Edith Stein

Este blog es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres, pioneras y/o escritoras es tan importante en la historia que creemos deben ser incluidas.

Este es el caso de la extraordinaria Edith Stein. Primera mujer doctora en Filosofía en Alemania.

Una de nuestras Imprescindibles.

Edith Stein (Breslavia, antiguo Imperio alemán, hoy Polonia, 12 de octubre de 1891 – Auschwitz, 9 de agosto de 1942), filósofa, mística, religiosa carmelita descalza, de origen judío. Primera mujer doctora en Filosofía en Alemania.

Hija de Augusta Courant de Stein y de Siegfried Stein una familia judía. A los dos años Edith sufre la pérdida de su padre, quien se dedicaba a la industria maderera. A consecuencia de la muerte de su padre, la madre de Edith debió hacerse cargo de las necesidades de la familia y dirigir la empresa familiar. Esta difícil tarea requería una gran disciplina y trabajo, disciplina que Augusta Stein intentó transmitir a sus once hijos, así como su fe judía.

Edith Stein fue una niña retraída, que andaba siempre absorta en lecturas precoces.  Durante sus estudios primarios se la conocía como ‘Edith la inteligente’, y muy probablemente su voracidad lectora y su pasión por el conocimiento fueron decisivos para que a la temprana edad de 15 años se declarase agnóstica y decidiera dejar los estudios por unos meses, pero no por ello sus inquietudes intelectuales. Marchó a Hamburgo durante diez meses para ayudar a su hermana Elsa, que iba a tener un hijo. 

En septiembre de 1907 regresó a Breslau. Recuperó rápidamente su retraso y terminó la escuela secundaria en 1908. Durante este periodo Edith leyó y estudió con intensidad. Ella misma dijo más tarde que «estas lecturas literarias de la época me sirvieron para mi vida entera». Fue en esta época cuando comenzó a descubrir la filosofía, especialmente con la lectura de Friedrich Schiller, discípulo de Immanuel Kant. Edith Stein obtuvo su título de bachillerato con éxito en 1911 y decidió seguir los estudios universitarios de filosofía.

Comenzó sus estudios brillantemente en la Universidad de Breslau, ayudada por el dinero —varios miles de marcos— heredado de su abuela Johanna Stein.

Su amigo de estudios Georg Moskiewicz, que estudiaba psicología con ella, le habló en 1912 de la orientación filosófica nueva que representaba la fenomenología de Edmund Husserl. Decidió estudiarla y se sintió seducida por el procedimiento de reducción fenomenológica. Este descubrimiento fue el que la decidió a marchar a Gotinga en cuya Universidad ingresó en 1913 y se convirtió en discípula del célebre filósofo Edmund Husserl.

 En esta ciudad participó en dos asociaciones: la primera era la Asociación Humboldt de educación popular, que impartía cursos gratuitos de tutoría a trabajadores y empleados. También daba cursos de ortografía. La segunda era una asociación de mujeres cuyo nexo de unión era la igualdad de sexos y donde organizaba pequeños debates.

Solo dos años después de entrar en la universidad comenzó a escribir su tesis doctoral. Stein trabajaba sin descanso –con una entrega que se repetirá en todas las etapas de su vida–, sumida en un estado depresivo que la acompañará siempre: empezaba a escribir y leer a las seis de la mañana y lo hacía hasta medianoche; cuando se iba a dormir, dejaba un papel y un lápiz en la mesilla de noche para apuntar las ideas que se le ocurrían en la duermevela. Sin embargo, este tesón casi enfermizo acabó por llevarla al límite de sus fuerzas.

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Edith Stein decide en 1915 interrumpir sus estudios universitarios y colaborar como enfermera en un hospital austriaco de campaña. Para ella fueron tiempos muy difíciles. Volvió a Gotinga para hacer su «examen de estado»; aprobó el examen a principios de enero y obtuvo el diploma con la calificación de «muy bien». Tras su examen se enroló de nuevo en la Cruz Roja y la enviaron al hospital militar de Mährish-Weisskirchen, en Austria. Se ocupó de los enfermos con enfermedades infecciosas, trabajó en la sala de operaciones, vio a los hombres que morían muy jóvenes, de todas partes de Europa del Este. Esta experiencia la marcó profundamente. Obtuvo la Medalla al Valor por su dedicación. Agotada, le aconsejaron que se fuera a su casa y ya no regresó .

