El ciprés de Silos
A Ángel del Río
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
De :Versos Humanos(1925)

En mitad de un verso
Murió en mitad de un verso,
cantándole, floreciéndole,
y quedó el verso abierto, disponible
para la eternidad,
mecido por la brisa,
la brisa que jamás concluye,
verso sin terminar, poeta eterno.
Quién se muriera así
al aire de una sílaba.
Y al conocer esa muerte de poeta,
recordé otra de mis oraciones.
«Quiero vivir, morir, siempre cantando
y no quiero saber por qué ni cuándo.»
Sí, en el seno del verso,
que concluya y me concluya Dios.
De: Cementerio Civil(1972)

Madrigal
A Juan Ramón Jiménez
Estabas en el agua
Estabas que yo te vi
Todas las ciudades
lloraban por ti
Las ciudades desnudas
balando como bestias en manada
A tu paso
las palabras eran gestos
como estos que ahora te ofrezco
Creían poseerte
porque sabían teclear en tu abanico
Pero
No
Tú
no estabas allí
Estabas en el agua
que yo te vi

Nocturno
A Manuel Machado
Están todas
También las que se encienden en las noches de moda
Nace del cielo tanto humo
que ha oxidado mis ojos
Son sensibles al tacto las estrellas
No sé escribir a máquina sin ellas
Ellas lo saben todo
Graduar el mar febril
y refrescar mi sangre con su nieve infantil
La noche ha abierto el piano
y yo las digo adiós con la mano
De : Manual de espumas(1924)

No verte
Un día y otro día y otro día.
No verte.
Poderte ver, saber que andas tan cerca,
que es probable el milagro de la suerte.
No verte.
Y el corazón y el cálculo y la brújula,
fracasando los tres. No hay quien te acierte.
No verte.
Miércoles, jueves, viernes, no encontrarte,
no respirar, no ser, no merecerte.
No verte.
Desesperadamente amar, amarte
y volver a nacer para quererte.
No verte.
Sí, nacer cada día. Todo es nuevo.
Nueva eres tú, mi vida, tú, mi muerte.
No verte.
Andar a tientas (y era mediodía)
con temor infinito de romperte.
No verte.
Oír tu voz, oler tu aroma, sueños,
ay, espejismos que el desierto invierte.
No verte.
Pensar que tú me huyes, me deseas,
querrías encontrarte en mí, perderte.
No verte.
Dos barcos en la mar, ciegas las velas.
¿Se besarán mañana sus estelas?

Insomnio
Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.
En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.
Saber que duermes tú, cierta, segura
– cauce fiel de abandono, línea pura -,
tan cerca de mis brazos maniatados.
Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.
De: Alondra de verdad.(1941)

A mis amigos de Santander que festejaron
mi nombramiento profesional.
Debiera hora deciros: —«Amigos,
muchas gracias», y sentarme, pero sin ripios.
Permitidme que os lo diga en tono lírico,
en verso, sí, pero libre y de capricho.
Amigos:
dentro de unos días me veré rodeado de chicos,
de chicos torpes y listos,
y dóciles y ariscos,
a muchas leguas de este Santander mío,
en un pueblo antiguo,
tranquilo
y frío,
y les hablaré de versos y de hemistiquios,
y del Dante, y de Shakespeare, y de Moratín (hijo),
y de pluscuamperfectos y de participios,
y el uno bostezará y el otro me hará un guiño.
Y otro, seguramente el más listo,
me pondrá un alias definitivo.
Y así pasarán cursos monótonos y prolijos.
Pero un día tendré un discípulo,
un verdadero discípulo,
y moldearé su alma de niño
y le haré hacerse nuevo y distinto,
distinto de mí y de todos: él mismo.
Y me guardará respeto y cariño.
Y ahora os digo:
amigos,
brindemos por ese niño,
por ese predilecto discípulo,
por que mis dedos rígidos
acierten a moldear su espíritu,
y mi llama lírica prenda en su corazón virgíneo,
y por que siga su camino
intacto y limpio,
y porque este mi discípulo,
que inmortalice mi nombre y mi apellido,
…sea el hijo,
el hijo
de uno de vosotros, amigos.

