Mi cuerpo está dormido. Sólo
mis ojos y mi cerebro están despiertos.
Las estrellas me rodean
como pupilas de oro. Yo no sabría
decir dónde comienza mi ser o dónde acaba.
La suave brisa en los oscuros pinos,
y en la hierba invisible,
la tierra que se inclina, las estrellas titilantes
tienen un ojo que se ve a sí mismo.

Confusión de los sentidos
Luz de luna colma los laureles
como música. El aire iluminado
por la luna no se mueve. Tu cara
blanca se mueve hacia mi cara.
Una tristeza voluptuosa
nos sostiene como una telaraña
como una canción, un perfume, la luz de la luna.
Tu pelo cae y sostiene nuestras caras.
Tus labios se enroscan en los míos.
Tu lengua entra en mi boca.
Un murciélago vuela atravesando la luz de la luna.
Luz de luna que llena tus ojos
no tienen ni iris ni pupila
son sólo globos de fuego frío
como los ojos de los ciervos que van a nuestro lado
a través del bosque despejado.
Tu cuerpo esbelto tiembla
y huele a alga marina.
Caemos juntos escuchando
nuestras respiraciones bajo la luz de la luna.
¿Escuchás? Respiramos. Estamos vivos.

EN DEFENSA DE LA TIERRA Segunda estrofa de la parte titulada ‘The Lights in the Sky are Stars’. Publicado en el libro «In Defense of the Earth» en 1956. | |
The Great Nebula of Andromeda | La Gran Nebulosa de Andrómeda |
We get into camp after Dark, high on an open ridge Looking out over five thousand Feet of mountains and mile Beyond mile of valley and sea. In the star-filled dark we cook Our macaroni and eat By lantern light. Stars cluster Around our table like fireflies. After our supper we go straight To bed. The night is windy And clear. The moon is three days Short of full. We lie in bed And watch the stars and the turning Moon through our little telescope. Late at night the horses stumble Around the camp and I awake. I lie on my elbow watching Your beautiful sleeping face Like a jewel in the moonlight. If you are lucky and the Nations let you, you will live Far into the twenty-first Century. I pick up the glass And watch the Great Nebula Of Andromeda swim like A phosphorescent amoeba Slowly around the Pole. Far Away in distant cities Fat-hearted men are planning To murder you while you sleep. | Llegamos al campamento después De la noche, en lo alto de una cumbre abierta Mirando alrededor cinco mil Pies de montañas y millas más Allá de millas de valle y mar. En la oscuridad llena de estrellas cocinamos Nuestro macarroni y comemos A la luz de una lámpara. Las estrellas se agrupan Alrededor de nuestra mesa como moscas de fuego. Después de nuestra cena nos vamos directo A la cama. La noche es fresca Y clara. La luna está a tres días De estar llena. Nos acostamos en la cama Y observamos las estrellas y la girante Luna a través de nuestro pequeño telescopio. Más tarde en la noche los caballos tropiezan Alrededor del campamento y yo despierto. Me apoyo en mi codo observando Tu bello rostro durmiente Como una joya en la luz de la luna. Si tienes suerte y las Naciones te dejan, vivirás Muy lejos dentro del siglo Veintiuno. Yo levanto el lente Y observo a la Gran Nebulosa De Andrómeda nadando como Una ameba fosforescente Lentamente alrededor del Polo. Muy Lejos en distantes ciudades Hombres con el corazón con grasa planifican Asesinarte mientras duermes. |

Sólo vacío
Tiempo como vidrio
espacio como vidrio
me siento tranquilo
en cualquier lado cualquier cosa
pasa
tranquila ruidosa aún turbulenta
la serpiente se enrosca
en sí misma
todas las cosas son translúcidas
después transparentes
después se van
sólo vacío
sin límites
sólo la infinitamente débil
canción
de la mente enroscada
sólo eso.

