Réquiem para un país asesinado
(fragmento)
Érase un país
Que no se sabe cómo tomar
Nada qué hacer
Sólo
Gritar el resplandor de la herida
Romper el espejo
En los ojos de los otros
Huir la imagen intocable
De una verdad de los días ordinarios
***
No les hablo de un país
Nacido de sueños y quimeras
Les hablo de una tierra
De barro y resistencia
Con efímeros palacios amasados
De sangre y lágrimas
Con el fuego del cielo
Un duro sol
Sobre la cabeza
de mañanas calmas
***
Les hablo de un país
Pequeño
Sin envergadura sin brillo
Con millones de bocas
Millones de bocas
que narran
la desesperación
Y la amargura de las estaciones
Millones de bocas
Que ríen, lloran, gritan
Sin que se sepa jamás por qué
***
Es
un país de campesinos
de pescadores
de montañeses y gente de ciudades
que se apuran por reír y llorar antes
de que sea demasiado tarde.
Porque saben de la urgencia.
De los campesinos y los paisanos
que se que se apuran por tomar mujer
porque saben la urgencia.
Dicen: ¿Qué es acaso
la sal de la vida si no tienes mujer
la sólida en tus sólidos brazos
para hacer las cosas?
¿Qué es si no la vida,
hermano mío?
Es un país, os digo,
donde el día transpira el duro trabajo
y la noche susurra y arrulla.
Decir el país
A lo lejos, muy lejos
En medio del hambre
En medio de la sed
Gritar la cosa
Sepultada en lo más profundo
De la rebelión
En lo más profundo de la cólera
En medio de la desesperación
O bien
Depositar la pesada carga
Y esperar que por fin
Despunte un nuevo día
O bien
soñar con un descalabro de astros
De meteoros de galaxias asesinas
Y huir
Hasta que casi nada
Allí
Al confín del horizonte
***
No les hablo
de un país desconocido
Perdido en la amnesia de geografías
Extraviado en algún sitio
Entre páramo y montaña
Les hablo
de un país en subasta
Solo ante las tormentas de la Historia
Adosado contra vientos y mareas
A los sortilegios de malos augurios
Embarcado pese a él en las querellas
E infortunios de los otros
Jugando aquí y allí
a los gladiadores del Imperio

Escribir
Por última vez
El resplandor de la herida
Jirones de vergüenza y oprobio
El espejo
En los ojos de los otros
Reenvían la imagen intocable
De una verdad de los días ordinarios

En tiempos de duda y de inmóvil silencio
(fragmento)
Oh, río-madre
Yo lo sé
El viaje es un retorno a lo esencial
Yo lo sé
Cada día es por sí solo una vida
Yo camino infatigable de la mañana a la noche
Sobre las rutas que se mueven hacia ti
Corren por tus riberas gozosas
Los traviesos serafines de rostros puros
Chapotean en tus aguas bajo el sol ardiente
Desde Asuán hasta Abu-Simbel
Desde Edfú hasta Nag-Hammadi
Ahora te dejas llevar por una danza del vientre
Se desgranan las melopeas de los tiempos antiguos
Cuando de tanto en tanto el viento arrastra
El eco de las carcajadas del Faraón y los príncipes
Los conciliábulos en la entrada del gineceo de setenta amantes
Las celosías de filigrana dejan escapar los murmullos
Que vienen del palacio con columnas de mármol azul
La flor de loto se abre y luego se vuelve a cerrar
A solas permanecen el tiempo inmóvil
La simiente que germina y que el sol atrae
Una noche de plenilunio y de dulce claridad
Una mujer nubia mujer desnuda piernas altas
Se zambulle en tus aguas límpidas y cálidas
Murmurando una plegaria una súplica ardiente
“!Seme propicio, oh Nilo!
Madre fecunda madre generosa
Concédeme el hijo de mi deseo
Dale al árbol de mi vida el fruto
Por tanto tiempo esperado
Oh Nilo fluye fluye en mis venas
Y brota de mi vientre oh tú matriz originaria
En gritos y balbuceos de recién nacido
Seme propicio río-madre”

Barnabé Laye , Porto-Novo, Benín, 11 de junio de 1941. Poeta, novelista, ensayista y médico.
Ha publicado los libros de poesía: Nostalgia de los días que pasan, 1981; Los senderos de la libertad, 1986; Como un signo en la noche, 1986; Réquiem para un país asesinado, 1999; Poemas al ausente, 2010; Un esperar tanto tiempo, 2010; Por Tiempos de duda e Inmóvil silencio (Nominado al Premio Fetkann, 2013). Por el conjunto de su obra poética obtuvo el Premio Émile Nelligan 2010. Algunos de sus libros han sido traducidos al inglés, español y portugués.
Sus novelas narran historias como los griots africanos: sobre los orígenes, los cambios en la sociedad, la nostalgia y la memoria. Entre sus novelas publicadas, se encuentran: Una mujer en la luz del alba, El adiós al padre y Los campos de caña de azúcar, esta última es una historia de amor durante el período de la esclavitud.

Deja una respuesta