Yukie Chiri,知里 幸恵,Chiri Yukie ( 8 de junio de 1903-18 de septiembre de 1922). Poeta, etnógrafa, transcriptora y traductora.
Nació en Noboribetsu (Hokkaidō, Japón) en el seno de una familia ainu. Los ainus (cuya palabra tiene como significado “humano” en idioma ainu) o ainos como también se les conoce, son un grupo étnico indígena de la región de Hokkaidō y del norte de Honshu zonas que están localizadas en la parte septentrional de Japón, también abarcan las islas Kuriles o Curiles y la mitad meridional de la isla de Sajalín en Rusia.
A principios del siglo XX, el pueblo ainu ya estaba a punto de desaparecer, diezmado por enfermedades y por el avance comercial y cultural de los japoneses sobre la isla de Hokkaidō. Los japoneses ilegalizaron el sacrificio de los osos por ser cruel, y estigmatizaron otras diferencias culturales. Los ainu fueron vistos como un pueblo subdesarrollado, y la política del gobierno era que se integrasen al estilo de vida japonés. Los propios ainu, en su mayoría, vieron esto como la mejor (y quizá única) manera de sobrevivir en esa época de cambios.
Yukie Chiri era hija de Nami y de Chiri Takakichi. Cuando Yukie tenía sólo un año, estalló la Guerra Ruso-Japonesa, y Takakichi fue reclutado para ir al frente. Siendo ainu, fue asignado a los rangos más bajos del ejército, pero después de la guerra fue condecorado con una de las más altas distinciones: la llamada condecoración kinshikunshoo (金靖黙章). Éste fue un orgullo que el padre de Yukie conservaría vivo por siempre
Cuando tenía seis años, nació su hermano Mashijo y Chiri fue enviada por sus padres a vivir con su tía Imekanu a Chikabumi, en las afueras de Asahikawa. En la casa vivía también la anciana madre de Imekanu, Monashinouku, abuela de Chiri, una experimentada narradora de relatos ainu que hablaba muy poco japonés.
Monashinouku era una mujer famosa en Jorobetsu por su conocimiento de las antiguas enseñanzas y su talento para cantarlas con voz firme y excelente pronunciación. Además tenía dotes de chamana, y se dice que en tres ocasiones emitió oráculos acerca de asuntos importantes para la comunidad.
Así, Chiri creció en un ambiente totalmente bilingüe japonés-ainu, y con un conocimiento sobre la literatura oral ainu que se estaba volviendo cada vez menos común en aquella época.
En 1910 Chiri Yukie ingresó a la Escuela Primaria Regular núm. 3 de Kamikawa, en Chikabumi. A esta escuela asistían niños y niñas tanto wadyin como ainu; sin embargo, en septiembre de ese mismo año Yukie y todos sus compañeros ainu fueron inscritos en la Escuela Primaria Regular núm. 5 de Kamikawa, que únicamente daba educación a los “antiguos aborígenes”. Durante toda la primaria, Yukie fue la alumna más brillante de su clase. Aprendió la lengua japonesa con soltura, y no tenía rival para memorizar los caracteres y las estructuras gramaticales que combinaba con una cadencia narrativa extraordinaria. Seguramente la influencia recibida de su abuela le permitió convertirse desde pequeña en una ágil narradora también en lenguzye escrito.
Después de terminar la primaria, Yukie hizo el examen de admisión para entrar a la Escuela Pública Vocacional para Señoritas de Assyikawa. Sin embargo, no fue admitida. Sus biógrafos coinciden en señalar el rumor de que Yukie obtuvo las mejores notas en el examen de admisión, pero que fue rechazada por ser ainu. No obstante, Yukie no se dio por vencida y al año siguiente hizo de nuevo el examen, obteniendo el cuarto lugar en calificaciones entre las aspirantes.