UN BESTIARIO Traducción al castellano de poemas en inglés escritos por Kenneth Rexroth y publicados con el título «A bestiary» en 1956. | |
Deer | Ciervo |
Deer are gentle and graceful And they have beautiful eyes. They hurt no one but themselves, The males, and only for love. Men have invented several Thousand ways of killing them. | Los ciervos son tiernos y elegantes Y tienen ojos bellos. No hieren a nadie sino a sí mismos, los machos, y sólo por amor. Los hombres han inventado varias miles de formas de matarlos. |
Lion | León |
The lion is called the king Of beasts. Nowadays there are Almost as many lions In cages as out of them. If offered a crown, refuse. | El león es llamado el rey de las bestias. Hoy en día hay casi tantos leones en jaulas como fuera de ellas. Si te ofrecen una corona, recházala. |
Vulture | Buitre |
St. Thomas Aquinas thought That vultures were lesbians And fertilized by the wind. If you seek the facts of life, Papist intellectuals Can be very misleading. | Santo Tomás de Aquino pensó que los buitres eran lesbianas fertilizadas por el viento. Si buscas los hechos de la vida, los intelectuales papistas pueden ser de muy poco fiar. |

POEMAS GRIEGOS Traducción al castellano de las versiones en inglés realizadas por Kenneth Rexroth. | |
de: Sappho | |
The moon has set, And the Pleiades. It is Midnight. Time passes. I sleep alone. | La luna ha salido, Y las Pléyades. Es medianoche. El tiempo pasa. Yo duermo sola. |
de: Anónimo | |
I have two sicknesses, Love And Poverty. Poverty I can stand, but the fever Of Love is unbearable. | Tengo dos enfermedades, Amor Y Pobreza. La Pobreza la puedo tolerar, pero la fiebre del Amor es insoportable. |
de: Paulos Silentiaros | |
You’re right, Lais’ smile is sweet, And the tears that drop from her Fluttering eyelids are sweeter still. Yesterday she leaned over me And rested her head upon My shoulder and sighed a long Sigh. She wept as I kissed her And tears fell from those dewy springs And wet our mingled lips. And when I asked her why she cried she Said, «I am afraid you will Leave me. You are all liars». | Tienes razón, la sonrisa de Lais es dulce, Y las lágrimas que caen de sus párpados ondulantes son aun más dulces. Ayer se apoyó en mí y descansó su cabeza sobre mi hombro y exhaló un largo suspiro. Ella gimió mientras yo la besaba y cayeron lágrimas de sus fuentes de rocío y mojaron nuestros labios confundidos. Cuando le pregunté por qué lloraba ella dijo, «Tengo miedo de que me abandones. Ustedes son todos mentirosos». |
de: Krates | |
Time’s fingers bend us slowly With dubious craftsmanship, That at last spoils all it forms. | Los dedos del tiempo nos doblan lentamente como un inseguro artesano que al final estropea todas sus formas. |

La Familia
Tarde en la noche
volviendo de Melbourne
de una fiesta en Kangaroo Plains,
paramos el auto junto a una laguna negra.
El aire es inmóvil, cristalino.
Salgo, enciendo un fósforo,
y estudio el mapa de las estrellas.
Soplo el fósforo,
y por encima y adelante y debajo mío,
doble en el agua inmóvil,
millones de estrellas aparecen
que no había visto nunca antes
y que nunca volveré a ver otra vez.
Y ahí están esas dos
hijas universos de mi universo,
las Nubes de Magallanes –
dos amebas fosforescentes por encima,
y dos en el agua sin fondo.

