Carmen de Burgos

«Detesto la hipocresía y como soy independiente y libre y no quiero que me amen por cualidades que no poseo, digo siempre todo lo que siento y se me antoja. Así los que me quieren, me quieren de veras. Los que me detractan por la espalda, se quitan el sombrero delante de mí. Jamás pensé en el medro personal a costa de mi libertad o de abjurar de mis convicciones.» 

Carmen de Burgos

Esta página es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres, pioneras, pensadoras y/o escritoras es tan importarte en la historia que creemos deben ser incluidas.

Este es el caso de  Carmen de Burgos,”Colombine” .

Una de nuestras Imprescindibles. 

Carmen de Burgos Seguí. (Rodalquilar –Almería– España, 10 de diciembre de 1867 – Madrid, España, 9 de octubre de 1932). Periodista, escritora, traductora, pedagoga y activista. Reconocida como la primera periodista profesional de España y pionera en la reivindicación de los derechos de la mujer.  Fue una de aquellas mujeres silenciadas por la censura del franquismo, que la investigación está rescatando del olvido.

A lo largo de su carrera firmó con seudónimos, como Colombine, el mas conocido, y tambien utilizó «Gabriel Luna», «Perico el de los Palotes», «Raquel», «Honorine» o «Marianela».

Hija de Nicasia Seguí Nieto y de José Burgos Cañizares, vicecónsul de Portugal en Almería y dedicado al negocio de explotación de minas.

En contra del consejo de su padre, Carmen se casa a los 16 años con Arturo Álvarez, que tenía 12 años más que ella y era hijo del gobernador de Almería, instalándose en la capital, con quien tuvo cuatro hijos. En la imprenta de su marido situada en la calle Las Tiendas aprendió los rudimentos periodísticos y editó “Ensayos Literarios” (1900), el primer título de su vastísima bibliografía, prologado por Antonio Ledesma Hernández.

Problemas matrimoniales y la muerte de tres de sus hijos poco después de nacer, ( sólo sobrevivió su hija Maruja), la llevaron a Madrid abandonando el domicilio conyugal. Así describe estos primeros momentos su compañero sentimental, el escritor Ramón Gómez de la Serna: «Carmen vino a Madrid a rehacer su vida, sin recursos, con su hija en brazos (…) Carmen, con su sombrerito triste y con su hija siempre en brazos» y «en medio del escándalo provinciano».

Tras el divorcio, decidió estudiar magisterio como alumna libre, al mismo tiempo que se iniciaba en el articulismo. Según datos oficiales ingresó en la Escuela Normal de Maestras de Guadalajara en 1901.

En 1905 consiguió una beca para ampliación de Estudios en el extranjero y en 1907 fue comisionada para desempeñar la Cátedra de Economía Doméstica en la Escuela de Artes e Industrias de Madrid. Ese mismo año se traslada a la Escuela Normal Superior de Maestras de Toledo (sus biógrafos coinciden en que fue un castigo impuesto a causa de un artículo publicado en el Heraldo de Madrid que no gustó a la autoridad académica). Allí “sobrevivió” hasta 1909, año en que se trasladó a Madrid como auxiliar de la Sección de Letras en la Escuela Normal Central de Maestras, al mismo tiempo que desempeñaba la Cátedra de Economía Doméstica en la Escuela Superior de Artes Industriales.

En 1908 funda la Alianza Hispano-Israelí en defensa de la comunidad sefardita internacional. Su difusión se realiza a través de la Revista Crítica. 

