Esta página es de poesía pero también queremos dar presencia a algunas mujeres que, aunque no escribieron poesía, o no destacaron por ser poetas, su voz como mujeres, pioneras y/o escritoras es tan importante en la historia que creemos deben ser incluidas.
Este es el caso de la gran Juana Belén Gutiérrez de Mendoza.
Una de nuestras Imprescindibles.
Juana Belén Gutiérrez de Mendoza (San Juan del Río, Durango, México, 27 de enero de 1875 – 13 de julio de 1942). Periodista, escritora, anarquista, feminista, educadora, sufragista y activista del magonismo, el zapatismo y los derechos de las mujeres. La primera mexicana en dirigir un periódico político.
Nació en una familia humilde. Hija de Porfiria Chávez, mujer muy religiosa y rígida, y de Santiago Gutiérrez Lomelí, campesino de Jalisco, quien había emigrado en busca de mejores oportunidades de trabajo. La familia se estableció en una hacienda del pueblo de San Pedro del Gallo, Durango, donde Juana y su hermana mayor Rosa, asistieron por un tiempo a la escuela. La muerte anticipada del padre dejó en la orfandad y en la miseria a la familia por lo que, parece ser, Juana entró a trabajar como empleada doméstica en Durango.
Juana Belén desarrolló un fuerte anticlericalismo desde temprana edad por el fanatismo religioso proveniente de su lado materno. Esta animadversión la llevó a adoptar posturas extremistas en etapas más prematuras de su pensamiento, como afirmar que las mujeres no deberían asegurar el derecho al voto ya que siempre estarían influenciadas por la religión.
En 1892, a los diecisiete años, se casó con el minero Cirilo Mendoza, a quien enseñaría a leer y escribir y la pareja se instaló en Sierra Mojada, Coahuila, donde él fue contratado como rayador de mineral en la mina “La Esmeralda”. La dura vida de los mineros motivó sus primeros escritos periodísticos. Juana y Cirilo tuvieron tres hijos: Santiago (n. y m. en ¿1893?), Laura (1895- 1975) y Julia (1899-1933).
“…aprendió a coser y hacía ropa de mezclilla para los mineros. Con ese dinero compró un hato de cabras y vendía la leche y empezó a trabajar políticamente. Además compró unas acciones de la mina (ella las bautizó como “barcarolas” como el poema de Bécquer)…” (Entrevista, 1996).
A los 22 años ya colaboraba con diversos periódicos. Envió algunos artículos sin firma para que fueran publicados en periódicos de oposición como el Diario del Hogar y el Chinaco. La compañía minera, preocupada por lo que decían los escritos, averiguó la identidad de la corresponsal y Juana fue juzgada y encarcelada en la prisión Minas Nuevas, provocando que sus opiniones contra el régimen se recrudecieran. Una vez libre, fundó el Club Liberal Benito Juárez en 1899.
En 1901 se instalaron en Guanajuato. Juana Belén vendió las cabras y las acciones de la mina para comprar una imprenta y así fundó el semanario Vésper, con el lema “¡Justicia y Libertad!”. Nunca antes en la historia de México una mujer había fundado y dirigido un periódico político, mucho menos de oposición al gobierno. Desde sus páginas atacó al gobierno de Porfirio Díaz, a la Iglesia y al Estado.
Con esta publicación, de corte libertario, se constituyó como una periodista de oposición por lo cual fue perseguida. El tono anticlerical con que el periódico apareció molestó a las autoridades que ordenaron la clausura de la publicación. Se trasladó a la Ciudad de México y en 1902 reanudó la publicación de Vésper. Se afilió al Club Liberal Ponciano Arriaga ocupando en 1903 el puesto de primera vocal. Fue encarcelada por la policía. El clima de represión que instauró la dictadura hizo que varios liberales, para reorganizarse, optaran por el exilio en Laredo, Texas. Juana partió con sus hijas y con Elisa Acuña, que para entonces se había convertido en su estrecha colaboradora. Allí entablaron relación con Sara Estela Ramírez que publicaba el semanario La Corregidora.