En su adolescencia, Yukie Chiri conoció a Kyōsuke Kindaichi, un lingüista japonés erudito del ainu, durante la era Taishō. Kindaichi viajó a Hokkaidō para investigar las transmisiones ainu de literatura oral, había ido para buscar a Imekanu y Monashinouku. La crónica de este importante encuentro es narrada por el mismo Kindaichi en Chikabumi no Ichiya (Una noche en Chikabumi):
Kindaichi cuenta que el encuentro con las tres mujeres fue tan afortunado, tan lleno de deliciosas historias antiguas alrededor del fogón, que perdió el último tren hacia Asajikawa. Entonces ellas le ofrecieron hospedaje por esa noche, aunque apenas tenían patatas para ofrecerle al profesor. Eran momentos críticos para toda la nación, ya que hacía pocos meses habían estallado los llamados Motines del Arroz, y el precio del grano había subido tanto, que a las familias pobres les era imposible pagarlo. Después de asar sus patatas en el fogón, Yukie sacó del cajón de un escritorio sus composiciones escolares y su reporte de calificaciones. Kindaichi quedó sorprendido por la habilidad de Yukie para escribir, y la belleza de las frases que construía en japonés. El lingüista comprendió que se encontraba frente a una inteligencia superior, y decidió hablar en privado con ella. Kindaichi le explicó la importancia de preservar el yuukara para las futuras generaciones mediante el uso de la letra, y Yukie quedó impresionada por el hecho de que las antiguas narraciones tuvieran alguna importancia para la humanidad. Kindaichi escribe en Una noche en Chikabumi la respuesta de Yukie ante el interés del profesor por la tradición oral ainu:
Aunque ella lo dudara, yo traté de persuadirla de que las canciones de los dioses y la poesía cantada ainu era una literatura valiosa, y que yo estaba buscando narradores de poesía épica vivos, porque mi anhelo era preservarla y protegerla de la destrucción a toda costa. Cuando le confesé esto, las lágrimas se agolparon en sus ojos, y juró con decisión: “aunque sea mujer, yo también le voy a entregar mi vida a ese camino”.
Y Yukie lo cumplió. A partir de ese momento se obsesionó con la idea de transcribir el yuukara que su abuela cantaba con inigualable talento. En ese tiempo, Yukie tenía la energía de una joven de 15 años, y se dedicó en cuerpo y alma a la tarea de desmitificar el “primitivismo” y la “ignorancia” de su pueblo a través de la recopilación de la tradición oral. Sin embargo, su salud no le permitiría poner en papel la montaña de ideas que tenía en la cabeza. Desde ese entonces, un mal congènito del corazón comenzó a agravarse, y Yukie Chiri pasaba largas temporadas en cama. De hecho, Yukie tuvo que guardar reposo por orden médica durante la mayor parte del curso de tercer año de la Escuela Vocacional. Pese a todo, logró graduarse, y la imagen de Yukie se convirtió en inspiración para otros jóvenes ainu, que también se sentían orgullosos por la inteligencia y perseverancia con la que Yukie había concluido sus estudios.
El mismo año en que Yukie se graduó, el profesor Kindaichi le propuso que pasara una temporada con él y su familia en Tokio, para que así pudiera continuar sus estudios. Sin embargo, como su enfermedad cardiaca se agravaba, el viaje se pospuso hasta que Yukie mostrara alguna mejoría. Mientras tanto, la jovencita comenzó a echar mano de la sapiencia de su abuela, y comenzó a transcribir las historias y canciones que ella le narraba. Kindaichi le había transmitido a Yukie la urgencia de llevar a cabo esta labor, ante la inminente desaparición de la tradición oral, cuando los ancianos/as que la conocían fallecieran:
«Yo le aconsejé una y otra vez que registrara la herencia de sus abuelos contenida en la poesía épica de su pueblo, porque “lo que fácilmente desaparece es muy preciado”. Además, su fuerte era la traducción al japonés utilizando frases elegantes, por lo que las futuras generaciones podrían comprender el contraste y el ambiente en que Yukie había llevado a cabo este irreemplazable trabajo«.