Un ejemplo del carácter y determinación de Carmen como periodista es su cobertura en la Guerra de África en Marruecos, como una de las primeras mujeres corresponsales de guerra de la historia de España. Como redactora del Heraldo de Madrid, Carmen de Burgos llega a Melilla el 23 de agosto de 1909, según anunciaba el entonces único diario local El Telegrama del Rif, en una noticia publicada el día 24:  “En el vapor “Cabo Nao” llegó a ayer la bella y notable escritora Carmen de Burgos, Colombine redactora de Heraldo de Madrid, del cual ha recibido el importante encargo de estar al lado de la Cruz Roja de Melilla, dar cuenta de sus trabajos e informar a los lectores de aquel diario de cuanto a heridos o enfermos se refiere, proporcionando así datos al Heraldo para contestar a las peticiones de noticias que recibe”. Y el periódico añadía: “Colombine trae, pues, a Melilla una hermosa misión que cumplir, y seguramente la llevará a cabo a la perfección, pues no otra cosa puede esperarse de su talento y su actividad”. Sea bienvenida la distinguida periodista al teatro de la guerra”.

A juzgar por como lo presentaba el citado diario, el viaje de Colombine a Melilla se inscribía en el marco de una misión humanitaria relacionada con la Cruz Roja. Puede que éste fuera, en efecto, el pretexto oficial, toda vez que la presencia de una mujer en el teatro de la guerra como corresponsal era algo absolutamente impensable en aquellos tiempos. Parece ser que el general Marina, capitán general de Melilla, se había puesto previamente en contacto con Carmen de Burgos para agradecerle su interés por los heridos, pero advirtiéndole de los peligros de que estaba rodeada la ciudad, la escasez de alojamientos y lo innecesario de su proyecto de creación de una sucursal de la Cruz Roja en la zona, dado que los heridos estaban ya “perfectamente atendidos”.  Era evidente que la presencia de una mujer como corresponsal de guerra no era del agrado de las autoridades militares, que preferían considerarla como enviada por su periódico para desarrollar únicamente una labor informativa sobre la situación de los heridos. La labor periodística de Colombine en Melilla quedó en cierto modo reducida a esto, porque lo cierto es que nunca envió crónicas sobre las operaciones militares.  Heraldo de Madrid tenía ya un corresponsal en Melilla ocupado en estos menesteres. Se trataba de José Rocamora. Carmen de Burgos, por su parte, instalada como el resto de los periodistas en el Hotel Reina Victoria, no paraba desde su llegada a Melilla ni un minuto, husmeando aquí y allá, y lanzándose a veces a operaciones arriesgadas que podían incluso poner su vida en peligro, como la que protagonizó el día 26 de agosto, de la que daba cuenta Heraldo de Madrid del día 27, y El Telegrama del Rif, del día 28. El duque de Rioseco había invitado al parecer a Colombine a dar un paseo en automóvil por el campo exterior, dirigiéndose ambos a la posición de los Lavaderos, donde el duque dejó el coche con los faros encendidos dando frente a las posiciones enemigas. No tardaron los rifeños en abrir fuego tomando las luces del coche como punto de referencia. Sin preocuparse demasiado por el fuego, Colombine dejó el coche y se refugió en el zoco, mientras que el duque contestaba con su fusil. Las tropas españolas no intervinieron porque los tiradores estaban escondidos y lejos, y los soldados tenían por costumbre no disparar en balde.  Con el título “Automóvil tiroteado”, El Telegrama del Rif daba cuenta de la noticia en términos algo diferentes. Según esta versión, el duque de Rioseco, con la “distinguida escritora Colombine” y los periodistas, se había dirigido en automóvil a la posición de los Lavaderos “con el fin de obtener fotografías de manganeso”.  Las guardias moras que vigilaban las alturas inmediatas habían hecho entonces fuego sobre el vehículo. “La señora “Colombine”- decía el periódico- “mostró gran presencia de ánimo, y, por consejo de sus compañeros, hubo de retirarse al inmediato zoco, en tanto que el duque tomaba parte en la repulsa de la agresión que inició la fuerza destacada en aquel campamento avanzado. El fuego había durado veinte minutos”.

