9 Poemas de Nezahualcóyotl

Canto de primavera

En la casa de las pinturas
comienza a cantar,
ensaya el canto,
derrama flores,
alegra el canto.
 
Resuena el canto,
los cascabeles se hacen oír, 
a ellos responden
nuestras sonajas floridas.
Derrama flores,
alegra el canto.
 
Sobre las flores canta
el hermoso faisán,
su canto despliega
en el interior de las aguas.
A él responden
variados pájaros rojos.
El hermoso pájaro rojo
bellamente canta.
 
Libro de pinturas es tu corazón
has venido a cantar,
haces resonar tus tambores,
tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera
alegras a las gentes.
 
Tú sólo repartes
flores que embriagan
flores preciosas.
 
Tú eres el cantor.
En el interior de la casa de la primavera,
alegras a las gentes.
 

Estoy embriagado

Estoy embriagado, lloro, me aflijo,

pienso, digo,

en mi interior lo encuentro:

si yo nunca muriera,

si nunca desapareciera.

Allá donde no hay muerte,

allá donde ella es conquistada,

que allá vaya yo.

No en parte alguna

No en parte alguna puede estar
la casa del inventor de sí mismo.
Dios, el señor nuestro,
por todas partes es invocado,
por todas partes es también venerado.
Se busca su gloria, su fama en la tierra.
Él es quien inventa las cosas,
él es quien se inventa a sí mismo: dios.
Por todas partes es invocado,
por todas partes es también venerado.
Se busca su gloria, su fama en la tierra.

Nadie puede aquí,
nadie puede ser amigo
del dador de la vida:
sólo es invocado,
a su lado,
junto a él,
se puede vivir en la tierra.

El que lo encuentra,
tan sólo sabe bien ésto: él es invocado,
a su lado, junto a él,
se puede vivir en la tierra.

Nadie en verdad es tu amigo,
¡oh dador de la vida!
sólo como si entre las flores
buscáramos a alguien,
así te buscamos,
nosotros que vivimos en la tierra,
mientras estamos a tu lado.

Se hastiará tu corazón.
Sólo por poco tiempo
estaremos junto a ti y a tu lado.

Nos enloquece el dador de la vida,
nos embriaga aquí.
¿Nadie puede estar acaso a su lado,
tener éxito, reinar en la tierra?

Sólo tú alteras las cosas,
como lo sabe nuestro corazón:
¿nadie puede estar acaso a su lado,
tener éxito, reinar en la tierra?

Percibo lo secreto

Percibo lo secreto, lo oculto:
¡Oh vosotros señores!
Así somos, somos mortales,
de cuatro en cuatro nosotros los hombres,
todos habremos de irnos,
todos habremos de morir en la tierra.

Nadie en jade,
nadie en oro se convertirá:
En la tierra quedará guardado.
Todos nos iremos
allá, de igual modo.
Nadie quedará,
conjuntamente habrá que perecer,
nosotros iremos así a su casa.

Como una pintura
nos iremos borrando.
Como una flor,
nos iremos secando
aquí sobre la tierra.
Como vestidura de plumaje de ave zacuán,
de la preciosa ave de cuello de hule,
nos iremos acabando
nos vamos a su casa.

Se acercó aquí.
Hace giros la tristeza
de los que en su interior viven.
Meditadlo, señores,
águilas y tigres,
aunque fuérais de jade,
aunque fuérais de oro,
también allá iréis,
al lugar de los descarnados.
Tendremos que desaparecer,
nadie habrá de quedar.

 

No acabarán mis flores

No acabarán mis flores,
no cesarán mis cantos.
Yo cantor los elevo,
se reparten, se esparcen.
Aún cuando las flores
se marchitan y amarillecen,
serán llevadas allá,
al interior de la casa
del ave de plumas de oro.

Estoy triste

Estoy triste, me aflijo,
yo, el señor Nezahualcóyotl.
Con flores y con cantos
recuerdo a los príncipes,
a los que se fueron,
a Tezozomoctzin, a Quaquauhtzin.

En verdad viven
allá en donde de algún modo se existe.
¡Ojalá pudiera yo seguir a los príncipes,
llevarles nuestras flores!
¡Si pudiera yo hacer míos
los hermosos cantos de Tezozomoctzin!
Jamás perecerá tu nombre,
¡oh mi señor, tú, Tezozomoctzin!

