“Los padres blancos nos dicen: pienso, luego existo. Pero la madre negra que llevamos dentro -la poeta- nos susurra en nuestros sueños: siento, luego puedo ser libre.”
Audre Lorde
Cicatriz
Este es un poema simple.
Para las madres hermanas hijas
chicas que nunca he sido
para las mujeres que limpian el transbordador de Staten Island
para las brujas hermosas que hacen arder
mi cuerpo a media noche
en efigie
porque como a sus mesas
y me acuesto con sus fantasmas
.
Estas piedras en mi corazón sois vosotras
de mi propia carne
sacándome punta con vuestros ojos falsos y afilados
en busca de prismas
que caen de vuestra cabeza
echándome con risas fuera de vuestra piel
porque no valoráis
lo vuestro
ni a mí
.
Este es un poema simple
no tendré madre ni hermana ni hija
cuando haya terminado
y sólo queden los huesos
mira cómo quedan a la luz los huesos
la forma que tenemos en la guerra
escarbándonos la piel con nuestras garras
para darle de comer al dorso de las máscaras que parecen
nuestros rostros
a los que pusimos nombres de hombre.
.
Donald DeFreeze nunca llegué a conocerte tan bien
como dentro de los ojos de mi espejo
esperabas
que te bendijera o perdonase
yaciendo
en una cama y otra
¿o era tu ojo lo bastante afilado e implacable
como para resistir
hasta más allá de las muertes del deseo?
.
Con tu voz en mis oídos
con mi voz en tus oídos
intenta negarme
te daré caza
a través de las venas nocturnas de mi propia adicción
a través de todas las infancias insatisfechas
mientras este poema se despliega
como los pétalos de una amapola
ni hermana ni madre ni hijos
me quedan
sólo un océano quieto de mujeres alunadas
en todos los tonos del cariño
aprendiendo un baile de abrir y cerrar
aprendiendo un baile de ternura eléctrica
que ningún padre o madre podrían enseñarles.
.
Ven Sambo baila conmigo
sopla el son suspendido
su alta rodilla querida
sobre tu deseo
bajo vuestras malditas
caras blancas ven Bimbo ven Ding Dong
abajo perra túmbate despacio negro túmbate
quieres un vientre mullidito en que esconderte
que haga un morrito y te chupe hacia adentro
de vuelta, a resguardo,
bueno te cuento lo que voy a hacer
la próxima vez tu cabeza va al hacha de guerra
necesito de veras un polvo en el que hundirme
búscame
soy la que te corta las entradas en la reina
de las montañas rusas
puedo hacer que te salga
barato.
.
Este es un poema simple
compartiendo mi cabeza con el sueño
de una gran mujer negra con joyas
en sus ojos
baila
su cabeza en un casco dorado
arrogante
emplumada
por nombre Colossa
sus muslos son como vigas
o nogales desollados
que cambian de pronto
y se aligeran
mientras gira riendo en remolinos
con metal de herramientas sobre sus caderas
termina
y en el filo brillante
un asombro
de pelo negro suave y rizado.
Cine en el Soho
La mujer que vive en el número 830 de Broadway
pasea a su bebé cuando cae el sol
por las calles del vecindario
almacenes una fealdad que resulta moderna
blusas de seda de 200 dólares donde antes colgaron martillos
entre cafés y muelles de carga.
En las alcantarillas los químicos florecen como rosas salvajes
su hija en el carrito a cuadros
con una pegatina del movimiento antinuclear
disfruta tanto como es posible
del paisaje urbano.
¿Promete a su hija una vida
más fácil más segura en esta isla
que las que ellas corren a descifrar a casa
26 pisos sobre una bahía
que agoniza,
el complejo
acróstico doble de la cultura actual?
Cuando acaba el telediario de las seis,
¿da una palmadita la niña en la mejilla húmeda de mamá
acuna ella a su hija contra su cuerpo
y llora por lo que ha visto
junto a la cama bajo la que yacen
el hedor de muerte en la alfombra
su hijo muerto a bayonetazos junto a una puerta en Santiago de Chile
una corola de moscas tse-tse que se encostra en la nariz de su hija
los hipopótamos militares que disparan contra los dolientes
en Bleecker Street
sangre en sus cuchillos Escoffier
sangre empozando el triturador de basura
la sangre de su bebé oscureciendo la pantalla
su próxima década a todo color
conectada de polo a polo,
cuando acaba el telediario de las seis
llora por lo que ha visto?
¿O regala su rebozo naranja
de flecos Soho magenta
a una campesina de Vieques
con seis hijos y sin tierra
tras el paso de los morteros
y la Marina
que navega hacia la puesta de sol?