Yo pastor de bulevares
A Melchor Fernández Almagro
Yo pastor de bulevares
desataba los bancos
y sentado en la orilla corriente del paseo
dejaba divagar mis corderos escolares
.
Todo había cesado
Mi cuademo
única fronda del invierno
y el quiosco bien anclado entre la espuma
.
Yo pensaba en los lechos sin rumbo siempre frescos
para fumar mis versos y contar las estrellas
.
Yo pensaba en mis nubes
olas tibias del cielo
que buscan domicilio sin abatir el vuelo
.
Yo pensaba en los pliegues de las mañanas bellas
planchadas al revés que mi pañuelo
.
Pero para volar
es menester que el sol pendule
y que gire en la mano nuestra esfera armilar
.
Todo es distinto ya
.
Mi corazón bailando equivoca a la estrella
y es tal la fiebre y la electricidad
que alumbra incandescente la botella
.
Ni la torre silvestre
distribuye los vientos girando lentamente
ni mis manos ordeñan las horas recipientes
.
Hay que esperar el desfile
de las borrascas y las profecías
Hay que esperar que nazca de la luna
el pájaro mesías
.
Todo tiene que llegar
.
El oleaje del cine es igual que el del mar
Los días lejanos cruzan por la pantalla
Banderas nunca vistas perfuman el espacio
y el teléfono trae ecos de batalla
.
Las olas dan la vuelta al mundo
Ya no hay exploradores del polo y del estrecho
y de una enfermedad desconocida
se mueren los turistas
la guía sobre el pecho
.
Las olas dan la vuelta al mundo
Yo me iría con ellas
.
Ellas todo lo han visto
No retornan jamás ni vuelven la cabeza
almohadas desahuciadas y sandalias de Cristo
.
Dejadme recostado eternamente
.
Yo fumaré mis versos y llevaré mis nubes
por todos los caminos de la tierra y del cielo
Y cuando vuelva el sol en su caballo blanco
mi lecho equilibrado alzaré al cielo.

El Poeta
Qué triste es la obediencia de un planeta
buey filósofo roído de problemas
los cuernos en la niebla y fecha fija
Solución solución el hombre es hombre
porque la solución le hace poeta
y la poesía es solución regalada
por la cola de llama de un cometa
Quemándose las manos el poeta
nos bendice y nos da
la solución la absolución
completa
De: Biografía incompleta (1953)

Soneto a Violante
Yo no sé hacer sonetos más que amando.
Brotan en mí, me nacen sin licencia.
Los hago o ellos me hacen, inocencia
de amor que se descubre. Tú esperando,
tú, mi Violante, un sueño acariciando
¿cómo quieres que yo no arda en vehemencia
y por catorce llamas de impaciencia
no exhale el alma que te está cantando?
Si yo he amado volcán, árbol y torre,
si te abraza y te abrasa y te recorre
hiedra envolvente y sangre surtidora,
si eres musa y mujer, pena y secreto,
te he de entregar celoso mi alfabeto
que de ti y de tus labios se enamora.
Sonetos a Violante, 1962.

A la disciplina
A Jorge Guillén
Azota con ahínco
mis carnes temerosas y venales,
tú, mi lira de cinco
ramales desiguales,
sángrenme tus espinas y cristales.
¿Maestro yo? Vergüenza
de tanta trampa que hago y que deshago.
Toscaza ni Provenza
ni España de Santiago
vieron jamás tan falso prestimago.
Contigo me confieso
y acudo y me sacuden tus batanes
y de mirar no ceso
mis fealdades y afanes
en tus luises espejos y sanjuanes.
Ensáñate y castiga
mi verso con tu nervio y tu revuelta,
oh música que obliga,
oh línea pura, esbelta,
oh elegancia en el aire tan resuelta.
Después cuando al trabajo
torne de mi jornada humilde en prosa,
me verás en el tajo
dispuesto a más briosa
faena, oh disciplina, firme rosa.
Odas morales, 1966.

El Rey Juan Carlos entrega el Premio Miguel de Cervantes 1979, en presencia de la Reina Sofía, al poeta Gerardo Diego, que compartió el galardón de este año con Jorge luis Borges, durante un acto solemne celebrado en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares. EFE/M.H. de León/ct

Guitarra
Habrá un silencio verde
todo hecho de guitarras destrenzadas
La guitarra es un pozo
con viento en vez de agua.

