Te agradezco, Señor
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
que hayas hecho de mí
la suma de todos los dolores,
y puesto sobre mi cabeza el Mundo.
Visto la librea del Centauro
y llevo el Mundo desde la primera aurora.
.
El blanco es un color de circunstancias,
el negro, el color de todos los días,
y llevo el Mundo desde el primer crepúsculo
.
Estoy contento
con la forma de mi cabeza
hecha para llevar el Mundo.
Satisfecho
de la forma de mi nariz
que debe aspirar todo el viento del Mundo,
Feliz
Con la forma de mis piernas
.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
que hayas hecho de mí, la suma de todos los dolores.
.
Treinta y seis espadas han traspasado mi corazón.
Treinta y seis braseros han quemado mi cuerpo.
Y mi sangre sobre todos los calvarios ha enrojecido la nieve.
Y mi sangre en todos los nacientes ha enrojecido el horizonte.
.
Pero lo mismo estoy
contento con llevar el Mundo,
contento con mis brazos cortos,
con mis brazos largos
con el espesor de mis labios.
.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro,
blanco es un color de circunstancias,
el negro, el color de todos los días,
y yo llevo el Mundo desde el alba de los tiempos.
Y mi risa sobre el Mundo, en la noche, crea el Día.
Te agradezco, Señor, que me hayas creado Negro.

¡Seca las lágrimas!
¡Seca, África, las lágrimas!
Vuelven tus hijos,
a través de tormentas y huracanes vienen
de su infructuoso vagabundear.
Bajo la risa del oleaje y el susurro de la brisa
en el oro del alba,
en el purpura del ocaso,
desde las arrogantes cimas,
desde las llanuras inundadas de sol,
vienen hacia ti,
a través de tormentas y huracanes,
de su infructuoso vagabundear.
¡Seca, África, las lágrimas!
Nuestras almas han bebido un poco
de todas las fuentes,
de la amarga fortuna
y de la gloria.
Nuestras almas abiertas
al resplandor de tu belleza,
a los aromas de tus bosques,
al hechizo de tus aguas,
al azul de tus cielos.
A la caricia de tus rayos,
al sortilegio del verdor en las perlas de rocío.
¡Seca, África, las lágrimas!
Vuelven tus hijos.
En las palmas de sus manos traen un regalo
para el corazón: amor.
Vuelven para vestirte
con ropas de sueños y esperanzas.

Las líneas de nuestras manos
Las líneas de nuestras manos
No son paralelos
De senderos de montaña
Grietas en los troncos de los árboles
Huellas de batallas homéricas.
Las líneas de nuestras manos
No son longitudes
De trincheras
Surcos en llanuras
Rayos en el cabello
Caminos en el monte
No son
Callejones del dolor
Canales de lágrimas
Canales de odio
Cuerdas para colgar / linchar / colgar
Ni porciones
Ni rodajas
Ni partes
De esto … de eso …
Las líneas de nuestras manos
No amarillo
Negro
blanco
No son fronteras
Pozos / acequias entre nuestros pueblos
Cuerdas para atar paquetes de rencor.
Las líneas de nuestras manos
Son líneas de vida
Líneas de destino
Líneas de corazón
Líneas de amor.
Cadenas blandas
Que nos unen (enlace)
Uno al otro
De los vivos a los muertos.
Las líneas de nuestras manos
No blanco
No negro
Ni amarillo,
Las líneas de nuestras manos
Une los ramos de nuestros sueños.

Tam-tam festivo
Salta,
Salta,
hechicera.
¿Escuchas? Con el estruendo del tam-tam
te llama el viento en derredor.
Cuba,
joven reina,
para ti son
todos los compases
el ritmo de Salum
el ritmo de Baule.
¿Por qué la luna
alumbra con tan viva luz?
Ilumina en derredor
de la violenta danza.
¿Qué es esto, pues? Una canción
la canción del festivo tam-tam.
Salta,
Salta,
danzarina.
¿Escuchas? Con el estruendo del tam-tam
te llama al viento en derredor.