Yukie se apresuró a hacer el trabajo. No sólo porque Kindaichi le estuviera pidiendo que lo hiciera lo más rápido posible, sino porque ella también sentía la urgencia, antes de que su abuela falleciera y, sobre todo, antes de que la lengua ainu desapareciera.
La pasión de Yukie Chiri por su trabajo era tan grande, que trató de hacerla extensiva a su hermano Mashijo. Entonces su hermano estaba por terminar la educación primaria en Noboribetsu, y Chiri le envió una carta donde le explicaba que el yuukara era tan importante como los poemas homéricos. La labor era tan grande que ella no podría hacerlo sola, así que quería que Mashijo fuera a vivir a Chikabumi con ella y su tía, para que estudiara bajo su guía:
¡Oh, hermanito! ¡Oh, Mashijo! Sigue la voluntad de tu hermana mayor. Quiero que estudies para que seas útil a la investigación del profesor Kindaichi. Además de esta súplica de tu hermana, quiero que al escucharla pienses que es la súplica de todos los ainu. Yo quisiera poner todo mi esfuerzo hasta que tú crezcas, pero tristemente los periodos nos van forzando, y para colmo la otra mañana, de repente, tuve un dolor en el corazón. (Carta sin fecha, citada por NAKAI, 1993, p. 69.)
En medio de la ansiedad por terminar su trabajo, finalmente Yukie Chiri logró llenar el primer cuaderno. Kindaichi lo recibió por correo el 24 de junio de 1920… y el profesor supo que no se había equivocado cuando pensó que la joven era un genio. La sintaxis, el uso de las palabras, la caligrafía… todo superaba sus expectativas. Al año siguiente, en abril de 1921, Kindaichi recibió de Chiri un cuaderno de notas aún más elaborado. En la postal que el profesor le envió para avisarle que ya había recibido su trabajo, le da algunas indicaciones acerca de la manera en que debía transcribir las historias: “Utiliza una página para el original en ainu, y la otra para la traducción. Además, escribe solamente en la parte de en medio, y deja una parte en las orillas para las anotaciones”. (Citada por JUDYIMOTO, 1995, p. 179.)
Desde entonces, toda la tradición oral ainu que se recopiló obedecería este formato.
Kindaichi empleó un mes en leer a fondo el segundo manuscrito de Chiri, y le hizo saber sus impresiones en una postal fechada el 29 de marzo de 1920:
«La hermosa alma de la cultura de tu pueblo solamente se puede presentar al mundo en este texto a través de tu pincel. Verdaderamente ésta es una obra mucho muy valiosa. No importa que te digan malas palabras o alguna indecencia mayor; nunca nunca debes sentirte avergonzada… Desde el punto de vista de los estudiosos, todas las personas son dignas de respeto, e iguales que no se discriminan. No lo dudes ni un poco, cree en tus antepasados, y además escribe así, con amor».
Alentada por estas palabras, y ya con un poco más de habilidad en el manejo del alfabeto romano, Yukie envió un tercer manuscrito. Este llegó a manos de Kindaichi tan solo cinco meses después del segundo, y su título era: Ainu densetsu shuu – 2 (Colección de leyendas ainu – 2). Estaba tan bien escrito que de inmediato Kindaichi fue a mostrárselo a Yanaguita Kunio. En ese entonces, el investigador había dejado el servicio público y estaba participando en un proyecto de publicación de historias antiguas japonesas provenientes de la tradición oral. El fruto de su trabajo sería publicado en una serie con el título Rojen Soosho (serie Alrededor de la fogata). El trabajo de Yukie era perfecto para incluirlo dentro de esta colección, y Yanaguita le dio la bienvenida sin dudarlo. Como el cuaderno era tan hermoso, otro investigador que trabajaba en el proyecto, Shibusawa Keidzoo, se ofreció para mecanografiarlo y evitar que el cuaderno de Yukie se manchara o rompiera durante el manejo editorial. Así, las notas de Yukie serían publicadas sin ninguna modificación bajo el título Ainu Shin yooshuu (Colección de canciones de los dioses ainu) en la serie Alrededor de la fogata.