Gerardo Diego Cendoya (Santander, Cantabria, España, 3 de octubre de 1896-Madrid, España, 8 de julio de 1987). Poeta, profesor y escritor, perteneciente a la llamada Generación del 27. Miembro de la Real Academia de la Lengua Española y Premio Cervantes 1979.
Estudia Letras en la Universidad de Deusto, aunque se licencia en la Universidad de Madrid.
Su actividad literaria comienza a una edad muy temprana, publicando en 1918 su primera obra, el cuento La caja del abuelo, en El Diario Montañés de Santander. Durante estos primeros años colabora en distintas publicaciones, como la Revista Grial, la Revista Castellana y diversas revistas vanguardistas – Grecia, Reflector o Cervantes.
Seguidamente publicó su primer libro de poemas El romancero de la novia, Madrid, Imprenta de J. Pérez, 1920, edición del autor (tirada de cien ejemplares numerados no venales. en su colofón leemos: «Romancero de la novia fue escrito en Santander en el otoño de 1918. Modificado más tarde, se terminó la presente versión en la primavera de 1920).
En 1920 obtiene la plaza de Catedrático de Lengua y Literatura e imparte clases como profesor de instituto en en el Instituto General y Técnico de Soria (hoy Instituto Antonio Machado), donde trece años antes había estado Machado. Llegó un 1 de abril y se instaló en la pensión “Casa de las Isidras”, en la calle Collado nº 46, como rememora una placa. Su breve estancia en la ciudad no impidió su fuerte implicación cultural con la misma: dio varias conferencias, colaboró en la publicación local “La Cotorra”, ofreció algún recital de piano, participó activamente en el Ateneo Popular, fue socio del Casino Numancia y organizó las primeras jornadas teatrales de la ciudad. A la entrada del Casino se encuentra una escultura sedente suya de bronce, así como su espacio propio en el desván del Casino, esto es, en la “Casa de los Poetas”.
En 1922 publica Imagen, donde refleja su adhesión al movimiento poético creacionista fundado por el poeta chileno Vicente Huidobro y su admiración al poeta español Juan Larrea con quien mantenía amistad poética y humana, que ejercería de influyente consultor lírico para su amigo, como revela el epistolario entre ambos de la época. El libro justamente está dedicado a Larrea que ejerció una influencia fundamental en todo el proceso de composición del mismo. El libro se caracteriza por una evidente polimetría, aunque prevalece el uso del endecasílabo y del heptasílabo, sueltos o combinados.
Tras de Imagen y en medio todavía de la vorágine vanguardista, Diego edita para sorpresa de muchos su primera entrega de Soria,donde, como su título indica, Diego recoge la cosecha poética que su primer contacto con el paisaje natural y urbano y con las gentes de la capital castellana le había deparado.
Tras el verano de 1922, en el curso 1922-23, el poeta-profesor Diego se trasladaría a su nuevo destino en Gijón, en el instituto Jovellanos. Soria se convertiría así en un homenaje que su autor entona en el momento de la despedida.
Durante su estancia en Gijón mantiene una gran actividad literaria, fundando las revistas Carmen y Lola y manteniendo contactos con el resto de los integrantes de la Generación del 27. Este grupo de poetas se da a conocer tras la publicación en 1932 de su antología Poesía española: 1915-1931.
En 1924 publica Manual de espumas, Madrid (col. Cuadernos Literarios de La Lectura, 11). Los poemas del libro fueron compuestos, con excepción del primero «primavera», en el otoño cantábrico de Diego, en 1922, año crucial para su madurez como poeta de vanguardia. Pese al pie de imprenta de finales de 1924, la edición no se dio a conocer hasta enero de 1925. El contenido del poemario tiene su directo desencadenante en el viaje que Diego hizo a parís —finalmente sin la compañía deseada de Larrea—, invitado por Huidobro, a finales del verano de 1922. Este viaje galvanizó definitivamente a Diego gracias a una educación acelerada de la mano de Huidobro en las más deslumbrantes novedades estéticas del París de la época, donde se llevaron la palma el cubismo de Gris y otros grandes pintores coetáneos y las experimentaciones poéticas del propio Huidobro. de París Diego se traería además una amistad inquebrantable en lo personal y en lo artístico con el chileno, que duraría hasta la muerte de este, lo que demuestra, una vez más, que las fidelidades de diego estaban por encima de consignas y banderías.