Foto del archivo de Dariusz Giemza, historiador profesional y gran coleccionista de postales antiguas, quien decidió adquirir la foto en una subasta y descubrió posteriormente que dentro del grupo está… Edith Stein. (segunda fila de arriba, primera mujer de la derecha)

Stein continuó con su tesis mientras era profesora sustituta en Breslau. Decidió seguir a Edmund Husserl hasta Friburgo. Stein vio crecer los frutos del esfuerzo: su tesis doctoral obtuvo un summa cum laude, algo realmente raro para una mujer, e impensable en el campo de la filosofía, pues según las costumbres académicas de la época esa calificación te convertía de manera automática en candidato para obtener una cátedra. Su mérito fue todavía mayor si tenemos en cuenta que su director de tesis era el ya mencionado y reputado Edmund Husserl, quien por aquel entonces era quizá el filósofo vivo más importante de Europa, y desde luego uno de los más influyentes.  La tesis se titulaba Sobre el problema de la empatía, que definía como «una experiencia sui generis, la experiencia de estados de conciencia de otros, en general,(…) La experiencia que un yo en general tiene de otro yo semejante a este».

Como cuenta Jesús Moreno en el libro Edith Stein en compañia(Plaza y Valdés) desde que llegó a la universidad, Stein fue una de las mejores intérpretes del pensamiento de Husserl, y también una de las más críticas. El filósofo era consciente de ello, y no solo estuvo interesado en publicar los escritos de Stein, sino que accedió a que esta se convirtiese en su asistente. Era la primera persona que obtenía ese reconocimiento, y a partir de entonces sería la encargada de ordenar, revisar y preparar los manuscritos del maestro.  Stein dejó su empleo como profesora en su ciudad natal, a pesar de que Husserl le pagaba miserablemente y tuvo que recurrir a la economía familiar para poder subsistir. El trabajo era mucho menos idílico de lo que suele contarse en las biografías de la época: el padre de la fenomenología apenas le dejaba tiempo para investigar y la utilizaba como “’chica para todo’. Además, Husserl la insistía constantemente para que se casara, pero le advirtió que solo la dejaría hacerlo con un marido que pudiera servirle también como asistente. “Y lo mismo los niños”, llegó a apostillar irónicamente la propia Stein ante esta propuesta. 

La relación entre la discípula y el maestro se rompería poco después de que éste le ofreciera dirigir un seminario para principiantes, con la triple condición de no cobrar por ello, no obtener reconocimiento académico y, lo más grave, renunciar a postularse para la cátedra. La explicación para este maltrato, a pesar de la admiración que había mostrado por el pensamiento de Stein, parece estar claramente relacionada con la misoginia de Husserl, que ni siquiera se molestaba en argumentar. En una comunicación al Ministerio de Enseñanza alemán, que consultó a algunos profesores sobre si se deberían admitir a las mujeres en la carrera académica, Husserl respondió que un trabajo científico excelente no suscita “en un hombre joven y en una dama joven las mismas esperanzas: en el primer caso despierta una confianza positiva en el desarrollo ascensional de una hábil personalidad como investigador y catedrático profesional; en el segundo caso, no suscita tal confianza”. 

Si la joven filósofa aguantaba en esa posición de precariedad era porque sabía que más allá de su maestro no tenía muchas otras opciones para continuar su carrera académica: en estos años intentará habilitarse para cátedra en cinco universidades distintas (Gotinga, Múnich, Friburgo, Breslau y Kiel) y en todas será rechazada por ser mujer. Sin embargo, si había alguna oportunidad para ella, el propio Husserl se aseguró de que no pudiera conseguir la cátedra. De acuerdo a su carácter extremadamente solidario, Stein jamás le guardó rencor y le fue fiel en lo personal; aunque no en lo filosófico: su ruptura definitiva se debió a que la filósofa no pudo soportar más la subordinación intelectual a la que Husserl la sometía, y solo estaba dispuesta a seguir con él en calidad de colaboradora, de igual a igual. Stein no compartía ya muchas de las ideas de su maestro y, de hecho, en su trabajo con los manuscritos de Husserl había ido introduciendo algunas de sus perspectivas sobre la empatía que el profesor no compartía en absoluto.