LOS POEMAS DE AMOR DE MARICHIKO Originalmente publicados por Christopher’s Books en 1978, como un trabajo de traducción de Kenneth Rexroth sobre una poeta japonesa poco conocida. Después se conoció que Marichiko es un heterónimo. | |
IX | |
You wake me, Part my thighs, and kiss me. I give you the dew Of the first morning of the world. | Me despiertas, separas mis muslos, y me besas. Yo te doy el rocío de la primera mañana del mundo. |
XV | |
Because I dream Of you every night, My lonely days Are only dreams. | Porque sueño contigo cada noche, mis días solitarios son sólo sueños. |
XXVIII | |
Spring is early this year. Laurel, plums, peaches, Almonds, mimosa, All bloom at once. Under the Moon, night smells like your body. | La primavera se apura este año. Laureles, ciruelas, duraznos, almendras, mimosas, todos florecen al mismo tiempo. Bajo la luna, la noche huele como tu cuerpo. |
XXXIV | |
Every morning, I Wake alone, dreaming my Arm is your sweet flesh Pressing my lips. | Cada mañana, yo despierto sola, soñando que mi brazo es tu dulce carne presionando mis labios. |
XLIV | |
The disorder of my hair Is due to my lonely sleepless pillow. My hollow eyes and gaunt cheeks Are your fault. | El desorden de mis cabellos se debe a mi almohada insomne y solitaria. Mis ojos hundidos y mejillas demacradas son tu culpa. |

«Este poema fue escrito de una sentada, unas horas después de recibir una llamada telefónica desde Nueva York con la noticia de que Dylan Thomas había muerto.El poema circuló ampliamente entre todos mis amigos. Las copias fueron claramente etiquetadas: “PARA NO SER PUBLICADO”. Sin embargo, fue impreso sin autorización en japonés, griego, francés, inglés y varios otros idiomas, aunque de forma abreviada. En la mayoría de los casos, creo que fue pensado como una munición efectiva durante la Guerra Fría. Después de ver la última sección impresa, un amigo me escribió “Tienes razón, poderosamente, pero el otro lado es mucho peor”. ¿El “otro lado”? ¿Dylan y yo somos el “otro lado”? El poema se dirige contra el vigésimo, el Siglo del Horror. Dice lo mismo que Hölderlin y Baudelaire afirmaron sobre el siglo diecinueve, pero con el beneficio de lo que los filósofos llaman “una serie de inclusión”; cien años más. Soy muy consciente de que ya no hay suicidios al este de la Cortina de Hierro* de los que solía haber. La primera ola fue minuciosa y efectiva».
Kenneth Rexroth(1956)
THOU SHALT NOT KILL
A Memorial for Dylan Thomas
I
They are murdering all the young men.
For half a century now, every day,
They have hunted them down and killed them.
They are killing them now.
At this minute, all over the world,
They are killing the young men.
They know ten thousand ways to kill them.
Every year they invent new ones.
In the jungles of Africa,
In the marshes of Asia,
In the deserts of Asia,
In the slave pens of Siberia,
In the slums of Europe,
In the nightclubs of America,
The murderers are at work.
They are stoning Stephen,
They are casting him forth from every city in the world.
Under the Welcome sign,
Under the Rotary emblem,
On the highway in the suburbs,
His body lies under the hurling stones.
He was full of faith and power.
He did great wonders among the people.
They could not stand against his wisdom.
They could not bear the spirit with which he spoke.
He cried out in the name
Of the tabernacle of witness in the wilderness.
They were cut to the heart.
They gnashed against him with their teeth.
They cried out with a loud voice.
They stopped their ears.
They ran on him with one accord.
They cast him out of the city and stoned him.
The witnesses laid down their clothes
At the feet of a man whose name was your name —
You.
You are the murderer.
You are killing the young men.
You are broiling Lawrence on his gridiron.
When you demanded he divulge
The hidden treasures of the spirit,
He showed you the poor.
You set your heart against him.
You seized him and bound him with rage.
You roasted him on a slow fire.
His fat dripped and spurted in the flame.
The smell was sweet to your nose.
He cried out,
“I am cooked on this side,
Turn me over and eat,
You
Eat of my flesh.”
You are murdering the young men.
You are shooting Sebastian with arrows.
He kept the faithful steadfast under persecution.
First you shot him with arrows.
Then you beat him with rods.