Yukie estaba tan emocionada que decidió aceptar la invitación que Kindaichi le hacía para pasar un tiempo con su esposa e hijo en Tokio. Así podría hacer una última revisión de su manuscrito y continuar con su labor como narradora mediante la letra. Después de jurar que no se esforzaría demasiado, Yukie obtuvo el permiso de sus padres, y en mayo de 1921 llegó a casa de Kindaichi. Sin embargo, tan solo cuatro meses después, el 19 de septiembre, Yukie sufrió un infarto y murió casi inmediatamente. Tenía 19 años de edad.
Consternado, Kindaichi le mandó construir una lujosa tumba en un cementerio de Dzooshigaya, en Tokio —algo muy significativo para un modesto investigador que, incluso, costeaba sus propios viajes de trabajo de campo—. Pero el último homenaje, el mas grande, fue publicar de manera póstuma su Colección de canciones de los dioses ainu.
La antología de Chiri se publicó al año siguiente bajo el título Ainu Shinyōshū (Una colección de las epopeyas ainu de los dioses). Su libro contiene tanto traducciones japonesas como las originales en ainu, en alfabeto romano. La antología recibió un gran reconocimiento popular en la prensa de la época, creando un nuevo respeto por la cultura ainu entre los japoneses, y sigue siendo la fuente más importante de yukar en la actualidad.
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Ainu Shinyōshū es una pequeña selección de canciones categorizadas dentro de la “literatura ainu” como yuukara de los dioses. Son canciones donde los dioses de la naturaleza narran sus propias experiencias mediante la voz del narrador o narradora.
Los ainu creen que todo en la naturaleza posee un espíritu divino o “kamui” en su interior. Los kamui son espíritus que habitan el Kamui Moshir o tierra de los espíritus. Los kamui transitan libremente entre el Kamui Moshir y el Ainu Moshir, dando vida a todo lo que rodea a los seres humanos. Cada vez que los seres humanos (ainu) se sirven de plantas o animales para vestirse o alimentarse, deben agradecer al kamui que ha visitado su mundo para traer sus bendiciones, para lo que realizan ceremonias para enviar de vuelta al espíritu benefactor al Kamui Moshir. Dentro de la tradición oral de los ainu están las “kamui yukar” o canciones en las que se “imitan” los cantos de los dioses.
Yukie eligió 13 canciones en forma yuukara cantadas por el Kamui conejo, el Kamui rana, el Kamui ballena, el Kamui zorro, y algunos dioses con forma humana de nombre Okikirmui. En el título se anuncia un sakeje o sakejaue que representa el sonido particular del Kamui que va a tomar la palabra. Generalmente se trata de una onomatopeya que se repite a lo largo de toda la canción. Como es el Kamui mismo quien narra su historia, el Kamui yuukara o yuukara de los dioses se caracteriza por la utilización de una forma especial de primera persona en lengua ainu, que no se utiliza en el lenguaje coloquial.
Una de las narraciones más célebres por su belleza es la “Canción que el dios búho cantó sobre sí mismo”. En este yuukara, el sakeje o estribillo no es una onomatopeya, sino una hermosa frase que se ha convertido en emblema de la belleza de la tradición oral y el espíritu ainu en la actualidad. En lengua ainu, el sakeje del dios búho es “Shirokanipe ran ran pishkan; konkanipe ran ran pishkan”, que se puede traducir al español como “llovizna de gotas plateadas; llovizna de gotas doradas”. Yukie utilizó un vocabulario maravilloso para traducirlo al japonés: guin no shidzuku jurujuru mawari ni, kin no shidzuku juru juru mawari ni (銀の滴降る降るまわりに、金の滴降 る降るまわりに).