Quién dijo que era fácil
Tiene tantas raíces el árbol de la rabia
que a veces las ramas se quiebran
antes de dar frutos.
Sentadas en Nedicks
las mujeres se juntan antes de marchar
hablan sobre las chicas problemáticas
que contratan para ser libres.
Un empleado casi blanco ignora
a un hermano que espera para atenderlas primero
y las damas no se dan cuenta y rechazan
los pequeños placeres de su esclavitud.
Pero yo que estoy limitada por mi espejo
como por mi cama
veo la causa en el color
como también en el sexo.
y me siento acá preguntándome
cuál de mis yoes sobrevivirá
a todas estas liberaciones.
Oaxaca
Bajo el pedazo de madera que labra
se mueve lentamente la tierra.
Pero los relámpagos se acercan.
Cultivando su secreto en la tierra ocre
tendida como una mujer
la osadía es una labor agotadora
para hombres de ojos inmóviles
que cuidan sus semillas
y una dura vigilia en la estación sin lluvia.
Pero en el fino y brillante borde del día,
más allá del arado partido, miran hacia las colinas
los relámpagos que se incuban
pues la tormenta es conocida.
Se mueve lentamente la tierra.
Aunque la víspera del relámpago
puede romper con un destello
la cara de una montaña, frágil como el vidrio,
la tierra se mueve lentamente.
Toda la fuerza de un hombre en brazos de su hijo
por tal de esculpir un surco
en duro suelo desafiante,
y la tendida tierra aguarda.
Largo y lento el arado
a través de la ocre estación seca,
y se mueve lentamente la tierra.
Pero los relámpagos se acercan.
Las abejas
En la calle afuera del colegio
lo que los chicos aprenden
los posee.
Tres chicos gritan y tiran piedras
a un enjambre de abejas atrapado
entre la ventana del comedor y una chimenea
las piedras furiosas raspan el metal.
Las abejas están distantes y lentas
para defenderse. Pican a un chico y se
acelera la destrucción.
Llegan los guardias escolares con
largos palos en la mano
avanzan hacia la colmena
rompen las ya casi terminadas
celdas de cera miel fresca
gotea de los palos de escoba
pequeños pies se convierten
en expertos en pisotear las abejas que caen como lluvia
en el pavimento.
Curiosas y apartadas las chicas
miran con fascinación aprenden
lecciones secretas una pisa
lo que queda del zumbido débil
para curiosear el rincón vacío
“¡Podríamos haber estudiado cómo hacer miel!”
intenta comprender
su propia destrucción.
Padre, Hijo y Espíritu Santo
No he visto la tumba de mi padre.
No es que el juicio de sus ojos haya sido
olvidado
tampoco la huella de sus grandes manos
sobre los pomos del atardecer
medio giro cada noche
y venía
cubierto del barro de asuntos mundanos
inmenso y silencioso como todo el deseo del día
listo para redefinir cada una de nuestras formas
sino que ahora los pomos del atardecer están a la espera
y no nos reconocen cuando pasamos junto a ellos
.
Cada tarde una mujer distinta
corriente como su copita de la tarde
saca la hierba que su quietud hace crecer
llamándola matojos. Cada semana
una mujer distinta lleva la cara de mi madre
y él, que tiene tiempo,
inmutable,
ha de maravillarse
él, que sólo conoció y quiso a una
.
Mi padre murió en silencio, amando la creación
y las respuestas definidas,
Vivió
conforme juicios fijos sobre cosas familiares
y murió
tras conocerme un 15 de Enero
.
Hasta que me entierren
no conoceré la tumba de mi padre.
Poema de amor
Habla tierra y bendíceme con lo más abundante
haz fluir la miel del cielo desde mis caderas
rígidas como montañas
desparramadas sobre un valle
excavado por la boca de la lluvia
.
Y cuando he entrado en ella sabía
que yo era un vendaval atravesando sus bosques, huecos
dedos susurrando sonidos
la miel fluía
de la taza quebrada
empalada en una lanza de lenguas
en las puntas de sus pechos en su ombligo
y mi aliento
aullando en sus entradas
cruzando los pulmones del dolor
.
Ávida como las gaviotas argénteas
o un niño
me balanceo por encima de la tierra
una y otra
vez
A mi hija, yonqui en el metro
Prole que no hemos parido
nos atormenta encarnándose en
sí misma
dolorosamente precisa e inevitable
como una aguja en la carne.
Vuelvo a casa en el metro tras una reunión de la APA
mentes tan comprometidas con su lucha privada
como un asesinato
o un suicidio
una chica patilarga con un caballo en el cerebro
se desploma junto a mí
ruega que la lleven dormida
lejos del deseo
por el precio de un tren nocturno.