Then you threw him in a sewer.
You fear nothing more than courage.
You who turn away your eyes
At the bravery of the young men.
You,
The hyena with polished face and bow tie,
In the office of a billion dollar
Corporation devoted to service;
The vulture dripping with carrion,
Carefully and carelessly robed in imported tweeds,
Lecturing on the Age of Abundance;
The jackal in double-breasted gabardine,
Barking by remote control,
In the United Nations;
The vampire bat seated at the couch head,
Notebook in hand, toying with his decerebrator;
The autonomous, ambulatory cancer,
The Superego in a thousand uniforms;
You, the finger man of behemoth,
The murderer of the young men.
II
What happened to Robinson,
Who used to stagger down Eighth Street,
Dizzy with solitary gin?
Where is Masters, who crouched in
His law office for ruinous decades?
Where is Leonard who thought he was
A locomotive? And Lindsay,
Wise as a dove, innocent
As a serpent, where is he?
Timor mortis conturbat me.
What became of Jim Oppenheim?
Lola Ridge alone in an
Icy furnished room? Orrick Johns,
Hopping into the surf on his
One leg? Elinor Wylie
Who leaped like Kierkegaard?
Sara Teasdale, where is she?
Timor mortis conturbat me.
Where is George Sterling, that tame fawn?
Phelps Putnam who stole away?
Jack Wheelwright who couldn’t cross the bridge?
Donald Evans with his cane and
Monocle, where is he?
Timor mortis conturbat me.
John Gould Fletcher who could not
Unbreak his powerful heart?
Bodenheim butchered in stinking
Squalor? Edna Millay who took
Her last straight whiskey? Genevieve
Who loved so much; where is she?
Timor mortis conturbat me.
Harry who didn’t care at all?
Hart who went back to the sea?
Timor mortis conturbat me.
Where is Sol Funaroff?
What happened to Potamkin?
Isidor Schneider? Claude McKay?
Countee Cullen? Clarence Weinstock?
Who animates their corpses today?
Timor mortis conturbat me.
Where is Ezra, that noisy man?
Where is Larsson whose poems were prayers?
Where is Charles Snider, that gentle
Bitter boy? Carnevali,
What became of him?
Carol who was so beautiful, where is she?
Timor mortis conturbat me.
III
Was their end noble and tragic,
Like the mask of a tyrant?
Like Agamemnon’s secret golden face?
Indeed it was not. Up all night
In the fo’c’sle, bemused and beaten,
Bleeding at the rectum, in his
Pocket a review by the one
Colleague he respected, “If he
Really means what these poems
Pretend to say, he has only
One way out —.” Into the
Hot acrid Caribbean sun,
Into the acrid, transparent,
Smoky sea. Or another, lice in his
Armpits and crotch, garbage littered
On the floor, gray greasy rags on
The bed. “I killed them because they
Were dirty, stinking Communists.
I should get a medal.” Again,
Another, Simenon foretold
His end at a glance. “I dare you
To pull the trigger.” She shut her eyes
And spilled gin over her dress.
The pistol wobbled in his hand.
It took them hours to die.
Another threw herself downstairs,
And broke her back. It took her years.
Two put their heads under water
In the bath and filled their lungs.
Another threw himself under
The traffic of a crowded bridge.
Another, drunk, jumped from a
Balcony and broke her neck.
Another soaked herself in
Gasoline and ran blazing
Into the street and lived on
In custody. One made love
Only once with a beggar woman.
He died years later of syphilis
Of the brain and spine. Fifteen
Years of pain and poverty,
While his mind leaked away.
One tried three times in twenty years
To drown himself. The last time
He succeeded. One turned on the gas
When she had no more food, no more
Money, and only half a lung.
One went up to Harlem, took on
Thirty men, came home and
Cut her throat. One sat up all night
Talking to H.L. Mencken and
Drowned himself in the morning.
How many stopped writing at thirty?
How many went to work for Time?