Mientras canta este estribillo, el dios búho narra que un día estaba volando sobre una aldea de seres humanos, cuando vio que había unos niños ricos tratando de capturarlo con sus flechas de oro. El se puso a jugar con ellos, esquivando las flechas. De pronto, entre los niños distinguió a uno que, por su mirada y su porte, parecía ser de familia rica; sin embargo, estaba vestido como un niño pobre y le arrojaba modestas flechas de madera. Cuando el dios búho vio esto, permitió que el niño que antes era rico y ahora pobre, lo capturara para honrar su casa con su visita. Los niños que antes eran pobres y ahora eran ricos, se enfadaron con él porque el dios búho aceptó las flechas de madera, pero al niño que antes era rico y ahora pobre no le importó, y lo llevó a su casa, mientras los demás lo perseguían. Ahí, unos ancianos se sorprendieron de que un dios de tan alta alcurnia hubiera aceptado visitar su humilde morada, y le ofrecieron oraciones al Kamui,para atenderlo como se merecía. Muy agradecido, el dios búho llenó de tesoros y joyas la casa de los seres humanos que lo habían tratado con respeto, y los volvió ricos.
Para sorprender a los vecinos que antes eran pobres y ahora eran ricos, los ancianos organizaron un banquete y enviaron al niño vestido de harapos para que invitara a toda la aldea. Entre risas burlonas, los aldeanos aceptaron. Pero al acercarse a la casa, apenas pudieron creer que la choza en ruinas se hubiera convertido en un palacio, y que en el banquete sólo hubiera manjares para comer. Cuando el dios búho regresó al mundo de los dioses o Kamui Moshir, les contó a otros dioses que había sido tratado con respeto en la casa de unos ancianos pobres, y los invitó a que también visitaran su casa, pues ahí se guardaban las formalidades debidas a los Kamui.
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Al igual que en muchos Kamui yuukara, “La canción del dios búho cantada por él mismo” contiene enseñanzas importantes acerca del protocolo que debe observarse para honrar a los dioses. Cuando se captura a un animal durante la cacería, su espíritu permanece sentado entre ambas orejas de la forma animal que ha tomado para bajar al Ainu Moshir o mundo de los seres humanos. Entonces, los seres humanos deben colocar con respeto la cabeza de la presa en el lugar de honor de la casa, ubicado en la ventana que se orienta hacia el Este. Ahí se le ofrenda sake (licor de arroz), haciendo libaciones mientras se ora en agradecimiento por su visita, que ha traído el alimento a esa casa. También se elabora un inau, que es la representación del Kamui mediante una sencilla vara cuyos extremos son tallados hasta que caen formando rizos. Esta es una ceremonia de despedida para el Kamui que generosamente ha tomado la forma de un animal para visitar a los seres humanos. Si se le trata con respeto, el Kamui traerá bendiciones a la casa, de lo contrario, podría suceder una desgracia en la familia o en la comunidad.
Cada una de las canciones tiene una belleza y una enseñanza particular, tanto para los dioses como para los seres humanos. Sin embargo, la enseñanza más profunda para los hombres y mujeres ainu de las siguientes generaciones no está en el yuukara, sino en el prólogo en japonés que Yukie escribió para la publicación de las antiguas canciones. Se trata de un pequeño texto en que Yukie Chiri lamenta con profunda tristeza la manera en que el pueblo ainu ha permitido que su territorio le sea arrebatado. En este prólogo expresa su nostalgia por los días en que los ainu iban y venían libremente por Jokkaidoo, viviendo en armonía con un entorno gobernado por los dioses de la naturaleza. Ante la melancolía que esto le provocaba, Yukie manifiesta su decisión de no permitir que el lenguaje de sus ancestros desaparezca “junto con las personas débiles” de su tiempo. La “civilización” estaba dominada por la letra, y la escritura oral no tenía sitio en la nueva sociedad. Para Chiro esta es su forma de resistencia frente a las fuerzas sociales que estaban condenando a la extinción a su pueblo y a su cultura.