“Juana B. Gutiérrez, personaje conocida en su entorno, no era ajena a las inquietudes políticas de su época. La lectura de las publicaciones de oposición, que se distribuían a lo largo y ancho del país, hizo que Juana adoptara una actitud más militante que la llevó a fundar el club liberal “Benito Juárez” en Minas Nuevas, Coahuila, bajo los auspicios de los que empezaban a organizarse en contra de la política porfirista y por un cambio en la cabeza del gobierno que había violado las premisas enarboladas por los liberales. La actuación subversiva de Juana volvió a ser notada por la policía local; amenazada con ser nuevamente encarcelada, no tuvo otra opción que vender las cabras y las acciones de la mina para poder comprar una imprenta. Se trasladó en 1901 a Guanajuato donde, cerrados los canales de expresión, abrió el suyo propio y inició la publicación de Vésper, con el lema “¡Justicia y Libertad!”. Este semanario la daría a conocer dentro del círculo de los liberales opositores”. (Sólo historia, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, número 8, México, abril-junio 2000, pp. 9-14)
Junto a Elisa Acuña y Sara Estela Ramírez continuó publicando Vésper, y con Acuña redactó el periódico Fiat Lux de tendencia socialista. En 1905 regresó a México y fundó Socialismo Mexicano, una organización conformada por grupos de obreros, y editó el periódico Anáhuac, órgano de difusión de la agrupación. Paralelamente colaboró en Excélsior.
A su regreso a México Juana escribió:
«… Ya no podía vivir entre aquellos yankis odiosos y menos entre los bárbaros de Texas… Aunque parezca contradictorio, ese pueblo práctico es pura vanidad. No tiene de formidable más que la apariencia que le da el reclamo; cualquier esfuerza lo agotará, y la fuerza de su primer impulso puede tomarse en cuenta, pero en materia de resistencia será una nulidad».
En 1907 conoció a Dolores Jiménez y Muro, poeta de San Luis Potosí, liberal, luego maderista y más tarde zapatista como Belén Gutiérrez. Con ella fundó el grupo Socialistas Mexicanos y el grupo político Las Hijas de Anáhuac, grupo formado por unas 300 mujeres libertarias que pedían mediante huelgas mejores condiciones laborales para las mujeres. Como una de las pioneras del feminismo mexicano, «fue una de las primeras voces que exigió al gobierno de Madero el voto de las mujeres y reivindicaciones laborales para las trabajadoras».
Tras un fallido intento de rebelión patrocinado por el Círculo Ponciano Arriaga termina encarcelada durante 3 años en la infame prisión de San Juan de Ulúa, Veracruz, junto a Dolores Jiménez, María Dolores Malvaes y Elisa Acuña.
Participó activamente de la Revolución Mexicana, mientras que fue parte del grupo que elaboró el Plan de Ayala en 1911, y es encarcelada al declararse partidaria de Emiliano Zapata, quien al ser liberada la nombra coronela, encargándose de organizar el regimiento Victoria. De acuerdo a Hernández Carballido y Alicia Villaneda (1994), el nombramiento vino como un respaldo que le otorgó Zapata cuando Juana Belén mandó a fusilar a un miembro de su división que había violado a una mujer. Luego de que varios se quejaran, Zapata la respaldó y, de acuerdo a Marta Lamas (2020), expide un decreto que sanciona severamente cualquier abuso a las mujeres (excepto si eran del bando enemigo).
En 1914 dirigió en Chilpancingo, estado de Guerrero, el periódico La Reforma. Es detenida por 10 meses por ser zapatista en 1916 por el gobierno de Carranza. En 1919 funda El Desmonte, dedicado a la vida política y sindical; en 1921 funda una colonia agrícola experimental en el Estado de Morelos y en 1922 publicó ¡Alto!. En Morelos Juana adoptó a dos niños huérfanos zapatistas: Herón y Feliciano Pérez Negrete, quienes pasaron a formar parte de su familia. La historia de la formación de la Colonia Experimental “Santiago Orozco” la conocemos por la pluma de la propia Juana.