En 1925 publica Versos humanos, Madrid, renacimiento,(se terminó de imprimir el 30 de noviembre del citado año. El libro había recibido, junto a Mar y tierra de rafael Alberti, el Premio Nacional de Poesía de 1924).
El gran amor de Gerardo Diego fue una chica francesa, Germaine Marin. La primera vez que se cruzó con Germaine Marín se quedó fascinado por su pelo de oro de miel y sus mejillas inverosímiles de seda. Fue en unos cursos de verano en Burgos. Luego vino un segundo encuentro en la Universidad Menéndez Pelayo. El poeta no imaginaba que otro encuentro casual acabaría en boda.
Una tarde de 1933 en la que Gerardo Diego pensaba quedarse en casa, sus amigos Federico García Lorca y Luis Cernuda le animan a salir y los tres acuden a una café de la Gran Vía madrileña. En su interior estaba Germaine, de paso en Madrid. Ese encuentro del destino hizo que en junio de 1934 se casaran en la pequeña iglesia de Sentaraille, al pie del Pirineo francés. Un año después nace en Madrid su primera hija, Elena.
En los meses previos al estallido de la guerra civil española vive con su esposa y su hija en Santander donde imparte clases en un instituto. La casualidad quiso que estuviesen en Francia cuando se produjo el golpe de estado del 18 de julio. En la residencia de verano materna nació el segundo de sus hijos y permaneció la familia hasta que Santander cayó en manos franquistas.
En aquel momento era muy difícil atravesar, desde la frontera francesa, varias provincias españolas, los desplazamientos por carretera resultaban imposibles y el viaje en tren poco recomendable con niños. Así que el poeta decide regresar sólo a su ciudad natal tras la retirada del mando republicano y enfrentarse al proceso de depuración que sufrieron los funcionarios sospechosos. Como otros intelectuales, había firmado el manifiesto de la república y estaba en el punto de mira. Aunque finalmente las autoridades le devuelven la cátedra toma la decisión de trasladarse con los suyos a Madrid y comenzar a dar clase en un nuevo instituto, el Beatriz Galindo; su destino definitivo. La pareja tuvo un total de seis criaturas.
Durante los años de posguerra Gerardo Diego continúa con su actividad poética con obras como Ángeles de Compostela, Alondra de verdad o Romances.
Durante los siguientes años el poeta mantiene su intensa actividad, publicando nuevos libros, viajando y recibiendo numerosos homenajes y premios. En 1962 obtiene el Premio Calderón de la Barca por su retablo escénico El cerezo y la palmera, su incursión en el teatro.
El gran reconocimiento del autor llega en 1979 con la concesión del Premio Miguel de Cervantes, que comparte con Jorge Luis Borges.
Gerardo Diego murió el 8 de julio de 1987 en Madrid a los 90 años.
La obra de Gerardo Diego en palabras del propio autor :
«Mi obra creo yo que es difícil de juzgar, pero más que por otra cosa por (tengo yo en gran parte la culpa) dificultad de reunirla, por haberse publicadoen librucos, libritos, libros y librotes de todos los tamaños imaginables, en todas las ediciones, siempre procurando —no procurando, sino consiguiendo, sin procurarlo, claro está— el que fuesen los editores más quebradizos y más miste- riosos la mayor parte de los que editaron mis libros. de este modo han resulta- do ya un poco míticos ciertos libros míos que casi nadie ha visto y, realmente, haría falta tenerlos todos presentes, juntos, para poder juzgar mi obra poética«.
