ruptura de la pareja en 1891. Ahí empieza el declive subjetivo de esta mente brillante.

Tras la ruptura con Malten, se agudizó su alcoholismo y sus problemas financieros y sin el apoyo emocional de su familia (recordemos que su madre y sus dos hermanos habían muerto), fue internada en 1891, con 35 años, en un hospital psiquiátrico en Dresde donde pasará casi tres décadas. Allí, algunos informes hablan de ella como de alguien «con un elevado concepto de sí misma y mucha autoestima; muy selectiva en las relaciones con los pacientes, pero siempre gentil y afable; se ocupa de problemas filosóficos, escribe tratados, pone anuncios en las revistas (…) Realiza a la perfección actividades literarias. Compone con una caligrafía ininteligible confusos tratados andrófobos».

Es posible que su orientación sexual, su compleja personalidad, sus costumbres de mujer radicalmente emancipada del patriarcado, propiciaron su internamiento permanente en el centro psiquiátrico. No olvidemos que a finales del s. XIX la homosexualidad era considerada una enfermedad.

Helene fué víctima de lo que ella misma llamaba— el “crimen social perpetrado contra ella”. El crimen no sólo de encerrarla en un psiquiátrico ante la incomprensión de sus ideas y su moral, sino también del silencio frente a su obra de sus contemporáneos y futuros.

Helene Von Druskowitz murió el 31 de mayo de 1918, tras pasar los últimos 27 años de su vida en el hospital psiquiátrico Mauer-Öhling cerca de Viena. Tenía 62 años.

Curiosamente no terminó sus días de una manera muy distinta a la de Nietzsche, (ambos terminaron en un psiquiátrico) aunque su fama e influencia sí corrió una suerte muy dispar. La sociedad de su época no pudo asimilar la rebeldía y el talento de una mujer con unas ideas demasiado avanzadas para su tiempo. 

Y ello a pesar de que fue una de las primeras mujeres en doctorarse en Europa, una mente brillante y una profunda conocedora de la historia de la filosofía. Una filósofa imprescindible para entender el pensamiento feminista contemporáneo y fundamental en el ámbito de los estudios de género.

La editorial Taugenit ha rescatado su obra con la publicación de Escritos sobre feminismo, ateísmo y pesimismo”. Para Helene von Druskowitz, estos tres campos están relacionados y el nexo de unión es el hombre. Con todas sus imperfecciones y sus privilegios, él es la causa del pesimismo y del ateísmo:

El feminismo radical de Helene Von Druskowitz considera al varón un eslabón intermedio entre el animal y el ser humano; ella se mete tanto con sus capacidades intelectuales, como puramente con su físico. De él afirma que :

Este volumen inédito (traducido por el profesor Manuel Pérez Cornejo) reúne las Proposiciones cardinales del pesimismo y los Intentos modernos de sustituir a la religión.

Pérez Cornejo escribe que, «aunque es cierto que su estado de salud mental era preocupante, los auténticos motivos de su internamiento nunca estuvieron claros, y parece, más bien, que detrás de ellos se encontraba una suerte de reacción de la sociedad ante una persona incómoda que, adelantada a su tiempo, se había atrevido a desafiar las normas morales del momento«

En palabras de la filósofa Luisa Muraro, Helene von Druskowitz perteneció «a aquellos miembros de la especie humana que tienen el don de poseer un pensamiento independiente«, y la compara con figuras como Giordano Bruno, Hipatia de Alejandría o Sócrates.

Obras :

  • 1882 – Sultan und Prinz
  • 1883/84 – Der Präsident vom Zitherclub
  • 1884 – Percy Bysshe Shelley
  • 1885 – Drei englische Dichterinnen (Tres poetisas inglesas)
  • 1886 – Moderne Versuche eines Religionsersatzes
  • 1887 – Wie ist Verantwortung und Zurechnung ohne Annahme der Willensfreiheit möglich?
  • 1888 – Zur neuen Lehre. Betrachtungen.
  • 1889 – Zur Begründung einer neuen Weltanschauung (Zur neuen Lehre)
  • 1889 – Eugen Dühring. Eine Studie zu seiner Würdigung
  • 1889 – Aspasia
  • 1890 – Die Pädagogin
  • 1903 – Philosophischer Rundfragebogen
  • 1905 – Pessimistische Kardinalsätze (1988 bajo el título Der Mann als logische und sittliche Unmöglichkeit und als Fluch der Welt)

Enlaces de interés :

https://revistaaleph.com.co/images/ediciones_pdf/Revista_Aleph_196.pdf#page=98

El enigma de Helene von Druskowitz

https://www.milenio.com/cultura/laberinto/helene-von-druskowitz-sabiduria-etica-pesimista

https://es.wikipedia.org/wiki/Helene_von_Druskowitz

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