En ella afirmaba haber recibido ayuda de los gobernadores de Michoacán y de Sonora, Pascual Ortíz Rubio y Adolfo de la Huerta, para que le fuera concedido un terreno en Acatlipa dentro de la hacienda de Temixco, en Morelos. En 1920, la Secretaría de Agricultura hizo la medición y deslinde de 500 hectáreas de terreno en la hacienda para concederlas a la Comisión Fundadora de la Colonia presidida y representada por Juana. Al mismo tiempo se hizo la solicitud de fondos para su sostenimiento y fomento.
El ya entonces presidente Adolfo de la Huerta dispuso que el gobierno de Morelos facilitara a la Colonia la cantidad de 5,000 pesos, para que tomaran posesión de la tierra y se iniciaran las labores. Juana se trasladó al terreno con su familia y con las familias de los soldados del regimiento “Victoria” y de la “Brigada Roja” del general Santiago Orozco. Noobstante, la cantidad obtenida no fue suficiente por lo que se tuvieron que suspender los trabajos y la situación se hizo muy difícil por lo cual la gente se empezó a quejar, Juana abandonó el proyecto y volvió a radicar en la capital. Pero, no se quedó callada y envió una carta a Jenaro Amezcua, que era el agente de la Secretaría de Agricultura y Fomento en Morelos, explicando el porqué del fracaso de la Colonia y amenazando con dar a conocer a la opinión pública la hostilidad contra la obra emprendida por una mujer:
“…haré público desde mis versos, hechos y firmados en las cárceles, no por lo que valgan como obra de arte, sino por lo que significa el lugar donde están firmados; mis libros, que no he publicado porque no he tenido la debilidad de dedicarlos a algún personaje o destinarlos a agregar una mentira más a tantas como se imprimen.[…] Esto y todo lo que he visto durante un cuarto de siglo de lucha, lo haré conocer, no para avergonzar con ello a mi país, sino por el contrario, para demostrar con todos esos hechos, que no faltan aquí, como se ha dicho ánimos esforzados ni voluntades firmes paraluchar por un ideal…” (firmado en Acatlipa, Morelos en diciembre de 1922).
Después del fracaso de la colonia experimental Juana, de vuelta en la ciudad de México, volcó sus esfuerzos para dedicarse a la enseñanza, ocupación que combinaría con la escritura a través de la publicación de libros y folletos y con una exaltada participación política. Durante la década de los años veinte tuvo varios empleos:
“…Maestra misionera numero 139 dependiente de la Dirección de Educación y Cultura Indígena de la Secretaría de Educación Pública, el 1 de marzo de 1923, nombramiento firmado por José Vasconcelos.
Directora de la Escuela de Artes y Oficios del Departamento de Mujeres en Puebla, 21 de febrero de 1924.
Inspectora instructora núm. 39 comisionada en San Juan del Río,Qro. dependiente del Departamento de Escuelas Rurales e Incorporación Cultural Indígena, el 23 de marzo de 1925, nombramiento firmado por Moisés Sáenz. Cargo que se haría efectivo desde el 16 de marzo.
Gobernación y Hacienda del estado de Zacatecas la designó administradora del Sanatorio del Estado, el 7 de noviembre de 1927, para ocupar el puesto a partir el día 11del mismo mes…” (de Mendoza,1924 :94).
Entre 1925 y 1930 fue inspectora de escuelas federales en Querétaro y en Zacatecas. En 1930 editó el periódico Alma Mexicana y publicó Llamada de Albañiles (1930) (Pérez 1993: 50), en donde analizó los logros de la Revolución, al igual que muchas otras mujeres que justificaron sus acciones a partir de su participación en la gesta armada.
En 1932, Vésper entró en su cuarta y última época. De forma similar, en la década de los treinta, Juana Belén participó con otras mujeres en los Congresos de Obreras y Campesinas y se integró al Frente Único Pro-Derechos de la Mujer (FUPDM) que, en sus inicios, buscaba integrar las demandas obreras al programa político del feminismo, al mismo tiempo que se pronunciaba en contra del fascismo y la intervención extranjera.
