NIHIL OBSTAT

A Juan de Yepes

En su celda, Juan de Yepes, espera.

san juan de la cruzLos prelados de la orden delCarmelo

ahora se reúnen. Juan incurrió en falta grave:

puso en lengua común el cántico divino.

Sus hermanos de hábito ceden unos minutos

(ellos, cargados de trabajos)

a la ardua inspección de unas cuartillas.

Diseccionan el texto

para extirpar las sílabas malignas.

Tan comedidos (sálvelos Dios)

respecto a la salud espiritual

de la feligresía, se afanan

en descubrir el mal, para ahuyentarlo

del inocente gremio de la gleba.

Sonríen satisfechos, mientras Juan, en su celda,

vive la soledad del amor herido.

Brillan los dientes de los magistrados

que el queso, el vino y las manzanas lustran,

mientras Juan, en su celda,

el pan y el agua cena sin demora.

Los prelados de la orden del Carmelo

han cumplido. Regresan a sus coches,

mientras Juan, en su celda,

sufrirá la dolencia de amor que no se cura.

Pablo Armando Fernández

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