No hay hombres que vuelen despiertos
en el precipicio de la esfera
ni una luz tenue que guíe la caída
hacia el abismo negro de las guerras
No hay hombres que dirijan la mirada
hacia la cima del encuentro
no existe un alma sin fisuras
que acoja el desbandar de los que huyen
El árbol de la vida se estremece
en el acordeón de los mezquinos
Ya no hay hombres sin espada
ni camisas sin sangre
El viento de la desdicha ruge mas que
mil tempestades
y las flores del infortunio brotan por doquier
en ramilletes de barbarie
su perfume de triste olor a exterminio
se esparce sobre todas las banderas
¡Hijos del cielo!
¿es que aún no habéis entendido la existencia?
¿no os ha servido el sufrimiento para abrir los ojos ?
Pobres hijos de la tierra…
ya se escucha el clamor del olifante
vuestra sangre seguirá regando los despojos
e inundará los ríos de inmundicia
el llanto de vuestras madres os seguirá hasta la tumba
ellas parirán el dolor de la muerte
como antes parieron el gozo de la vida.
BegoñaToca@ 12/3/2022
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