Muchachita dopada
si nos medimos por los sueños que evitamos
tú eres la pesadilla
de todas las madres que duermen.
Meciendo una y otra vez
el peso muerto de tus brazos
abrazas nuestros cuellos
más pesados que la costumbre
de buscar razones.
Mi preocupación viciada no reemplazará
aquello que una vez necesitaste
pero soy presa de mis adicciones
y te ofrezco mi ayuda, un ojo
alerta
en mi propia estación.
Despierta e indigente
tu caro sueño explota
por todo el vagón
en una terrible risa tecnicolor
por mi fracaso.
Las mujeres desvían la mirada
y las otras madres que no supieron ser útiles
maldicen a su prole convertida en basura.
La siembra
Cae la tarde
los niños duermen o están cansados.
Terminé de plantar tomates
bajo un sol breve tras cuatro días de lluvia,
tengo tierra marrón bajo las uñas
y mi piel rebosa de sol.
Siento la cabeza densa como miel
las puntas de los dedos me arden
por la tierra fértil
pero más aún por la ausencia de tu cuerpo.
Ya estuve antes en este lugar
donde la sangre bulle de rabia
y mis dedos frescos de tierra
sueñan con arar un surco
cuyo nombre sería el tuyo.
Carbón
Yo
es el negro absoluto, hablado
desde las entrañas de la tierra.
Hay muchos tipos de abierto
cómo se anuda el diamante en la llama
lo hace el que paga cuánto por hablar
.
Algunas palabras están abiertas como un diamante
sobre los cristales de ventanas
que cantan mientras pasa el impacto del sol
Luego hay palabras como sueldos grapados
en un libro de cuentas troquelado – compra y firma y desgarra
y que ocurra todo aquello que dispongan las oportunidades
y el talón permanece
y un diente mal arrancado con un borde raído
Algunas palabras viven en mi garganta
reproduciéndose como víboras. Otras saben del sol
y rebuscan como gitanos sobre mi lengua
para explotar a través de mis labios
como gorriones primerizos estallando de la cáscara
Algunas palabras
me castigan
El amor es una palabra otro tipo de abierto
Como el diamante se vuelve un nudo de llama
Soy Negra porque vengo de la entraña de la tierra
Ahora, ten, toma mis palabras por joyas a la luz del día.
Audre Geraldine Lorde (Harlem, Nueva York 18 de febrero de 1934 – Saint Croix, 17 de noviembre de 1992). Poeta, ensayista, profesora de literatura y conferenciante. Graduada en literatura y filosofía.
Se presentaba a sí misma como “negra, lesbiana, madre, guerrera y poeta”.
Hija de inmigrantes caribeños, nació en el barrio de Harlem, en Nueva York. Era una niña introvertida que se refugió en la lectura. Además de leer y memorizar poemas compulsivamente, demostró un gran talento como escritora que se desarrolló en el Instituto para niños superdotados al que asistió en su adolescencia. Tras graduarse allí, pasó por varias universidades hasta terminar sus estudios sacándose un Máster en Biblioteconomía en la Universidad de Columbia.
Después de trabajar un tiempo como bibliotecaria, su talento como poeta le permitió ejercer como profesora universitaria.
Durante toda su vida asumió su poesía como una forma de expresar en forma radical su lucha contra la homofobia, el machismo, el racismo, el clasismo y demás injusticias sociales que destacan en su obra como ejes temáticos característicos. Fue cofundadora de la editorial de mujeres negras The Kitchen Table y codirectora del periódico lésbico Chrysalis; dueña de un poderoso magnetismo y una fuerza avasallante, su militancia feminista inspiró a muchas generaciones y aún lo sigue haciendo. Poco antes de su muerte, durante una ceremonia africana de bautismo, Lorde tomó el nombre de Gamba Adisa, que quiere decir: “Guerrera: la que se hace comprender”.
De los premios recibidos destacan: el Premio Literario Lambda y el Premio American Book.
Entre sus libros figuran: Las primeras ciudades (1968), Cables hacia el odio (1970), Desde una tierra donde vive otra gente (1973), Entre nosotros (1976), El unicornio negro (1978), Poemas selectos: viejos y nuevos (1982), Zami: una nueva forma de escribir mi nombre (1983), Ensayos y discursos (1984), La maravillosa aritmética de la distancia (1993).
En 2001, se lanzó el Premio Audre Lorde para honrar obras de poesía lésbica.
Enlaces de interés :
Audre Lorde
La hermana outsider Audre Lorde
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/audre-lorde-poeta-critica-feminismo-blanco_16361
«Tu silencio no te protegerá»: por qué incomoda reivindicar a Audre Lorde