Así, echando de menos tus cantos,
me he venido a afligir,
sólo he venido a quedar triste,
yo a mí mismo me desgarro.

He venido a estar triste, me aflijo.
Ya no estás aquí, ya no,
en la región donde de algún modo se existe,
nos dejaste sin provisión en la tierra,
por ésto, a mí mismo me desgarro.

Alegraos

Alegraos con las flores que embriagan,
las que están en nuestras manos.
Que sean puestos ya
los collares de flores.
Nuestras flores del tiempo de lluvia,
fragantes flores,
abren ya sus corolas.
Por allí anda el ave,
parlotea y canta,
viene a conocer la casa del dios.
Sólo con nuestras flores
nos alegramos.
Sólo con nuestros cantos
perece vuestra tristeza.
Oh señores, con esto,
vuestro disgusto de disipa.
Las inventa el dador de la vida,
las ha hecho descender
el inventor de sí mismo,
flores placenteras,
con ellas vuestro disgusto se disipa.

Yo lo pregunto

Yo Nezahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
Aunque sea de oro se rompe,
Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.

Nezahualcoyotl

Un recuerdo dejo

¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos

Nezahualcóyotl ,”coyote que ayuna”( Texcoco, 28 de abril de 1402- Texcoco, 4 de junio de 1472). El Rey Poeta.

Hijo de Ixtlixóchitl, señor de Texcoco, y de Matlalcihuatzin, princesa Mexica.

Recibió la más alta educación en Palacio, tal como correspondía a su jerarquía, fué el monarca (tlatoani) de la ciudad-estado de  Texcoco en el México antiguo y se convirtió en el principal aliado militar y político de los mexicas,  pueblo con el que estaba emparentado por la rama materna.  

 La adolescencia de Nezahualcóyotl estuvo marcada por la persecución de Tezozómoc contra su familia, a tal punto que su padre fue asesinado y él tuvo que huir. Sin embargo, gracias a la lealtad de sus súbditos, el rey poeta logró vencer a sus enemigos y convertirse en señor de Texcoco, cargo que ocupó durante 40 años.

Rey sabio, poeta, urbanista, arquitecto e ingeniero, su amor a la naturaleza y a la humanidad, filosofía y dotes de estadista, colocan al rey poeta, Nezahualcóyotl  entre los más grandes gobernantes precolombinos. De enorme talento y sensibilidad estética, dotó a Tenochtitlán (hoy Ciudad de México) y Texcoco de palacios y templos, (construyó 400 casas para los caballeros de su corte y el Templo Mayor de Texcoco, en honor a Huitzilopochtli y Tláloc), jardines botánicos, bosques, presas, diques, acueductos (construyó un acueducto para abastecer de agua potable a Tenochtitlan);  su mayor obra, a solicitud del rey y aliado Moctezuma I , fue un gran dique de piedra y madera (que los españoles llamaron «el gran albarradón») que se extendía por más de 16 km y sirvió como defensa contra las inundaciones que afectaban a la  ciudad  e impedía que se mezclaran el agua salada y el agua dulce del gran lago. Esta gran obra le valió la reputación de mejor arquitecto de las Américas.

El sabio Nezahualcóyotl conformó en Texcoco la biblioteca más importante del Valle de México ,promulgó una serie de leyes civiles y penales; fundó varios colegios para el estudio de la astronomía, la lengua, la medicina, la pintura y la historia.

En su  poesía  podemos identificar tres   géneros poéticos que se insertan dentro de la tradición lírica náhuatl: los cantos a la angustia, denominados icnocuícatl; las composiciones dedicadas a la poesía, conocidos como xoxicuícatl, y los poemas que le cantan a lo divino, llamados tamnbién teocuícatl. Se conservan 36  poemas de Nezahualcóyotl y se encuentran repartidos en Cantares mexicanos, Romances de los señores de la Nueva España y en la Historia de Alva Ixtlilxóchitl.

El día que Tolstói conoció a Nezahualcóyotl

 

https://www.trescuentos.com/post/24-narrativas-precolombinas

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