How many died of prefrontal
Lobotomies in the Communist Party?
How many are lost in the back wards
Of provincial madhouses?
How many on the advice of
Their psychoanalysts, decided
A business career was best after all?
How many are hopeless alcoholics?
René Crevel!
Jacques Rigaud!
Antonin Artaud!
Mayakofsky!
Essenin!
Robert Desnos!
Saint Pol Roux!
Max Jacob!
All over the world
The same disembodied hand
Strikes us down.
Here is a mountain of death.
A hill of heads like the Khans piled up.
The first-born of a century
Slaughtered by Herod.
Three generations of infants
Stuffed down the maw of Moloch.
IV
He is dead.
The bird of Rhiannon.
He is dead.
In the winter of the heart.
He is Dead.
In the canyons of death,
They found him dumb at last,
In the blizzard of lies.
He never spoke again.
He died.
He is dead.
In their antiseptic hands,
He is dead.
The little spellbinder of Cader Idris.
He is dead.
The sparrow of Cardiff.
He is dead.
The canary of Swansea.
Who killed him?
Who killed the bright-headed bird?
You did, you son of a bitch.
You drowned him in your cocktail brain.
He fell down and died in your synthetic heart.
You killed him,
Oppenheimer the Million-Killer,
You killed him,
Einstein the Gray Eminence.
You killed him,
Havanahavana, with your Nobel Prize.
You killed him, General,
Through the proper channels.
You strangled him, Le Mouton,
With your mains étendues.
He confessed in open court to a pince-nezed skull.
You shot him in the back of the head
As he stumbled in the last cellar.
You killed him,
Benign Lady on the postage stamp.
He was found dead at a Liberal Weekly luncheon.
He was found dead on the cutting room floor.
He was found dead at a Time policy conference.
Henry Luce killed him with a telegram to the Pope.
Mademoiselle strangled him with a padded brassiere.
Old Possum sprinkled him with a tea ball.
After the wolves were done, the vaticides
Crawled off with his bowels to their classrooms and quarterlies.
When the news came over the radio
You personally rose up shouting, “Give us Barabbas!”
In your lonely crowd you swept over him.
Your custom-built brogans and your ballet slippers
Pummeled him to death in the gritty street.
You hit him with an album of Hindemith.
You stabbed him with stainless steel by Isamu Noguchi,
He is dead.
He is Dead.
Like Ignacio the bullfighter,
At four o’clock in the afternoon.
At precisely four o’clock.
I too do not want to hear it.
I too do not want to know it.
I want to run into the street,
Shouting, “Remember Vanzetti!”
I want to pour gasoline down your chimneys.
I want to blow up your galleries.
I want to bum down your editorial offices.
I want to slit the bellies of your frigid women.
I want to sink your sailboats and launches.
I want to strangle your children at their finger paintings.
I want to poison your Afghans and poodles.
He is dead, the little drunken cherub.
He is dead,
The effulgent tub thumper.
He is Dead.
The ever living birds are not singing
To the head of Bran.
The sea birds are still
Over Bardsey of Ten Thousand Saints.
The underground men are not singing
On their way to work.
There is a smell of blood
In the smell of the turf smoke.
They have struck him down,
The son of David ap Gwilym.
They have murdered him,
The Baby of Taliessin.
There he lies dead,
By the Iceberg of the United Nations.
There he lies sandbagged,
At the foot of the Statue of Liberty.
The Gulf Stream smells of blood
As it breaks on the sand of Iona
And the blue rocks of Canarvon.
And all the birds of the deep sea rise up
Over the luxury liners and scream,
“You killed him! You killed him.
In your God damned Brooks Brothers suit,
You son of a bitch.”

Kenneth Rexroth (South Bend, Indiana, EE.UU., 22 de diciembre de 1905 – 6 de junio de 1982, Santa Barbara, California, EE.UU.). Poeta, escritor y artista. Es considerado uno de los padres de la Contracultura norteamericana.