Manos
Manos libres,
vivas manos
que saben abrazar
y no ahogar,
regalar,
no quitar.
Manos creadas para percutir ritmo,
para limpiar de maldad el mundo.
Manos ramosas,
nudosas,
callosas manos
de picapedrero,
de leñador,
de terraplenero,
de pescador,
de jornalero de plantaciones de café,
de algodón,
y de caña
de azúcar,
demacrados por el trabajo,
templados al viento,
¡quemados como carbón!
Las manos hablan
francamente y hasta el final,
cavan hacia las raíces,
se levantan hacia arriba,
se encuentran,
se tocan,
se estrechan en fraternal apretón.
Los puños, cual brotes desarrollados,
símbolos de la vida, símbolo de la unidad.
La mano del niño,
la palma de la mano del anciano, más pesada por la sabiduría
los dedos de la mujer que irradian compasión…
.
Las manos lavan el cansancio y el polvo,
las manos señalan el camino,
las manos disipan las tinieblas,
las manos ¡son adorno, hombre!
.
Las manos negras
conservan el amor,
adquieren callos,
barren la maldad,
quitan el resabio amargo de los días,
arrancan las máscaras de los falsos dioses.
.
¡Manos, yo les pongo
el brazalete de la alegría y la esperanza!
Manos negras,
¡tomen
el martillo y los clavos!
“¡La caza de las personas está prohibida!”
Manos de mendigos y de oprimidos,
manos, desde el Congo hasta el Misisipi,
en los desfiladeros entre rascacielos,
¡en los caminos que conducen al corazón!
Manos del constructor y del hombre:
en la tierra y en el cielo,
a la luz del día,
bajo las estrellas de la noche,
en los rocíos mañaneros,
en la suavidad de las sombras,
hoy, ayer, mañana,
¡en todo lo que vive y canta
y gira en una danza!
Manos negras,
manos de hermano
he tendido hacia ti
sobre océanos y montañas
para que se fundan
los colores de nuestras manos,
para encontrarse
y saludarte,
¡Amigo!

Bernard Binlin Dadié ( Assinie, Costa de Marfil, 10 de enero de 1916-Abiyan,Costa de Marfil, 9 de marzo de 2019). Novelista ,dramaturgo, poeta, activista y político. Entre muchos otros cargos principales, a partir de 1957, ocupó el cargo de Ministro de Cultura en el gobierno de Costa de Marfil desde 1977 hasta 1986. Es considerado como el padre y el principal representante de la literatura marfileña y uno de los autores africanos y universales fundamentales. Es autor de una obra prolífica que abarca prácticamente todos los géneros literarios, aunque de sus creaciones podrían destacarse las obras de teatro. Sus escritos reciben influencias de su infancia, marcada por el colonialismo, e intentar conectar las historias del folklore africano con el mundo contemporáneo.
Su primera obra publicada fue una colección de poemas, Afrique debout (1950; “Africa Upright”), seguida de dos volúmenes de cuentos, Légendes africaines (1954; “African Legends”) y Le Pague noir (1955; The Black Cloth ). La novela autobiográfica Climbié (1956) recrea el medio social de la Côte d’Ivoire colonial. Un Nègre à Paris(1959), su examen de la sociedad parisina, se presenta en forma epistolar. El amor de Dadié por las tradiciones orales de África lo llevó a recopilar y publicar varios volúmenes más de leyendas , fábulas, cuentos populares y proverbios, que en su opinión constituían la columna vertebral moral de la sociedad africana. Dos novelas posteriores, Patron de New York (1964) y La Ville où nul ne meurt (1968; La ciudad donde nadie muere ), satirizan la vida y la sociedad estadounidense y romana. Entre 1967 y 1970 publicó otra colección de versos y varias obras de teatro, entre ellas Monsieur Thôgô-gnini (1970). Sus obras Monsieur Thogo-Gnini, Béatrice du Congo, Les Voix dans le vent y Iles de tempête, se representaron en diversos festivales importantes (París, Argel, Avignon…). Obras posteriores incluyeron la novela Commandant Taurcault et ses nègres(1980; «El comandante Taurcault y sus negros») y Les Contes de Koutou-As-Samala (1982; «Las historias de Koutou-As-Samala»), un libro de cuentos.
En 2015 fué ganador del Premio UNESCO-UNAM/Jaime Torres Bodet en ciencias sociales, humanidades y arte.
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