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Prologo escrito por Chiri Yukie para Ainu Shinyōshū
“ Hace tiempo, esta espaciosa Hokkaido, era para nuestros ancestros un espacio de libertad. Como niños inocentes, llevaban una feliz vida abrazada por la hermosa y grande naturaleza, en verdad debieron ser amados por la naturaleza; qué dichosos debieron ser.
Durante el invierno, hundiendo la piernas en la nieve profunda que cubre bosques y campos, caminando sobre una montaña tras otra, sin miedo del frío que congela cielo y tierra, ellos cazaban osos. En el mar, durante el verano, en las verdes olas donde salpica la fría brisa, acompañados por el canto de las gaviotas, navegaban en pequeñas embarcaciones que flotaban como las hojas de árbol en el agua para pescar durante todo el día.
Una naturaleza que se mantuvo sin cambios desde la antigüedad se ha desvanecido antes de que nos diésemos cuenta de ello. ¿Y dónde están aquellos que solían vivir placenteramente en los campos y las montañas? Los pocos Ainu que quedan contemplan con sorpresa cómo el mundo ha avanzado. […] nuestros ojos están llenos de ansiedad, arden por las quejas, demasiado apagados y oscuros para discernir el camino a seguir, sólo podemos confiar en la misericordia ajena. Un espectáculo horrible. Desaparición, ése es nuestro nombre, qué triste nombre llevamos.
Hace tiempo, nuestros dichosos ancestros no hubiesen imaginado ni por un momento que su tierra nativa pudiera convertirse en algo tan miserable.
El tiempo fluye sin cesar, el mundo progresa sin límite. Si en algún momento sólo dos o tres personas de entre nosotros apareciesen de entre el duro terreno de la competición, para mostrarnos en qué escombros nos hemos convertido, el día que ellos lleguen podremos mantener el ritmo de este mundo avanzado. Ese es nuestro verdadero deseo, por lo que rezamos día y noche.
Pero muchas de las palabras que nuestros queridos antepasados ??utilizaron para comunicarse en su vida cotidiana, desde que se levantaban hasta que se acostaban, la gran cantidad de bellas palabras que usaban y que nos han transmitido: ¿También iban a desaparecer en vano? Oh, eso es demasiado penoso y lamentable.
Habiendo nacido ainu y rodeada del idioma ainu, he anotado, con mi torpe pluma, una o dos pequeñas piezas de varios cuentos que nuestros ancestros recitaban en su tiempo libre en las tardes lluviosas o en las noches de nieve.
Si muchos de vosotros que nos conocéis leéis este libro, junto con nuestros ancestros, lo consideraré un placer infinito, una dicha suprema».
1 de Marzo, año 11 de la Era Taisho
Chiri Yukie

A continuación compartimos uno de los relatos ainu recopilados por Yukie Chiri. Cuento de un mejillón de agua dulce que canta sobre sí mismo, un kamui yukar en el que el dios, en forma de animal, es el propio narrador de la historia.
Tonupeka ranran
La luz del sol estaba secando todo alrededor, y el lugar donde yo vivía se había secado también por completo.
“¡Qué alguien nos de agua para beber por favor! ¡Ayudadnos! Oh ¡algo de agua!”
Estábamos gritando de agonía cuando, a lo lejos de la playa, una mujer portando una cesta en sus hombros se dirigió hacia nosotros.
Mientras llorábamos, ella pasó a nuestro lado, nos miró y dijo, “Miserables mejillones, odiosos mejillones, ¿porqué estáis sollozando y haciendo tanta molestia?”
Pisando fuertemente hacia donde estábamos, nos dio una patada y nos lanzó al aire, aplastando nuestras conchas, tras esto se fue lejos y se adentró en las montañas.
“Oh, ¡qué dolor! Oh, ¡algo de agua!” seguíamos exclamando en agonía cuando, otra vez, desde lo lejos de la playa, apareció una mujer llevando una cesta en los hombros que se dirigía hacia nosotros.