Nació en el seno de una familia de antiesclavistas, socialistas, anarquistas, feministas y librepensadores. Recibió una educación cultivada y poco convencional cuando aún era niño y se quedó huérfano a la edad de doce años. Pasó la mayor parte de su adolescencia en Chicago, donde trabajó como reportero y colaboró en el negocio de un café de jazz, mezclándose con los músicos, artistas, escritores, radicales y excéntricos que constituían el mundo bohemio de los años veinte. De formación casi por completo autodidacta (sólo fue al colegio durante cinco años), devoraba toda clase de libros, escribía poesía, pintaba cuadros abstractos, trabajaba en el teatro vanguardista y empezó a estudiar por su cuenta varios idiomas. Antes de haber cumplido los veinte años ya había recorrido el país en auto-stop, dedicándose a trabajar los veranos en el lejano oeste como mozo y cocinero para los cow-boys; también trabajó en granjas y en tareas forestales, y un día consiguió enrolarse en un barco para ir a París. Estas aventuras tan precoces las relatará posteriormente en su libro Una novela autobiográfica.
En 1927 Rexroth se instala en San Francisco. Decía que esa ciudad le gustaba porque estaba cerca de las montañas del Oeste, lejos del dominio cultural de Nueva York, y también porque era prácticamente la única ciudad importante de Estados Unidos que no estaba poblada por puritanos sino por “jugadores, prostitutas, granujas y buscadores de fortuna”. Durante los años treinta y cuarenta Rexroth desempeña un papel muy activo en muchos grupos libertarios, en defensa de los derechos civiles y en contra de la guerra (durante la Segunda Guerra Mundial se declaró objetor de conciencia), y es el principal mentor del fermento cultural y literario que conducirá al “Renacimiento de San Francisco” después de la guerra. Durante los años cincuenta y sesenta escribe poemas, obras de teatro, ensayos y artículos de crítica social, traduce poesía de siete idiomas, presenta críticas de libros y programas en la radio independiente KPFA, y organiza por primera vez lecturas de poemas acompañadas de jazz.
Algunos de los primeros poemas de Rexroth se parecen a los poemas “cubistas” de Gertrude Stein, Guillaume Apollinaire y Pierre Reverdy: disocian y recomponen elementos verbales como la pintura cubista hace con los elementos visuales. Esos poemas reflejan también sus investigaciones sobre la canción primitiva y la lingüística moderna. Él decía que esta clase de experimentación ecléctica, la cual compartía con muchos otros poetas de los años veinte, derivaba de su convicción de que “el lenguaje actual de la sociedad había sido corrompido por el uso abusivo al que se le había sometido, y que era necesario encontrar espacios transitables en la estructura comunicativa a través de los cuales se pudiera atacar la mente del lector”. Al final acabó percatándose de que podía conseguir los mismos efectos con formas más accesibles. Aparte de esas pocas y tempranas excepciones, la mayor parte de sus poemas son bastante sencillos y apenas necesitan explicación alguna.
En 1953 escribió el que sería su poema más conocido, “Thou shalt not kill”, en honor al poeta Dylan Thomas.
Rexroth modera la famosa reunión de 1955 en la que Allen Ginsberg lee “Howl” por primera vez. Poco después, actúa como testigo de la defensa en el proceso por obscenidad que sigue a esta reunión y deja estupefacto al fiscal al señalar que lo único que Ginsberg hacía era continuar con la venerable tradición de los profetas de la Biblia que denunciaban las iniquidades de la sociedad.
En 1968 se traslada a Santa Bárbara, en el sur de California, donde imparte cursos sobre poesía y música underground y donde, a excepción de algunas largas visitas a Japón, vivirá hasta su muerte en 1982.