Esta crisis fue determinante, no solo para Stein, sino para toda la historia de la filosofía. Su sustituto como asistente fue el entonces joven filósofo Martin Heidegger, quien se apropió del trabajo que ella había hecho durante años, y publicó las Lecciones de Edmund Husserl sin citarla, algo especialmente cínico cuando hay pasajes y anotaciones en los que la voz y el pensamiento de Edith son más que reconocibles. Lo que sigue es bien conocido: Heidegger cambió la dirección de la fenomenología hacia una perspectiva existencialista y se convirtió en uno de los filósofos más importantes del siglo –sin duda el más influyente–. Pero también se afilió al partido nazi e intentó poner su pensamiento al servicio del nacionalsocialismo. Con el influjo carismático de Heidegger se perdería el camino intelectual que había abierto Edith Stein hacia la empatía y la intersubjetividad: tras su experiencia como enfermera durante la Primera Guerra Mundial, dónde Stein había tenido que lidiar con los cuerpos de los otros –magullados, heridos y enfermos– tenía claro que un sujeto solo podía llegar a existir en relación con los demás. Y frente a todas aquellas teorías que privilegiaban la perspectiva del yo, como la de Heidegger, ella ponía en el centro la experiencia compartida, la percepción de las vivencias de los demás, que consideraba el fundamento de toda relación con el mundo. El conocimiento, el amor, el lenguaje, la experiencia religiosa: para Stein, todo esto era posible gracias a la relación abierta y natural entre los cuerpos vivos y sus espíritus. 

La decisión de dejar la universidad fue muy dura, pues ella la vivió como un fracaso. Pero este adiós le sirvió para dar el paso que transformaría su pensamiento por completo y dirigiría sus ideas sobre la empatía hacia un camino inesperado: su conversión al catolicismo. Suele contarse que experimentó una fascinación tan profunda al leer El libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús que nada más terminarlo dijo “aquí está la verdad” y se convirtió automáticamente en creyente. Como se ha conocido después gracias a sus escritos autobiográficos, el proceso fue bastante más arduo, y sobre todo mucho más largo. Aunque siempre considerará a Santa Teresa su madre espiritual, no estuvo marcado por esta única lectura sino por muchas otras –como las del Evangelio, Lutero, San Agustín o Kierkegaard– que poco a poco fueron haciendo crecer su sentimiento religioso hasta que en 1921 se convirtió al carmelitalismo de manera oficial. 

Desde entonces, todo su trabajo intelectual se vinculó a esta corriente, decisión era mucho más que una opción personal: si ya al final de su tesis doctoral sobre la empatía apuntaba hacia la centralidad filosófica de la experiencia religiosa, a partir de ahora Stein seguirá ahondando en este camino a través de la lectura de los místicos y de su idea de acceso al conocimiento a través del espíritu, más que a través de la conciencia y el pensamiento discursivo. La filosofía no era para ella una teoría, un conjunto de ideas, sino una forma de vivir la vida en comunidad, entregada a una experiencia de transformación de sí misma y de los demás.

No era Stein una mujer de venganzas, pero sí aprendía de la experiencia, y tras los repetidos maltratos académicos por parte de Husserl, se dedicó también a estudiar lo que llamaba  “la cuestión de la mujer”. En las conferencias que impartió entre los años 1928 y 1933, reunidas en la miscelánea La mujer. Su tarea según la naturaleza y la gracia, Stein problematizaba la desigualdad entre los sexos desde una perspectiva política, social, filosófico-antropológica y religiosa. Abogaba por una educación igualitaria, y señalaba que, en la medida que no se las considera productivas, a las mujeres no se les da ni siquiera la oportunidad de desarrollarse individualmente. Llama la atención entre estas palabras un asunto que aún sigue hoy vigente: Stein apunta que no bastaría con que las mujeres se realicen profesionalmente si los hombres no comienzan a valorar y realizar las actividades típicamente femeninas. De hecho, aconseja que ante la imposibilidad actual de que eso ocurra, las mujeres deberán elegir y no asumir injustamente una “doble carga del trabajo profesional y las obligaciones familiares”. 

 En una de esas conferencias afirma con fuerza:

Las ideas de Stein sobre el papel de la mujer no estaban tan lejos de lo que luego escribiría Simone de Beauvoir en El segundo sexo–no por casualidad, la fenomenología es uno de los fundamentos filosóficos de Simone–, y ambas coinciden en señalar la importancia de un ‘proyecto de vida’ para las mujeres, anteponeniendo lo humano a lo femenino. Ahora bien, la diferencia de base radica en que para Stein lo humano estuvo vinculado siempre a la divinidad, a la experiencia de la trascendencia:

Tiene sentido que Stein pensara así años más tarde, ya que mientras su condición de mujer le negó la cátedra académica, ser judía le costaría la vida.A partir de su conversión al catolicismo, inicia una nueva etapa en su pensamiento filosófico. Se dedicará al intenso estudio de las obras de Santo Tomás de Aquino y del beato Duns Escoto. Sin negar su primera etapa como fenomenóloga estrictamente husserliana, y tomando como base filosófica sus primeras obras filosóficas de antropología, escribirá “Potenz und Akt” una primera obra de metafísica y ontología en la que dialogará con el pensamiento de Hedwig Conrad-Martius. Esta obra es un estudio profundo acerca de los primeros principios metafísicos del ser: el acto y la potencia y de qué manera se desvelan éstos en el ser humano. Posteriormente, en 1933, escribirá “Ser Finito y Ser eterno” (Endliches und Ewiges Sein), su obra magna, en la que desarrollará toda una metafísica inspirada en la filosofía de Santo Tomás y la fenomenología de Husserl, resultando así, una de las últimas tomistas más originales de la historia de la filosofía. (Fue publicado en el año de 1950).

Con la llegada de Hitler al poder en 1933, Edith fue apartada poco a poco de las instituciones académicas a las que estaba vinculada y se le negó cualquier actuación pública. Ella nunca se resignó ante la discriminación antisemita. Una de las respuestas más rotundas que dio es también uno de esos episodios que han quedado prácticamente omitidos de su biografía como santa: Stein escribió una carta al papa Pio XI, en la que interrogaba la razón por la cual la iglesia católica todavía no había adoptado una clara postura contra el nazismo y le exhortaba a hacerlo cuanto antes:

Esta parte final de la carta es también una forma de advertencia que resultará tristemente profética para su autora.

En Roma se hizo el silencio y absolutamente nadie salió a ayudarla cuando fue expulsada del único puesto que le quedaba en el Instituto Pedagógico de Münster, de estudios puramente católicos. Tampoco ninguno de sus antiguos compañeros de universidad movió un dedo contra esta persecución y Stein se vio obligada a tomar una decisión para salvar su vida, despidiéndose para siempre de la vida académica pero con la absoluta convicción de que encontraría un nuevo lugar donde desarrollar sus ideas y su devoción católica. 

Este mismo año entró en el monasterio Carmelo de Colonia, donde tomó los hábitos el día 15 de abril de 1934 y recibió el nombre de Teresa Benedicta de la Cruz. Esta nueva transformación radical y el tiempo que pasó allí estuvo acompañada por sus lecturas filosóficas: antes que ella llegaron a Colonia seis baúles con todos sus libros. Aunque no pudo publicar más, tampoco dejó de escribir y desarrollar su pensamiento con el ánimo de sus superioras. Stein encontró en el Carmelo el descanso y cobijo que llevaba tiempo buscando, y sin embargo aun le queda por vivir el último traslado forzoso: poco después de prometer los votos definitivos como carmelita llegó la ‘Noche de los cristales rotos’ y la persecución más violenta contra los judíos. Para protegerla se decidió que entrara al convento carmelita de Echt donde la acompaña su hermana Rosa, que también se había bautizado en la Iglesia Católica. Era el año 1938 y sólo habrían de pasar cuatro más para que dos oficiales de las SS irrumpieran en el convento holandés llevándose por la fuerza a la monja.

 Sobre San Juan de la Cruz escribe Teresa Benedicta su última obra, con ocasión del cuarto centenario de su nacimiento, en 1942.  En esos escritos expone su teología mística, y la enseñanza que de ella se desprende para una vida de fe marcada por la cruz, en la que Dios parece guardar silencio y abandonar al creyente. Una característica de la experiencia interior de Dios es la “noche oscura de la fe”. Para encontrar a Dios, el místico recorre un camino de obscuridad, pobreza y humillación, y después de terminar con todo asomo de autocomplacencia y arrogancia, el fuego purificador de Dios lo convierte en “llama de Dios viva”. Teresa Benedicta trabaja en este libro hasta el mismo día de su detención por los nazis. 

El 24 de julio de 1942 se lee en todas las iglesias católicas de Holanda una carta pastoral de los obispos en la que condenan la persecución y deportación de los judíos. Como represalia, el comisario del Reich ordena la deportación de todos los judíos católicos. El 2 de agosto la Gestapo se lleva a Edith Stein junto con su hermana al campo de concentración de Westerbork. En el campo de Westerbork se encontró con otra gran mística judía del siglo XX, Etty Hillesum, que acababa de ser reclutada por el Consejo Judío del campamento para ayudar a confeccionar un registro. Esta última registró en su Diario la presencia de una monja carmelita con una estrella amarilla y de todo un grupo de hombres y mujeres religiosos que se reunían para rezar frente al siniestro decorado de los barracones.