En un artículo del 30 de agosto firmado por ella misma y titulado “Colombine en Melilla” daba cuenta de sus propias andanzas y correrías. Se dedicó a visitar las tiendas para charlar con los soldados y ver cómo vivían. El pretexto era contestar a las numerosas cartas que recibía el periódico preguntando por los soldados. El segundo artículo de Colombine publicado en Heraldo de Madrid es del 9 de septiembre y se titula “Visitando hospitales”.  Por último, existe otro artículo de Colombine, de fecha 10 de septiembre, en el que relata lo sucedido un domingo en el campamento, donde se celebró una misa multitudinaria.

Durante ese periplo rellenó más de 10 cuadernos de notas de los que redactó decenas de artículos a su vuelta que tuvieron una gran repercusión en España, además de escribir el libro En la guerra.

En 1911 fue nombrada profesora especial de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Fue también profesora de sordomudos y ciegos, actividad que ejerció hasta su muerte. 

Carmen de Burgos estuvo implicada en la causa republicana, lucha por los derechos de las mujeres y los niños, la oposición a la pena de muerte, el divorcio y el sufragio universal. Esta lucha se ve materializada en 1920 con la creación de la Cruzada de las Mujeres Españolas. Llega a presidir la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas. Fomentó el debate y la opinión en temas comprometidos para la época como el divorcio o el voto de la mujer. En 1904 realizó en su columna diaria del Diario Universal una encuesta sobre el tema del divorcio; entre enero y junio recogió las opiniones de intelectuales, políticos y personajes destacados de la época sobre este tema. Participaron personajes de la talla de Emilia Pardo Bazán, Miguel de Unamuno, Pío Baroja o Antonio Maura. En el plebiscito, como lo llama la propia Carmen, se recogieron hasta dos mil opiniones en su mayoría favorables al divorcio. En 1907, desde las columnas de El Heraldo, realiza otra encuesta sobre el voto femenino, fue un debate público antesala de la reforma legal que se aplicó en la II República. Su actitud vital fue consecuente con sus escritos, participó en innumerables actos y, en 1921, salió a la calle para exigir el voto femenino a las puertas del Congreso.

Fue miembro activo de diversas asociaciones como la de la Prensa o el Ateneo. Escribió cientos de artículos en periódicos madrileños como El GloboDiario UniversalLa Revista UniversalLa Correspondencia de España ABC entre otros, siendo la primera corresponsal de guerra en España. También escribió para otras publicaciones como Tribuna Pedagógica La Educación. Fue redactora de El Heraldo El Nuevo Mundo de Madrid.

Tuvo amistad con personajes destacados de la política como Romanones, Moret; de la literatura, como Rubén Darío o Blasco Ibáñez. Creó una tertulia literaria –los miércoles de Colombine-, que reunía a jóvenes artistas y escritores, donde conoció a Ramón Gómez de la Serna, con quien mantuvo una relación amorosa y de colaboración intelectual entre 1908 y 1929. Libre de prejuicios, fue incomprendida y desaprobada en su tiempo por la gran diferencia de edad entre ambos. Vivieron y escribieron juntos hasta 1930, cuando Ramón se marcha a París y, poco después, conoce a Luisa Sofovich, con quien se casó. Sin embargo, la amistad con Carmen la mantuvo hasta el final.

 Ingresó en el Partido Socialista (1-VII-1910), donde es probable que permaneciera hasta 1930. Sólo en la etapa final de su vida tuvo una militancia activa en el Partido Republicano Radical Socialista, colaborando junto con Victoria Kent pero posicionándose en contra de ella en el tema del voto para la mujer. Carmen de Burgos lo deseaba ya (igual que la célebre Clara Campoamor).

 Ingresó en la masonería (2-XII-1931), fue miembro de la logia “Amor número 1” que pertenecía a la Logia Mantua número 31, de la Federación de la Gran Logia Española.

Toda su lucha social se ve reflejada en sus escritos. Publica más de 50 historias cortas, muchas publicadas por entregas en El Cuento Semanal. Las más destacadas son: El tesoro del Castillo (1907), Senderos de vida (1908), El hombre negro (1916), La mejor film (1918), Los negociantes de la Puerta del Sol (1919), El “Misericordia” (1927) o Cuando la ley lo manda (1932). 