Rexroth cultivó además una gran variedad de géneros como letras para composiciones musicales (tonadas populares, melodías isabelinas, Erik Satie, Duke Ellington, Ornette Coleman); meditaciones budistas en Japón, recitados al compás del koto y shakuhachi; poemas femeninos místico-eróticos que decía haber traducido de una jovencita japonesa; rimas infantiles surrealistas y un bestiario subversivo para sus hijos; evocaciones cómicas, eróticas y nostálgicas; elegías a la memoria de revoluciones fallidas; cartas abiertas y traducciones del griego, latín, francés, español, italiano, chino y japonés (incluidos varios volúmenes de poetisas orientales).
Rexroth parece haber indagado en casi todos los campos del conocimiento humano de forma sistemática, y en muchos de ellos, de manera profunda. La variedad de sus lecturas es sencillamente asombrosa: obras de historia, libros de cocina, guías sobre la naturaleza, descripciones geológicas, estudios etnológicos, tratados teológicos, debates políticos, la Enciclopedia Británica entera… Por no hablar de las reseñas de miles de libros que hizo en su etapa como colaborador de la radio independiente KPFA, actividad secundaria que realizó durante media hora semanal a lo largo de veinte años y de forma desinteresada por completo. Sus escritos sobre el jazz, por ejemplo, demuestran un sólido conocimiento de sus aspectos más técnicos (establece comparaciones con la música clásica, etc.), pero por encima de todo, Rexroth se centra en los aspectos humanos de la historia del jazz, en sus funciones sociales, en la vida de sus compositores, en las condiciones materiales de su ejecución. A veces rememora los años veinte cuando iba a bailar a los clubes de jazz, o nos cuenta una conversación con Charlie Parker o Charlie Mingus, en la que se desprestigiaba la mística del jazz de los poetas de la generación beat, o puede que, en medio de una discusión sobre la relación existente entre la música y los ritmos producidos por el coito, el baile y el trabajo, nos suelte un comentario de este estilo: “Cualquiera que haya trabajado en las praderas sabe que la balada del verdadero vaquero no sólo acompasa el trote del caballo, sino que se puede también cambiar el paso del animal con sólo cambiar el ritmo de la canción”.
Él decía que intentaba escribir tal como hablaba y, desde luego, así lo hizo. Su autobiografía y muchos de sus ensayos no son “escritos” en sentido estricto, sino improvisaciones grabadas y transcritas más tarde con muy pocas correcciones. A menudo parece que se desvía del tema, o que va saltando de uno a otro de forma espontánea, pero cuando acaba, uno se da cuenta de que ha llegado de un modo infalible al fondo del asunto. En su ensayo sobre Marco Aurelio nos quiere hacer ver cómo la filosofía ha ido decayendo desde la época en la que tocaba los verdaderos problemas de la vida.
Rexroth va siempre a lo esencial de las cosas. A pesar de que a veces pueda ser una persona airada o pesimista, hay una gran distancia entre él y ese moderno cinismo fácil, que ha perdido contacto con cualquier realización humana, y al que no le queda sino una relación de dependencia de amor y odio con las más delirantes muestras de alienación cultural. Él siempre se refiere a la vida real que subyace bajo la fachada del sistema inhumano:
«Todos los Estados se atreven a hacer cada día cosas que jamás podría hacer un ciudadano sin ser detenido o incluso ejecutado […] La mayoría de la gente, excepto los políticos y los escritores, desarrolla en secreto, para sí y por sí mismos, formas de vivir que no tienen en cuenta, en la medida de lo posible, la sociedad organizada […] Eso que se llama “madurar”, “tener sentido común” es, para una gran parte de personas, el aprendizaje de técnicas para burlar al máximo las fuerzas más destructivas del sistema social. El hombre maduro vive de una manera tranquila, hace el bien sin hacerse notar, asume de forma personal la responsabilidad de sus acciones, se comporta con amabilidad y cortesía y evita hacer daño a los demás, algo que, por otra parte, encuentra aburrido. Sin esta oculta conspiración de buena voluntad la sociedad no duraría ni una hora».