De la semana que pasó en el campo de exterminio hay varios testigos que dan cuenta de que Edith Stein mostró, hasta su último segundo de vida, serenidad, entereza y compasión. “Había una monja que me llamó especialmente la atención y a la que jamás he podido olvidar, a pesar de los muchos episodios repugnantes de los que fui testigo allí”, cuenta el testimonio de una madre que pudo salvarse después, “aquella mujer, con una sonrisa que no era una simple máscara, sino que iluminaba y daba calor. Era la imagen de una mujer algo mayor, con aspecto juvenil, que era de una pieza, auténtica y verdadera. En una conversación dijo ella:

En medio de la noche, antes del amanecer del 7 de agosto de 1942, los prisioneros de Westerbork, incluyendo a Edith Stein, fueron subidos a los trenes y deportados a Auschwitz. El 4 de mayo de 1950, la Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942, en esa lista aparecía Edith: Número 44070 : Edith Theresa Hedwig Stein, Nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, Muerta el 9 de Agosto de 1942. La lista 86 del mismo boletín dató con idéntica fecha la muerte de su hermana Rosa.

Su trágico final marcaría para siempre el recuerdo de su vida y su obra, convertida en mártir para el imaginario católico:

En 1962, se inició su proceso de beatificación, a instancias de la Cruz Roja suiza. 

el 1 de mayo de 1971 fue beatificada por Juan Pablo II en el estadio de fútbol de Colonia; y en 1998, tras aprobarse el necesario milagro, es canonizada por el mismo papa como Teresa Benedicta de la Cruz, en la Plaza de San Pedro de Roma. Posteriormente fue proclamada copatrona de Europa el 1 de octubre de 1999. La festividad de Edith Stein se fijó para el 9 de agosto. La festividad tiene rango de «memoria» en la Orden del Carmelo, excepto en Europa en tanto que, como copatrona, para toda la Iglesia tiene el rango de «festividad».

Sin embargo, detrás de la figura sagrada, de la monja carmelita convertida en santa, se escondía una de las mentes más brillantes de Europa, una pensadora que pudo haber cambiado radicalmente el camino de la filosofía alemana y, con ella, de todo el pensamiento contemporáneo.

En 2008 Edith Stein entró en el Walhalla, un memorial de las personalidades destacadas de la civilización alemana. La cadena de televisión pública alemana ZDF dedicó una emisión entera a Edith Stein en el programa Unsere Besten dedicado a los alemanes más importantes de todos los tiempos. En 1995 se hizo una película: La séptima morada, dirigida por Márta Mészáros, en la que Maia Morgenstern hizo el papel de Edith Stein.

Obra Publicada de Edith Stein :

Obras completas / Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein); bajo la dirección de Julen Urkiza y Francisco Javier Sancho, Espiritualidad – Monte Carmelo – El Carmen, Madrid – Burgos -Vitoria, 2002-2007 (5 vols.):
I: Escritos autobiográficos y cartas, 2002.
II: Escritos filosóficos: etapa fenomenológica, 1915-1920, 2005.
III: Escritos filosóficos: etapa de pensamiento cristiano, 1921-1936, 2007.
IV: Escritos antropológicos y pedagógicos: magisterio de vida cristiana, 1926-1933, 2003.
V: Escritos espirituales: en el Carmelo Teresiano, 1933-1942, 2004.

Enlaces de interés :

Fuentes de la bio : https://smoda.elpais.com/feminismo/edith-stein-la-santa-que-pudo-haber-cambiado-la-historia-de-la-filosofia/

https://es.wikipedia.org/wiki/Edith_Stein

https://www.humanitas.cl/teologia-y-espiritualidad-de-la-iglesia/edith-stein-la-profundidad-espiritual-filosofica-y-heroica-de-una-santa-para-nuestro-tiempo

https://es.aleteia.org/2022/08/01/encuentran-una-foto-inedita-de-edith-stein/ https://www.philosophica.info/voces/stein/Stein.html#toc13

Libros :

https://books.google.es/books?id=uuWRA7bkyDUC&pg=PP1&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false

https://books.google.es/books?id=uuWRA7bkyDUC&pg=PP1&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false

https://books.google.es/books?id=7E96xgFcuhEC&pg=PA1&redir_esc=y#v=onepage&q&f=false

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4 thoughts on “Edith Stein

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    1. ¡Felicidades María Constanza!???
      Que tengas un nuevo ciclo solar lleno de Bendiciones????
      Gracias, como siempre, por tu apoyo a nuestra pagina y por tus comentarios
      Y comentarte que estamos agradecidas a cualquier aporte sobre poetas ( conocidas o no) para incluir en la página , y seguir dando a conocer las voces poéticas .
      Un abrazo!?
      PoetryAlquimia

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