“¡Qué alguien nos de agua para beber. Ayudadnos! ¡qué dolor! Oh, ¡algo de agua!” estábamos gritando de agonía cuando la joven, con la misma belleza que un ser espiritual, vino hacia nosotros, nos miró y dijo, “Oh, qué triste. Ha sido un día tan caluroso que incluso el criadero de mejillones se ha secado, debe ser eso lo que les hace pedir agua. ¿Qué habrá ocurrido? Parece como si les hubiesen pisoteado.”
Al mismo tiempo que ella pronunciaba estas palabras, nos recogía del suelo y envolvía en hojas de planta, luego nos puso en un lago de agua pura.
El agua pura me revivió e hizo recuperar mi fuerza. Entonces, por primera vez, busqué para indagar en los orígenes de esa mujer.
Vi a la mujer horrible, la mujer detestable que vino primero y me aplastó bajo sus pies, era la hermana menor de Samayunkur, y la chica joven, la dama divina de actitud tranquila que había sentido lástima por nosotros y nos había devuelto a la vida, era de hecho la hermana menor de Okikirmui.
Debido a que la hermana menor de Samayunkur había sido tan detestable, hice que sus campos de mijo se marchitasen. A los campos se mijo que pertenecían a la hermana menor de Okikirmui, los hice madurar hermosamente.
Aquel año la hermana menor de Okikirmui recogió una buena cosecha.
Ella se dio cuenta que fue gracias a mi, y utilizó una concha de mejillón para cortar las espigas de mijo. Después de aquello, año tras año las mujeres que recolectan las espigas de mijo utilizan una concha de mejillón.

En el año 1999 un grupo multinacional de educadores y traductores japoneses e ingleses iniciaron el proyecto “U-e-peker”, con la intención de traducir al inglés varios cuentos ainus. De estas traducciones se han publicado dos libros el de: Shigeru Kayano “The Ainu: A Story of Japan’s Original People (Tuttle Publishing 2004)” y “The Ainu and the Fox (RIC Publications 2006)”. En futuros proyectos se incluyen la publicación de una versión ilustrada de Ainu Shinyōshū de Yukie Chiri.
En la película “La princesa Mononoke” del reconocido director japonés Hayao Miyazaki, el protagonista de nombre Ashitaka es un príncipe ainu que es víctima de una maldición después de que su aldea fuera atacada por un Tatarigami; que es un demonio surgido de la ira de un Dios jabalí llamado Nago. En las primeras secuencias de esta película se puede apreciar parte de la cultura ainu principalmente vestimentas y arquitectura.
“Todos necesitamos el alma del pueblo ainu, gracias a la memoria de sus poetas, gracias al espíritu de Chiri Yukie”
Jean-Marie Gustave Le Clézio (Nobel literatura 2008)
Junto a la épica griega, latina, hindú y finlandesa, los yükar son una de las cinco grandes poesías épicas del mundo»
KINDAICHI KYOSUKE (lingüista)
«Todo está acá: los temas comunes a todo el planeta; las grandes aventuras del amor, la magia y la batalla, y ese narrar casi único de los ainu»
Gary SNYDER (Poeta)
Gustavo Beade, traductor de alemán y japonés, que ha dictado clases en universidades de Alemania, Dinamarca y actualmente está a cargo del seminario de literatura japonesa en la Universidad de Buenos Aires, viaja a Japón, incursiona en la cultura de los pueblos originarios del archipiélago y finalmente traduce los Cantos de dioses ainu del japonés al castellano .
Japón – Canción de cuna Ainu / Ainu lullaby – Japan
Los INDÍGENAS AINU de JAPÓN, sus COSTUMBRES y su IDIOMA

Enlaces de interés :
https://apjjf.org/-Chiri-Yukie/3026/article.html
https://muse.jhu.edu/pub/320/oa_monograph/chapter/2576083
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