Al reseñar algunas traducciones nuevas de las tragedias griegas Rexroth nos hace el siguiente comentario:
«Se dice que nuestra civilización se basa en la Biblia, en Homero y en las tragedias griegas. En mi opinión, la Biblia es un libro peligroso porque en general se presta a interpretaciones, como ha ocurrido ya con pocas excepciones, que otorgan unas garantías a la vida que la propia vida jamás podría ofrecer. En estas tragedias, igual que en las obras de Homero, la vida aparece tal como es en realidad, los hombres actúan como somos nosotros, exactamente igual que cuando maltratamos a nuestras mujeres, engañamos al tendero, planeamos sociedades perfectas, nos presentamos como candidatos para un puesto político o escribimos poemas; sólo que sus figuras aparecen proyectadas contra el vacío y el esplendor del cielo y, de esta manera, parecen más nobles. Quitadles el ropaje y las palabras grandilocuentes y veréis que se trata del mismo orgullo, y que el mismo destino funesto que ronda a Orestes acecha a cualquier ama de casa, a cualquier contable o a cualquier vendedor de automóviles. ¡Cuánto mejores y más dichosos seríamos si todos supiésemos esto! En estas tragedias griegas encontramos una ocasión de aprender».
En su ensayo sobre el Tao Te Ching, Rexroth dice:
«Quienquiera que haya escrito los breves salmos del Tao Te Ching sabía que la contemplación del curso del agua es una de las formas más elevadas de oración. […] En realidad muchos deportes son también formas de contemplación, por ejemplo y muy en especial, pescar en aguas tranquilas. Muchos hombres a los que una vulgarización del budismo zen haría reír, y que lo más probable es que lo encontrasen del todo incomprensible, practican la vida contemplativa a la orilla del río, caña de pescar en mano, al menos algunos días al año. Igual que los grandes místicos, ellos también sienten que la iluminación de esos pocos días es lo que da sentido al resto de su vida».
Rexroth se muestra escéptico ante las pretensiones científicas del moderno psicoanálisis y de la psiquiatría. En su divertido artículo “My Head Gets Tooken Apart” (“Me diseccionan la cabeza”) nos describe la ocasión en la que recibió dinero de un “Instituto de Investigación” por participar en un experimento de tres días sobre la exploración de la “personalidad creativa”. Después de la enorme variedad de baterías de tests, entrevistas y cuestionarios a los que se tuvo que someter, su conclusión fue:
«¿Qué sentido tenía todo esto? Ninguno. […] Estas paparruchas con las que nuestra sociedad se engaña a sí misma son mucho menos efectivas, y mucho menos científicas, que las supercherías de otras épocas y otros pueblos. Cualquier curandero sioux, cualquier sacerdote atento y cariñoso, una abuela con experiencia o cualquier herborista chino podrían haber descubierto más en media hora que lo que estas personas hicieron en tres días. […] Por mi parte, si se me diera a escoger, más me confiaría a los cavernícolas que pintaron las cuevas de Altamira».

«La televisión está concebida para despertar los impulsos más sádicos, los más perversos y los más codiciosos. Un programa infantil nos da una visión auténtica de lo que es el infierno, pero estamos tan acostumbrados a ver cosas así que ni tan siquiera nos fijamos. Si algunas personas que han tenido verdaderas visiones del infierno, como Virgilio, Dante u Homero, pudieran ver estos programas se quedarían horrorizadas».
Enlaces de interés :
Fuente de la bio: https://www.bopsecrets.org/Spanish/rexroth1.htm
http://www.contranatura.org/literat/biblioteca/Rexroth-Poemas.htm
https://www.foundsf.org/Kenneth_Rexroth_and_Barcelona_by_the_Bay
https://saposcat.cl/krexroth-traduccion
Gracias por compartir la sabiduría y sensibilidad de l@s poetas, me encanta vuestra pagina con más de 1 000 Bios. GRACIAS
¡Muchas gracias Hugo! ¡Seguimos!
¡Abrazo!