Gerardo Diego, «El autor enjuicia su obra», 1966.
Obra de Gerardo Diego
Poesía
I-A. Libros poéticos
1920.- “El romancero de la novia”
1922.- “Imagen: Poemas (1918-1921)”
1923.- “Soria: Galería de estampas y efusiones”
1924.- “Manual de espumas”
1925.- “Versos humanos”
1931.- “Vía crucis”
1932.- “Fábula de Equis y Zeda”
1932.- “Poemas adrede”
1940.- “Ángeles de Compostela”
1941.- “Alondra de verdad”
1941.- “Romances”
1944.- “Iniciales”
1944.- “La sorpresa: Cancionero de Sentaraille”
1948.- “Soria”
1949.- “La luna en el desierto y otros poemas”
1949.- “Hasta siempre”
1949.- “Canción al Niño Jesús y letrilla de la Virgen María”
1951.- “Visitación de Gabriel Miró”
1951.- “Limbo”
1952.- “Dos poemas (Versos divinos)”
1953.- “Segundo sueño”
1953.- “Biografía incompleta”
1954.- “Variación”
1955.- “Amazona”
1956.- “Paisaje con figuras”
1956.- “Égloga de Antonio Bienvenida”
1958.- “Amor solo”
1958.- “Evasión”
1959.- “Canciones a Violante”
1959.- “Tántalo: versiones poéticas”
1961.- “Mi Santander, mi cuna, mi palabra”
1961.- “La rama”
1961.- “Glosa a Villamediana”
1962.- “Sonetos a Violante”
1963.- “La suerte o la muerte: poema del toreo”
1963.- “Nocturnos de Chopin”
1964.- “El jándalo (Sevilla y Cádiz)”
1966.- “Variación 2”
1966.- “Odas morales”
1966.- “El Cordobés dilucidado y Vuelta del peregrino”
1967.- “Preludio, aria y coda a Gabriel Fauré”
1970.- “La fundación del querer”
1970.- “Tres poemas a la Magdalena”
1971.- “Versos divinos”
1972.- “Cementerio civil”
1975.- “Carmen Jubilar”
1977.- “Soria sucedida”
1985.- “Cometa errante”
I-B. Antologías
1941.- “Primera antología de sus versos (1918-1941)”
1948.- “Poemas: Antología” (selección y prólogo de Manuel Altolaguirre)
1958.- “Antología: (Primer cuaderno, 1918-1940)”
1965.- “Poesía amorosa (1918-1961)”
1967.- “Segunda antología de sus versos (1941-1967)”
1969.- “Antología poética (1918-1969)”
1970.- “Versos escogidos”
1973.- “Palma de mano abierta”
1974.- “Poesía de creación”
1980.- “Poemas mayores”
1980.- “Poemas menores”
1980.- “Imagen múltiple de Gerardo Diego”
1985.- “Gerardo Diego para niños”
II. Teatro
1960.- “El cerezo y la palmera”
III. Estudios, antologías y ediciones
III-A. Sobre poesía y literatura
1924. – “Égloga en la muerte de Dª Isabel de Urbina”
1927. – “Antología poética en honor a Góngora: desde Lope de Vega a Rubén Dario”
1932.- “Poesía española. Antología, 1915-1931”
1934.- “Poesía española. Antología (contemporáneos)”
1952.- “La Navidad en la poesía española”
1948.- “Una estrofa de Lope”
1956.- “Menéndez Pelayo en la historia literaria”
1961.- “Nuevo escorzo de Góngora”
1962.- “Concha Espina”
1964.- “Lope y Ramón”
1968.- “Figura y obra de Manuel LLano”
1974.- “Manuel Machado, poeta”
1984.- “Crítica y poesía”
III-B. Sobre música y arte
1949.- “Diez años de música en España: musicología, interpretes, compositores”
1949.- “La pintura de Eduardo Vicente”
1962.- “Gerardo de Alvear: Sala de Exposiciones de la Dirección General de Bellas Artes”
1975.- “28 pintores españoles vistos por un poeta«
*Cronología revisada por la Biblioteca Gerardo Diego del Instituto Cervantes de Bruselas y la Fundación Gerardo Diego
Enlaces de interés :
Fuente de la bio:https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/bruselas_gerardo_diego.htm
http://www.fundaciongerardodiego.com/images/La-poesia-de-gerardo-diego.pdf
http://fundaciongerardodiego.com/biblioteca
https://www.rtve.es/rtve/20141022/discurso-gerardo-diego-premio-cervantes-1979/1033887.shtml
https://elige.soria.es/entrevista-a-gerardo-diego-en-revista-de-soria-in-memoriam
http://www.fundaciongerardodiego.com/images/La-poesia-de-gerardo-diego.pdf
http://www.soria-goig.org/senderos/autores/gerardod2.htm

Biblioteca Gerardo Diego en Santande. Como «biblioteca de autor» conserva: primeras ediciones, ejemplares firmados, dedicados y anotados, y ejemplares con material inserto: recortes de prensa, invitaciones, fotografías, tarjetas de visita, cartas, poemas o textos manuscritos.