Perteneció al grupo de mujeres e intelectuales que fundaron varias organizaciones feministas en su país, entre ellas el Consejo Nacional para las Mujeres durante el mes de octubre de 1919 junto a Elena Torres, Evelyn T. Roy, Thoberg de Haberman, María del Refugio García y Estela Carrasco; ocupó la presidencia en esta organización.
En 1933 muere de pulmonía su hija Julia Mendoza. Juana recoge a su nieta Susana, la “Tochita”, y la lleva a vivir con ella, con su hija Laura y sus hijas. Laura se había unido a Rosendo Gómez Lorenzo y de esta unión nacerían Gloria en 1924 y Andrea Gómez en 1926. La pareja se separó al poco tiempo. Gloria Gómez Mendoza murió de tifoidea en 1941 cuando vivían en Morelia. Suceso que afectó profundamente a Juana quien se sintió responsable por no haber médicos calificados en el lugar donde vivían. Laura se convirtió en imprescindible ayuda para su madre ya que además de firmar con ella todos sus escritos, se ocupaba de las niñas y de las prensas.
A partir de entonces y hasta su muerte la familia estará compuesta por mujeres.
Junto con Concha Michel, redactaron y publicaron el opúsculo, La República Femenina, s.p.i. 1936 con la propuesta de que la liberación femenina debía sustentarse en la propia naturaleza de las mujeres, es decir en su capacidad de creación, y no en la imitación de las actividades masculinas. Este folleto es considerado precursor de los planteamientos del feminismo de la diferencia desarrollado en los años 70 del siglo xx. En 1940, fundó el grupo La República Femenina, que sostenía que el desequilibrio social provenía del triunfo del patriarcado sobre el matriarcado.
De 1937 a 1940, vivió en Michoacán como directora de la Escuela Industrial Femenina Josefa Ortiz de Domínguez.
Su pensión de cinco pesos, otorgada por el Estado mexicano por sus servicios a la Revolución, no le alcanzaría para tener una vida sin preocupaciones. Enferma, pero sin dejar la lucha social ni rendirse ante la indiferencia, continuó colaborando en diversos periódicos hasta el final.
Juana Belén Gutiérrez de Mendoza murió el 13 de julio de 1942 en la Ciudad de México. Tenia 67 años. Cuando murió, su familia vendió la máquina de escribir para pagar su entierro. Fué enterrada en el panteón de Dolores.
Su última publicación se tituló ¡Por la tierra y por la raza! cuya primera edición se llevó a cabo en 1924 y se agotó rápidamente.
En 1967, su hija Laura Mendoza Gutiérrez, con el apoyo de su nieta Susana Mendoza, realizaron una segunda edición de este libro.
Juana Belén Gutiérrez es una de las figuras más importantes en la historia de México y, al mismo tiempo, una de las menos reconocidas.
Juana Belén fue la mujer más inteligente y extraordinaria de principios de siglo; la primera mujer que rompe las normas tradicionales y “de manera formal, abierta, hace críticas reales al sistema social del México de principios de siglo” (Villaneda 1994: 10).
Juana Belén fue la primera intelectual autónoma (Rubio 2020), precursora de la revolución mexicana. La lucha de Juana Belén duró toda su vida; estuvo dispuesta a defender a toda costa lo que entendemos por justicia social, por libertad y autonomía (Villaneda 1994).
A pesar de su lucha incansable, su nombre y su actividad política nunca son mencionados en los principales libros de historia. Actualmente se planea que Juana Belén sea una de las 12 heroínas en Paseo de la Reforma, después de que el gobierno de la Ciudad de México quitara el monumento a Cristóbal Colón en 2021.
Enlaces de interés:
https://ideasfem.wordpress.com/textos/f/f27/
https://www.redalyc.org/pdf/439/43926968005.pdf
Descubre más desde Poiesis/ποίησις
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.
Deja un comentario