También publica diversas novelas como La hora del amor (1916), La rampa (1917), Los espirituados (1923) o Quiero vivir mi vida (1931). Entre sus novelas más conocidas se encuentra Puñal de claveles, escrita al
final de su vida y basada en el suceso conocido como el crimen de Níjar, que tuvo lugar en 1928 en el Cortijo del Fraile, en los Campos de Níjar, y que fue una de las inspiraciones con que contó Federico García Lorca para sus Bodas de Sangre.

Se hicieron conocidas además sus conferencias, dadas en el ámbito del movimiento feminista, como La misión social de la mujer, pronunciada en 1911, y La mujer en España.

Entre sus ensayos prácticos de temática social y mujer, destacan: 

Arte de saber vivir (1918), El arte de ser mujer (1922) o La mujer moderna y sus derechos (1927) actualmente considerado como La biblia del feminismo español” y que fue enterrado en el olvido.

El texto es el antecedente de ‘El segundo sexo’, de Simone de Beauvoir, escritora y filósofa promotora del feminismo francés. Durante 14 capítulos analiza cada perspectiva de la condición femenina. El ensayo de Colombine, fue censurado por Franco después de la Guerra Civil. Llegó incluso a estar entre los primeros nueve libros prohibidos de la dictadura.

Afortunadamente el texto ha regresado a la palestra gracias a la reedición que ha hecho del mismo la editorial madrileña Huso, bajo la supervisión de Mercedes Gómez Blesa.

El día 9 de octubre de 1932 Carmen de Burgos fallecía en Madrid, cuando participaba en una reunión política del Círculo Radical Socialista. Su último aliento fue para vitorear a la República :

¡Muero feliz porque muero dentro del triunfo republicano! ¡Viva la República!”. 

Tras la muerte de Carmen su amiga Dolores Cebrián, esposa de Julián Besteiro y compañera de Carmen en la Normal de Toledo, lo comunicaba oficialmente al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.

Al otro lado de la frontera, la revista portuguesa Portugal Feminino, con la que colaboró en vida, también ofrecía su tributo a la feminista española insertando la necrológica (elaborada por su amiga Ana de Castro Osorio) en su “Página Feminista”:

Carmen de Burgos, la gran escritora española que el 9 de octubre murió heroicamente en plena actividad de acción liberadora, es un valor mundial que todas las mujeres deben respetar (…) Amaba sus ideales más que a su propia vida… Y quien sabe si su gran y heroico sacrificio quedará aún largos años desconocido e inútil para la sociedad y, principalmente, entre las mujeres, al progreso de las cuales se sacrificó“.

Carmen de Burgos no ha tenido tanto reconocimiento a lo largo de la historia y solo ha sido en estas últimas décadas cuando de verdad se ha empezado a hablar y a escribir sobre la figura de esta mujer que se adelantó a los valores y actitudes de la época. Carmen fue criticada por su comportamiento poco convencional como mujer que era capaz de vivir de forma independiente tanto emocional como económicamente sin la necesidad de ningún hombre. Muchos creen que por su forma de ser, los valores que defendía y por el simple hecho de haber nacido con sexo femenino no fue incluida en la Generación del 98.

A causa de la Guerra Civil y la posterior dictadura franquista en 1939, cuando fue incluida en la lista de autores prohibidos y sus libros fueron eliminados de cualquier librería, biblioteca o estantería, su nombre y toda su trayectoria profesional desaparecieron de la historia, excepto por aquellas personas que consiguieron mantenerla en la memoria o escondieron sus ejemplares.

Gracias a todos ellos hoy podemos compartir la vida y obra de esta gran mujer.

Enlaces de interés :

https://fundacioncarmendeburgos.com

https://fundacioncarmendeburgos.com/wp-content/uploads/2021/01/Mujer-Moderna-y-sus-Derechos-La.pdf

https://www.dipalme.org/Servicios/IEA/edba.nsf/xlecturabiografias.xsp?ref=69

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